Capítulo 1

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Solo quedaban cinco adolescentes. Mike había perdido a Jessica, Emily había perdido a Matt, Sam creía haber perdido a Josh y Ashley era la única que fue capaz de conservar a Chris. Todos estaban reunidos en la cabaña, más perdidos que nunca, helándose de frío y sin saber qué hacer a continuación.

-¡Ha muerto! Ese tío era el que mejor conocía a esos bichos y ha muerto. -Gritó Chris, exasperado y conmocionado. -Ese bicho le rajó la garganta. ¿Qué vamos a hacer? -Se frotó el pelo como si tuviera piojos, aunque en realidad eran la ansiedad y el terror lo que hacían estragos en su cabeza.

-¡Cálmate Chris! Antes de que cayera la torre de comunicaciones, Matt... -Emily tuvo que parar al darse cuenta de que Matt ya no estaba con ella. Probablemente no había sobrevivido. Se le formó un nudo en la garganta pero entonces la tristeza se convirtió en ira. En ira hacia los monstruos que estaban amenazando sus vidas e ira hacia Josh y los demás por habérseles ocurrido volver a la jodida montaña. -Matt y yo pedimos socorro por radio. Nos vendrán a buscar al amanecer, cuando amaine la tormenta. Así que solo tenemos que escondernos hasta que eso suceda. -Concluyó mientras apretaba los dientes. Estaba más cabreada que nunca y quería romper cosas, pero no era el mejor momento para perder los nervios.

-No sabemos cuando parará la tormenta. -Soltó Sam, se mostraba fría y calculadora pero estaba haciendo el mayor de sus esfuerzos por seguir en aquel estado. En realidad quería huír de aquella pesadilla, llorar y gritar ayuda, pero eso no serviría de mucho. El problema seguiría ahí. Así que era mejor usar la lógica para sobrevivir con sus amigos.

-Igualmente, deberíamos escondernos. -Dijo Ashley. A Emily le repugnaba infinitamente la cobardía de Ashley, solo por eso hubiera dejado de lado su própio plan. Pero no era buen momento para dejarse llevar por la manía que le tenía a Ash.

-O... Podemos ir a por las llaves del teleférico que tenía Josh e intentar huír de esta puta montaña nosotros solos. Sam tiene razón, no sabemos cuando amainará la tormenta, a veces duran días, incluso semanas. Además, ¿y si los Wendigos la lían cuando lleguen los que nos vienen a buscar? Yo me voy a buscar a Josh. Vosotros esconderos si queréis. -Proclamó Mike, que se negaba a quedarse quieto en esa casucha que le daba más mal rollo que cualquier Wendigo. -¿Alguien se viene? -Preguntó, no era tonto. Ir solo era casi un suicidio, aunque si nadie se ofrecía, iría de todos modos.

-Voy contigo. -Anunció Sam ante la sorpresa de todos. Una parte de ella albergaba la esperanza de que Josh siguiera vivo. Le odiaba por lo que les había hecho pero aún sentía ese vínculo tan especial que tenían, y si podía salvarle de una muerte a manos de los Wendigos, lo haría. Además, el plan de esconderse y esperar no era el más adecuado para una chica hiperactiva.

-Perfecto, yo también iré. -Dijo Chris. En realidad no quería ir, pero tenía que hacerse el héroe o Ashley pensaría que era un calzonazos.

-¡Chris! No me dejes sola, por favor. -Le suplicó Ashley, que se acababa de levantar del sofá para ir a abrazarle.

-Claro, porque Emily no existe. -Protestó Em, a la que tampoco le daba gracia quedarse a solas con la estúpida de Ashley. Pero Ashley ni se inmutó por el comentario, no pensaba soltar a Chris, ya no.

-Chris, es mejor que te quedes y las protejas, por si a caso. Yo cuidaré de Sam. -Dijo Mike. Aquello le dolió un poco a Sam. No necesitaba que nadie cuidara de ella, podía hacerlo sola. Por otra parte le pareció tierno que Mike estuviera dispuesto a protegerla.

-Está bien, me quedaré con ellas. -Chris asumió su papel de guardaespaldas. Ashley sonrió y se separó de su amado saliendo victoriosa de la situación. Y Emily... Bueno, Emily maldecía todo lo que se le ocurría por tener que quedarse con la pareja chicle sin hacer nada. Casi prefería irse con Mike y Sam, pero después de la experiencia en las minas no tenía planeado volver a ver un Wendigo en su vida, al menos si podía evitarlo.

-Pues vamos. -Dijo Mike una vez que Sam se puso de pie.

Sam y Mike se dirigieron hacia el sótano de la casa, Mike ya sabía dónde ir, puesto que había conseguido llegar hasta la cabaña por los pasadizos subterráneos que la conectaban con el sanatorio. Allí abajo, estaban todos los documentos, papeles y planos que Josh había recabado mientras montaba todo el espectáculo del psicópata.

-Lo tenía todo planeado. -Susurró Sam mientras ojeaba unos recibos que correspondían a unas bombillas especiales.

-Todo menos esto. -Dijo Mike mientras alzaba una pequeña libreta. Sam la miró con curiosidad mientras se acercaba a Mike.

-¿Qué es esto? -Preguntó mientras le quitaba la libreta a Mike de la mano. Sus dedos se rozaron y saltó una chispa de electricidad estática que ambos notaron, e hizo que retiraran las manos rápidamente haciendo que la libreta cayera al suelo.

-Auch. -Dijo Sam mientras se frotaba la mano. A su vez, Mike la sacudía como si el dolor fuera agua y se lo pudiera quitar de encima así.

-Parece que saltan chispas entre nosotros. -Soltó Mike, bromeando mientras Sam se agachaba a recoger la libreta. Ella no pudo evitar reír ante el chiste malo.

-Calla, idiota. No me has contestado. -Sam ya estaba abriendo la libreta antes de que Mike le contestará.

-Es una libreta que el viejo le dio a Chris. Contiene información sobre los Wendigos. Vamos a tener que encontrar la forma de quemarlos.

-¿Pero estos bichos son indestructibles o qué? Solo mueren si los quemas... Pues qué bien. -Dijo Sam mientras acababa de ojear las páginas de la libreta.

-Mira este mapa. Llegaremos a las minas pasándo por el manicomio. Probablemente tengan a Josh allí.

-¿Pues a qué esperamos? -Preguntó Sam cerrando el libro de golpe. Mike le sonrió pensando en lo admirable que era la valentía y la vitalidad de Sam.

Luego se pusieron en marcha en dirección al manicomio.

Until Dawn [Mike x Sam]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora