3.

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Intentando no provocar ruido me levanté del sofá para dirigirme a la habitación de Liam en busca de una manta.

La casa del castaño era tan malditamente grande que caminar por esta era caminar como por un laberinto, bueno no tanto pero en mi mente llena de exageración y color era así.

Dios, soy un maldito niño.

Escogí una manta bonita de color gris y la puse sobre su cuerpo, el maldito día cada vez se ponía más lluvioso y el frio era realmente insoportable, mire a mí alrededor sin saber qué hacer y luego a Liam que yacía dormido plácidamente en el sofá, su boca se encontraba media abierta y pequeños suspiros salían de ahí, sus largas pestañas caían como pequeñas cortinas sobre sus altos y hermosos pómulos.

Pase mi mano por su cabello, cada día crecía un poco más.

Suspire pasando una mano por mi cara, estaba realmente jodido.

Volví a levantarme y corrí a su habitación nuevamente, ésta estaba hecha un desastre, las sabanas fueron arrancadas furiosamente de la cama y esparcidas por el suelo de la habitación, todas las fotos de las paredes se encontraban tiradas en el piso y las de la mesa de noche aplastadas contra la misma. Un gran oso de peluche yacía semi degollado junto a la cama, el oso que Danielle le regaló.

Todo se conectó dentro de mi cabeza, sentí pena por Liam.

Gaste alrededor de una hora limpiando el desastre producido por mi amigo, cambié sabanas, recogí cristales de los marcos y guarde fotos en un lugar seguro, cuando termine fui a la cocina con pasos lentos en busca de algo de comida ya que mi estómago me lo pedía.

Di algunas vueltas preparándome un sándwich pero una voz adormilada me saco de mi tarea.

—Desdé cuando sabes preparar Sándwiches—Preguntó Liam afirmado en el marco de la puerta.

—Harry me enseñó—Respondí sonriendo—. Tarde o temprano aprendería a dominar la mayonesa y el pan—Hice movimientos raros con el pote de mayonesa, seguidos por falsos movimientos de karate, Liam rió—. Soy todo un experto.

—Tú eres todo un experto Niall, pero en locura—Dio unos pasos hasta llegar junto al refrigerador y saco una botella de agua—. ¿cuánto he dormido?

—Alrededor de una hora o más—Nuevamente volteé hacia mi sándwich vertiendo la mayonesa, no quería tener la imagen de un despeinado y sexy Liam Payne bebiendo agua, maldita botella—. ¿Me contarás qué paso?

—Creo que ya lo notaste, espera máximo 3 horas para que twitter se llene de "Liam Payne y Danielle Peazer han terminado"—Su voz se quebró en las últimas palabras.

—Algo me dice que quieres un abrazo, grandulón.

Abracé fuertemente a mi mejor amigo justo en el momento que rompió en llanto, escondió su cabeza en mi cuello y lloró como un niño pequeño. Pasé una de mis manos por su cabello, peinándolo.

Susurré palabras lindas en su oído, palabras de consuelo y de esperanza, me rompía el corazón verlo de esta manera, tan frágil, tan roto, tan débil.

Sin darme cuenta una lágrima se deslizo por mi mejilla. Yo sabía lo que era sentirse así, roto, débil y frágil, esos eran mis sentimientos todos los días, cuando las personas me criticaban por mi aspecto, por mi manera de cantar, por todo lo que hacía.

Cuando veía a Liam enamorado de otra persona, de una mujer.

—El amor es una mierda después de todo—Susurré.

Liam levantó la cabeza de mi hombro secando algunas lágrimas de su rostro y me miró sorprendido ante lo que acababa de salir de mi boca.

—¿Qué dijiste?—Preguntó.

—La verdad, el amor no es más que una mierda cuando no es correspondido—Bajé la mirada.

—¿Tú estás enamorado?—Sin levantar la vista asentí—. ¿De quién?

—Eso es un secreto—Levanté la mirada y sonriendo falsamente llevé mi dedo índice a los labios—. Pero esto no se trata de mí, se trata de ti mi queridísimo amigo—Volví a abrazarlo—. ¿Estás bien?

—Sabes la respuesta Ni—Susurró enterrando nuevamente su cara en mi hombro—. Ojalá hubieran mujeres como tú.

Y sólo eso basto para que mi corazón se rompiera.

—Es una lástima que no las haya Liam.

Ayúdame a olvidar; NiamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora