Ayúdame a olvidar; Niam

1.

Ya perdí la cuenta de cuantas cervezas he llevado a mis labios y el mundo ya se está burlando de mi.

Desde cuando tengo dos lámparas.

Con torpeza dejo mi lugar en el suelo junto a mi pequeña mesa de noche y me pongo sobre mis pies con un poco de dificultad.

Estar ebrio es genial, todo se siente wow.

Me tambaleo hasta llegar a mi baño y me posiciono frente al espejo, soy una basura.

Mi pelo esta revuelto, mis ojos tienen grandes bolsas debido a mi falta de sueño de esta noche, realmente soy un asco. Abro la llave del lavabo para poder mojar lo que queda de mi normalmente limpio rostro, pero unas fuertes ganas de vomitar me hacen caer sobre mis rodillas y botar todo el alcohol de mi estomago.

Estuve así unos cuantos minutos hasta que ya no quedaba nada.

Deje caer mi cabeza contra la pared y de golpe todos los recuerdos de la noche anterior volvieron como un fuerte golpe en el estomago, las lágrimas comenzaron a caer de mis mejillas sin mi permiso y sin más lloré como a un niño pequeño al cual le quitan un dulce.

♔

—Liam abreme—Comienzo a golpear la puerta con todas las fuerzas que tengo—. Joder Liam abreme la recondenada puerta que está malditamente helado aquí afuera.

Esperé unos minutos más junto a ésta, con mis manos y nariz congeladas y tiritando de frío.

Malditas mañanas londinences, ¿por qué demonios son tan heladas? deberían prohibirle a la maldita madre naturaleza o dios del clima, no lo sé, a poner días tan fríos como éste.

—Liam Payne, jodido idiota abre la maldita puerta—Grito perdiendo la paciencia.

Joder, sí sigo aquí pescaré el resfriado del siglo.

¿Por qué no abre?

Tomo mi teléfono y busco en mis contactos a Li, lo llevó a mi oreja y espero a que contesté.

“Hola soy Liam, en estos momentos no puedo contestar así que deja tú mensaje después del tono” ¿Estas de broma?

—Liam, soy Niall. Podrías por favor abrir la puerta, ya no siento ni mis manos y creo que ya no tengo nariz.

Guardé el teléfono en el bolsillo del abrigo nuevamente y esperé un poco más, pero seguía sin respuesta por parte de mi mejor amigo.

Suspiré sentándome en la entrada de la casa ocultando mi cara entre mis piernas para aguantar un poco el frío pero no sirvió de nada, sí seguía aquí me congelaría vivo.

Saqué mi teléfono nuevamente y marque el número de Liam.

Sin respuesta, otra vez.

Marqué unas veces más pero el castaño no contestaba. Cansado de llamar decidí esperar un rato más sentado en la entrada, cuando lo sentí.

Santa mierda. Está lloviendo.

♔

Desperté con un terrible dolor de cabeza, en mi baño.

¿Qué demonios hacía ahí?

Me levanté sintiendo todas mis extremidades entumesidas, puse mis manos en el lavabo fijandome como la llave estaba abierta.

Realmente soy un peligro ebrio.

Tiré un poco de agua en mi cara y lavé mis dientes ya que parecía que algo había muerto ahí.

Fui a la cocina abriendo cajón por cajón en busca de algo para el dolor de cabeza.

Luego de tres cajones y dos dedos apretados encontré una caja de advil.

Me tomé dos pastillas y fui a buscar mi celular, lo encontré en medio de un montón de latas vacías de cerveza en mi sala de estar, suspiré y lo tomé, desbloqueo la pantalla y lo primero que me golpea es una foto mía con una sonriente Danielle.

Un nudo se formó en mi garganta pero decidí ignorarlo.

Revisé las notificaciones.

Tenía un correo de voz de Niall y un montón de llamadas perdidas de éste.

Llevé el teléfono a mi oreja para escuchar el mensaje.

Mientras esperaba que el mensaje se abriera mire por la ventana y noté como llovía torrencialmente.

“Liam, soy Niall. Podrías por favor abrir la puerta, ya no siento ni mis manos y creo que ya no tengo nariz”

Mierda, terminé de escuchar el mensaje y vi que era de una hora atrás.

Corrí a la puerta desesperado sólo para encontrarme con un empapado rubio sentado en la escalera de entrada.

—Pensé que nunca abrirías, idiota—Susurró Niall