capítulo 11: Guardiana de la luna

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Desperté otra vez en mi habitación, esta vez estaba a solas con Serene que estaba dormida a un lado de la cama. Y no pude evitar sonreír, una de las pocas razones de estar en pie era ella. "¿Qué pasaría si supieras la verdad?" Pensé "¿Serás capas de perdonarme? ¿Y yo seré capas de protegerte? Si supieras porque hago todo lo que hago"
-Diana- llamo con voz adormilada.
-Si, aca estoy- asegure con una sonrisa.
-Diana- llamó a lo que yo la mire curiosa, ella se incorporó y se sentó en la cama tomando mi mano- Se que tienes secretos y la verdad que por más que me incumban no te preguntare ni voy a insistir, confío ciegamente en ti. Dejaré que me guíes por donde creas que es mejor y por eso y por el hecho de que no sólo eres mi mejor amiga... tengo que preguntarlo ¿Dime en qué puedo ayudar? siempre soy una carga para ti y estoy cansada de eso- confesó con seriedad.
-Aún no, tal vez en algún momento puedas hacer algo pero ahora no- explique con una sonrisa, más mentiras, en ese momento no sabia si lo hacía por costumbre o que, pero la verdad es que no estaba para pedirle eso y aunque lo estuviera mentalmente mi cuerpo no lo estaba.
-Diana despertaste- dijeron Tristán y Tomás cuando entraron corriendo en la habitación.
-¿Serene nos puedes dejar solo?- ella asintió y salió, esperamos unos segundos hasta que Tomás dijo.
-¿Qué está pasando?
-Demasiado, tenías razón no puedo ganar si mi poder esta encerrado en la esfera- lo apoye recostandome en la cama ellos vinieron hasta donde estaba y se sentaron uno a cada lado.
-Pero la esfera esta rota- recordó Tristán.
-Si, es verdad y por el momento dejaremos eso así. El caos no puede devorar al caos- recordé.
-¿No estarás pensando en despertar el poder de la luna?- inquirió Tomás desesperado.
-Lamentó decepcionarte amigo,
pero ya lo pensó- confirmó Tristán.
-Tristán puedes alcanzarme mi diario esta en el escritorio- él asintió y me lo entrego.
-Siempre quise saber que habías escrito ahí- yo reí. Y lo abrí cuando lo hice deje ver un pequeño agujero entre las hojas donde se encontraba una esfera en forma de luna- No me digas que nunca escribiste nada.
-Deje una nota siempre supe que esto no serviría de nada más que para guardar la esfera.
-Diana es peligroso- advirtió mi hermano preocupado.
-Lo sé, pero no tengo otra opción hasta que mis poderes despierten por si solos es todo lo que tengo- Sentencie, mire el reloj en la mesa de luz las 6 de la mañana- Tengo que ir a la escuela- deje la esfera otra vez en el libro y lo cerré.
-Iré contigo- sentenció mi hermano- no pienso dejarte sola cuando no puedes defenderte.
-¿Quien te dijo eso? Además no es como que puedas ir a la escuela así como así- regañe.
-Llame a la escuela a la tarde y avise que él iba a ir hoy- explicó Tristán.

Luego de una hora estábamos en la escuela quieren que les diga algo bueno de todo esto mi hermano tenía una moto y me llevo en ella. Había descubierto que me gustaban con Serene. Además la apariencia de bag boy de mi hermano causaba mucha impresión, era divertido ver como las chicas lo miraban.
-No se que encuentras tan divertido- regaño cuanto entramos a nuestra clase de latín.
-Nada en particular- respondí. Mi hermano había dicho que tenía mi edad para estar en las mismas clases. Aunque la verdad tenía varios siglos más que yo.

Estaba en la ante última clase, educación física, una hermosa materia genial para cuando estas agotada. Era la única clase en la que no estaba con mi hermano, aunque a él no pareció molestarle tanto, ya que me tocaba con Sarah y Emily. La clase iba por la mitad cuando aparecieron dos chicas, Emily y Sarah se apresuraron a venir hasta mi.
-Me dan mala espina- reconoció Emily a mi lado.
-Y con razón, son de los reinos oscuros- confirme.
-¿Qué hacemos?- inquirió.
-Esperar, pero estén listas ¿Si?- ellas asintieron. A los pocos segundos el profesor noto su presencia y se dirigió a ella.
-¿Qué necesitan?- inquirió.
-A las guardianas- dijeron ambas. -Ya nos descubrieron- sentenció Emily.
-Vamos niñas vengan a jugar o empezaremos con él- nos apresuraron señalando al profesor.
-Creo que no tenemos de otra, Trasfórmense- les ordene. Ellas Lo hicieron y las tres nos separamos del grupo.
-Nos buscaban- dijimos a la vez.
-Diana apártate- pidió Sarah.
-Porque todos creen que estoy indefensa- me queje enfadada, mientras tomaba la pulsera que me dio mi madre la noche antes de morir para convertirlo en un látigo- Reitero, no estoy indefensa- asegure lanzándome al ataque.
-Es muy terca- sentencio Sarah antes de saltar a la batalla. En menos de un minuto termine lanzada a la otra punta del gimnasio, mala idea hacer gimnasia cuando no tienes poder- ¿Estas bien?- pregunto Sarah preocupada.
-Si, no se preocupen, acaben con ellas- ordene, cuando dije eso nuestras enemigas se transformaron en una ninfa y una arpía- Son criaturas de los reinos oscuros del agua y el aire- conté.
-Entonces déjanos encargarnos- pidió Emily, para luego ordenar- Salgan todos- Las demás chicas y el profesor lo dudaron unos instantes pero después se fueron. En ese instante llego mi hermano y los otros guardianes.
-Hermanita ¿estas bien?- me pregunto a mi lado. Yo asentí.
-¿Qué tal si traemos a unos amigos?- pregunto la arpía y en respuesta llego un minotauro, un hombre lobo, un vampiros y una cosa que no supe que era parecía un chico de unos 20 años, alto, sus pelos del color de las llamas, en sus ojos se podían ver que en ves de pupilas tenía pequeñas llamas azules, su piel oscura parecía la de un reptil y para completar tenía unas alas hechas de fuego.
-¿Qué es eso?- pregunte a mi hermano.
-Es una criatura del reino oscuro del fuego, con apariencia humano o al menos en parte, son mestizos hijos de ángeles oscuros o humanos, con un fénix, los llaman angeles de fuego- contó mi hermano.
-Qué originalidad- comenté.
-Tu te quedas aquí- me ordenó Tomás, a lo que yo asentí. Luego dijo a Eliot y a Endimion que se encargará del minotauro y el ángel ese raro.
Me quede observando la batalla algo andaba mal y lo sabia, metí la mano en el bolsillo del pantalón donde tenía la esfera de la luna, la había tomado sin que nadie me viera, sabía que era peligroso usarla, ya que me dejaría seca pero algo me decía que no tenía de otro.
A los pocos segundos media docena de ángeles oscuros aparecieron delante de mí, el resto estaba ocupado con sus batallas y yo sin lugar donde ir, estaba acorralada contra la pared. Solté un suspiro poniéndome en pie con ayuda de la pared.
-Diana...-dijeron la mitad de los ángeles- Luna...- agregaron la otra mitad de ellos para acabar los 12 diciendo - Williams.
-Esa soy yo ¿Qué desean?- inquirí metiendo más presión en la esfera.
-Matarte - sentenciaron a coro la condena.
-Diana- gritaron Eliot y Tomás.
-No se preocupen aún tengo un plan bajo la manga- les asegure  divertida.
-No lo hagas- rogó mi hermano, tratando de venir hasta mi pero "su amigo" se lo impidieron.
-Deja que las chicas hablen no seas descortés- lo regaño el vampiro molesto mientras le mostraba sus colmillos.
-No dejes que un chupa sangre te venza, seria muy vergonzoso- me burle sacando la esfera resiviendo una mirada muy fea por su parte- espero que hallan tenido una buena vida porque se les acabará.
-¿Qué piensa hacer?- preguntaron los guardianes a mi hermano.
-Piensa transformarse- aclaró.
-¿La esfera del Caos no está rota?- inquirió Sarah con obviedad a lo que Tomás asintió.
-¿Entonces?- inquirió Emily.
-Entonces se callan y se concentran- regañe. Tome la esfera y grite - Transformación, mi ropa cambio por una similar a la del caos sólo que con una pollera plateada (foto multimedia) y la remera en vez de bordo blanca, esta vez no tenía máscara, mi pelo quedó suelto y se volvió blanco, mis ojos negros pasaron a ser plateados.
-¿Qué pasó?- inquirió Sarah al verme.
-El poder de la Sexta esfera, el poder de la luna- contó mi hermano.
-Creo que no es mi estilo- reí.
-Creí que solos los herederos de los reinos podrían usar las esferas- hablo Endimion confundido.
-Eso es cierto- confirmó mi hermano.
-Látigo de la luna- dije para que la esfera se transforme- Descarga de luz- con un solo ataque acabe con todos los ángeles, cuando fueron polvo plateado note que todos ya habían acabado, una sonrisa débil se formó en mis labios- poder fuera- cuando todo el poder de la esfera salió de mi cuerpo sentí mis piernas como gelatina y casi caigo si no fuera porque Endimion me atrapó. Lo cual fue extraño.
-¿Estas bien?- inquirió, yo solo asentí. Mire a mi hermano que me miraba enfadado- ¿cómo pudiste usar la esfera de la luna?
-Porque ella es tan heredera al trono de la luna como lo es para el del caos- respondió mi hermano antes de comenzar a salir del gimnasio, sin que me importe si tenía energías o no salí detrás de él.
-No le digan a Serene- advertí antes de salir detrás de Tomás  fuera del gimnasio- Tomás... hermano...- comencé a gritar mientras lo perseguía, en eso se detuvo acercándose a mi sin decir nada, para pegarme una cachetada.
-Eres una idiota- regaño con lo que parecía su voz rota y lágrimas que amenazaban con salir- ¿no puedes quedarte quieta y dejar de luchar? ¿Porque siempre tienes que ser tan suicida?- inquirió ya con sus lágrimas callendo. Hacía mucho que no lo veía llorar y siempre que lo hacia era por mi culpa.
-Lo siento pero no puedo evitarlo, no puedo evitar ser lo que soy- contesté molesta.
-Esto se acabó... si no te preocupas por ti misma yo lo haré- la forma en que lo dijo me hizo temer, por eso trate de huir pero él uso su velocidad para impedírmelo. Me tomo del brazo con fuerza sobrehumana y yo trate de soltarme pero no tenía nada de poder.
-Tomás por favor- rogué llorando.
-Lo siento- se disculpo antes de inyectarme un tranquilizante. Mi cuerpo empezó a parecer gelatina y mis ojos comenzaron a cerrarse. Él me tomo en brazos sacándome de ahí.
-Te odio- dije antes de cerrar los ojos y caer en los brazos de Morfeo

Los Guardianes Elementales 1: La Princesa Lunar Donde viven las historias. Descúbrelo ahora