Capítulo 9: Nuevas llagas (+18)

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Recuerden que si no les gusta leer a mujeres con pito no se metan aqui e.e Los quiero y que lo disfruten :\\3 <3

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Al día siguiente, Weiss pudo dar con su padre, el cual le impedía ver a Ruby. La peliblanco tenía la esperanza de que la persona que amaba viniese por ella, pero nunca lo hizo. Luego de tres días, Weiss trató de entablar conversación con quien la tenía cautiva ahí pero según él, las cosas iban a cambiar, el mundo ya no era el mismo, y debía ayudarle a ser humana por completo.

La madre de Weiss provenía de una familia mítica, heredera de dragones de hielo que podían tomar forma humana, pero la princesa de hielo nació con muy poca de esa herencia, por lo que su padre no puso interés. Sus padres, a pesar de estar divorciados, siempre tenían conflictos y su hermana mayor optaba por evitarlos al no estar casi nunca en la mansión, sólo a pasar a verla y darle consejos, pero siempre se encontraba estudiando en altas escuelas para cazadores. En pocas palabras, a medida que Weiss fue creciendo, debía obedecer siempre a un superior, quien la entrenaba para ser buena cazadora y heredera de la compañía Schnee. Durante esos años, ella decidió bloquear la herencia por parte de su madre, sabía que le tenía prohibido a su hermana transformarse y la metió a un plan científico, donde estaba quitándole su esencia de dragón; por lo tanto, la peliblanco decidió callar que ella sentía que podía convertirse, pero nadie le enseñó cómo.

Su padre estaba dudando de ese poder, quería estar seguro de que fuese humana por completo, por eso quería adherirla al mismo plan en el que había estado su hermana, pero se negó, por lo que no estaba teniendo una buena relación con él, pasada la semana de haber vuelto de la casa de Ruby, su padre falleció en un atentado terrorista, no la pasó nada bien en los días continuos, por más que su padre y madre no habían estado allí con ella, cada vez que los perdía, se sentía más vacía. Weiss tomó la herencia desde entonces, pero su padre dejó a cargo a alguien que debía vigilarla, por esa razón, sentía que debía cargar con la empresa, aunque su hermana la ayudaba bastante.

Al segundo mes, luego de firmar unos cuantos papeles, salió de la mansión. Los vigilantes que su padre había dejado a cargo de ella estaban menos insoportables y solía sobornarlos con invitaciones a bailes lujosos.

-¿A dónde la llevo señorita Schnee? –indaga el chofer de la limusina.

-Sólo déjame en la plaza central, quiero ir a comprar ropa –aclara sin dejar de mirar su agenda.

-¿No es muy tarde para salir de compras señorita?

-Por favor Alan, sólo dame un poco de privacidad –pide un poco molesta.

El chofer se arregló el gorro y asintió, dando marcha al automóvil.

Ya ahí, le pidió que no pasara por ella, que le avisaría si lo necesitaba o no. Cuando vio que Alan se retiró de la zona, sacó su abrigo con capucha y entró a un karaoke que visitaba cuando no estaba llena de papeles por firmar y altos señores con quien aclarar negocios. Antes lo había visitado con Ruby, no la detestaba por haber desaparecido, pero si sentía que le había dado palabras vacías ese día. Weiss solía escaparse a buscarla, pero rara vez la dejaba sin vigilancia, temía poner algún secreto o momento que la morocha no quería exponer a la luz.

Pidió un jugo y papas para acompañar, mientras miraba la lista de canciones. Le gustaba cantar pero era en el único lugar que podía hacerlo tranquila. Colocó la música y cuando tocaron la puerta, abrió para recibir la comida, la dejó sobre la mesa y cuando fue a cerrar se encontró con alguien que la dejó pálida, no por ser quien era sino, por cómo se veía.

White Wolf (En pausa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora