Recuerdos perdidos

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> Aviso: Esta historia contendrá el concepto de amor lento.

> Posible Makoharu y Reinagisa, mas tarde se irán añadiendo mas.

> Comenten y votad si os gusta.

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¿Haru dónde vas? Es peligroso estar ahí, ¡Te caerás! — Pronunció una voz femenina de manera maternal, dirigiéndose posiblemente al que sería de su propia sangre.

— ¡Estaré bien mamá! ¡Iré a ver los peces! — Contestó el niño de manera dulce, colocando cada paso que daba sus pies a esa helada y resbaladiza roca. Aquel muchacho, desde entonces, era tan joven que aún conservaba la ternura y la gracia que lo envolvía al ser un inocente infante.
Se paseó con sumo cuidado por esos gruesos y duros objetos de la naturaleza; sin evitar rasgarse sus delicadas rodillas o sus pequeñas manos ocasionando algún que otro alarido de dolor, anunció llegar por fin a la orilla donde podía apreciar el agua cristalina y salada que caracterizaba en aquel lugar, divisó en la arena como peces se paseaban alrededor de las pequeñas y delgadas piernas del pelinegro, ocasionando éstas suficiente movimiento leve como para asustar a los pequeñines, quienes se iban buscando en otro lugar donde pudieran nadar en paz y sin temores.

— No os vayáis.. quiero hacer amigos.. — Susurró el pequeño que empezaba a formarsele un nudo en la garganta y un leve dolor en el pecho, al recordar y pronunciar esas palabras con un fino hilo de voz. En un intento de desesperación y a la vez de esperanza, se adentró al agua cada vez más, cosa que no tardó en cubrirle; fijando su mirada a aquellos indefensos animales aparentemente sociables, siendo envidiados ante los ojos azules.
Para el pequeño, ese inmenso mar de color azul y sus incontables "pececillos" que se encontraban en éste, (sin contar que no sabía aún de más animales acuáticos) eran todo un misterio para él, cual cosa despertaba sus sentidos al máximo y su curiosidad aumentaba más y más. Pues era normal ¿Quién no quisiera explorar el fondo marino? Bendito sea quien pudiera admirar tal belleza.

Hizo una bocanada de aire muy fuerte y metió la cabeza dentro de la superficie, esforzándose por ver algo que no simples vistas borrosas, dificultándole la vista e incluso llegar a doler, por el agua salada que le envolvía y el esfuerzo que le ocasionaba enfocar su pequeña vista. Pero nada, sus pulmones pedían a gritos inhalar de nuevo el aire frío que envolvía la mañana, obligando al pelinegro a sacar la cabeza de aquel antro helado. No vio como una ola se aproximaba a él, siendo ésta el doble de grande que el cuerpo del menor, no tardó ni dos segundos que la agresividad del agua provocada por el fuerte viento, se llevó mar adentro al pequeño que a duras penas podía respirar su ansiado aire. Quería gritar, necesitaba estar en los brazos de su madre y poderse sentir protegido, que le dijera que todo estaría bien; pero fue imposible, debería luchar él con todas sus fuerzas hasta que alguien fuera a socorrerlo.
Y antes de desmayarse por la falta de oxígeno, alcanzó a ver como una sombra se acercaba a él todo lo rápido que su vista le permitía, ayudando así al pequeño que se encontraba inconsciente.

Enamorado De Un Tiburón [RinxHaru] (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora