Capítulo 1

72 2 1
                                    

- ¡Bebe, bebe, bebe! - la multitud rugía por encima de la música del local.

Yo alcé mi copa como solía hacer en esas situaciones y la dirigí a mis labios sabiendo que sería el último trago que tomaría esa noche a pesar de que aún podía soportar unos 5 más de ese mismo vodka.

De esa forma terminé con la rutina que se repetía cada fin de semana en el bar, un juego que empezó el día que mi novia me dejó, cansada ya de esperarme hasta altas horas de la madrugada en la cama para luego recibirme borracha.

Keana, Lucy y Vero solían preocuparse de acercarme a casa y eso tampoco le agradaba mucho a mi exnovia de la que ahora mismo apenas recuerdo el nombre.

De hecho, odiaba cuando salía con ellas sabiendo que además de borrachas cabía la posibilidad de que acabáramos de otra manera, como solía ocurrir antes de conocerla.

Me despedí de la gente y miré hacia la puerta a la cual me habría dirigido de no haber visto a Keana sentada en la barra mirándome a lo lejos con una sonrisa que sugería algo que realmente me apetecía esta noche.

Sin dudarlo, me acerqué hacia ella mirando hacia los lados en busca de mis acompañantes que al parecer me habían dejado sola y me senté en el banco de al lado.

- Bonita forma de superar la ruptura Jauregui. - me dijo con tono de broma.

- Bonita forma de dejarme sola con toda la diversión. - negó con la cabeza y soltó una risa - Ah, y lo de mi exnovia está superado, ya hace un mes, esto es solo por pasarlo bien.

- Me alegra escuchar eso, te he echado de menos. - tomó un trago de su cerveza y hablé antes de que pudiera seguir.

- Vamos Keana ni que no me hubiera acostado contigo mientras estaba con ella y bueno... antes y también después. - me dio un golpe en el brazo y reímos. - Y esta noche si me acompañas a casa podemos hablar de lo mal que me tiene la ruptura. - levanté una ceja sugerente.

- ¿Qué hay de tu primo? ¿No dijiste que se quedaba en tu casa esta semana?

- Traje a ese estúpido para divertirnos pero por lo que veo se ha largado. Es tan aburrido que seguro se fue a casa a dormir o con algún tío que le saque de una vez de las profundidades de Narnia. - Keana rio y se acabó la cerveza. - Bueno entonces, ¿vienes conmigo o qué?

- ¿Alguna vez te he dicho que no?

Sabía perfectamente que Keana aceptaría, nunca se había negado, es más, casi siempre era ella quien lo proponía y yo me encargaba de rechazarla de vez en cuando.

Para mí Keana era la típica chica que está buena de sobra para echar un polvo pero ella estaba enamorada de mí y aunque sabía que jamás tendría mi amor, prefería tenerme algunas noches que no tenerme nunca.

Llegamos a casa en apenas 10 minutos y bajamos del coche de Keana que por la velocidad a la que conducía se podría decir que no aguantaba ni un segundo más sin besarme y tocarme.

Me agarró de la muñeca y me metió al ascensor, marcó el número de mi planta y me empujó contra una de las cuatro paredes en las que estábamos encerradas. Mis ganas por jugar con su desesperación y el deseo de ser yo quien maneje la situación como acostumbraba a ser, me hizo responder automáticamente a su gesto y empujarla yo contra otra pared agarrándola de las muñecas.

Me acerqué peligrosamente a su cuello y la vi apretar los ojos mientras echaba la cabeza hacia atrás, mi cuerpo cada vez más cerca del suyo encerrándola en un corto espacio, apenas dejé mi aliento caliente por el vodka en su cuello y subí a su oreja para mordisquearla un poco.

- Relájate un poco o vas a correrte antes de que te toque. - le susurré sintiendo como su respiración sonaba cada vez más fuerte y sintiendo el calor proveniente de su entrepierna.

No me hizo falta meter la mano en su ropa interior para saber que ya estaba mojada.

- Date prisa Lauren o te follo aquí mismo. - me lanzó una sonrisa y en sus ojos se veía la seriedad de sus palabras.

Siempre he querido hacerlo en el ascensor pero teniendo en cuenta que las puertas se habían abierto y había una señora observándonos con una bolsa de basura en la mano, creo que no era la mejor noche para cumplir mi fantasía.

- ¡Estos jóvenes ya no tienen respeto por nada! Primero la chica que se ha dejado las bragas tiradas en la puerta y ahora ustedes dos que vais con el mismo camino. - la señora tenía cara divertida - haced vuestras cosas en las habitaciones que algunas ya no estamos para estas cosas.

Sonreímos ante el atrevimiento de la mujer aunque me quedé pensando en esa chica sin bragas. Aquí casi nunca subían chicas jóvenes a no ser que fueran a parar en mi cama.

Digamos que en esa planta vivían viejitas como la que teníamos en frente que solían quejarse por el ruido procedente de mi habitación cuando Vero, Keana y Lucy venían a divertirse a mi casa.

Hard to change (CAMREN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora