Capítulo 2

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Salimos al pasillo dejando a la señora seguir con su misión de tirar la basura en el contenedor más cercano y continuando nosotras con nuestro objetivo. Un par de puertas antes de llegar a la mía encontramos las bragas de las que probablemente hablaba la señora del ascensor.

- Vaya, es difícil saber si son bragas de una señorita o de una niña de 6 años. – Keana y yo reímos mirando las bragas de plátanos que tenía enredadas en mis manos.

- Por el tamaño debe tener un gran culo y por cómo están... creo que es de una chica mayor. O eso o la niña de 6 años se ha hecho pis. – Keana tocaba con la punta de sus dedos la zona de las bragas que corresponde a la entrepierna mientras reíamos por su comentario.

- Están muy mojadas, quizás más que las tuyas. – le guiñé un ojo mientras le daba una sonrisa picarona.

- Es hora de que lo compruebes – susurró contra mis labios y me acercó a su cara con la mano.

Comenzó a devorar mis labios con desesperación haciendo que mi lengua se encontrara con la suya como habían hecho antes unas cuantas veces. Agarré su trasero y la pegué más a mí con la mano libre, en la otra aún tenía las bragas de plátanos dentro de mi puño apretado mientras su mano libre masajeaba uno de mis pechos.

Entramos en mi casa sin dejar nuestra tarea, el calor adueñándose de mi cuerpo y el ritmo de nuestras respiraciones agitado. Me deshice de las bragas poniéndolas en mi cabeza y utilicé esa mano para desabrochar la camisa de Keana y así darme paso para hacerme con sus pechos, pero no sin antes dejar algunos besos húmedos por su cuello mientras intentaba desabrochar sus vaqueros. 

Las manos de Keana recorriendo mi trasero y más tarde mi espalda para luego sacarme la camiseta entre jadeos por el contacto de mi boca succionando parte de sus pechos y mis manos bajando sus pantalones.

Aproveché para pasar mi mano por su entrepierna por encima de la ropa interior comprobando la humedad de la que habíamos hablado anteriormente, que para mi satisfacción era mayor que la de las bragas que tenía en la cabeza a modo de Shin Chan.

El movimiento de mi mano sobre su zona la obligaba a soltar suaves gemidos que sólo conseguían calentarme aún más, aumentando mis ganas de follarla como un animal.

- Por favor Lauren entra tu maldito puño en mi coño y acaba con esto de una puta vez.

Su voz ronca pidiéndome que hiciera algo fue lo único que me hizo falta para quitarme yo sola los pantalones y cargarla, con sus piernas alrededor de mi cintura y sus brazos alrededor de mi cuello haciendo más fácil la sesión de besos húmedos que nos acompañarían hasta mi habitación.

Mis manos sosteniéndola por su trasero, el cual yo apretaba haciendo que ella me mordiera el labio en respuesta, mi lengua jugando con la suya mientras disfrutaba de la humedad que dejaban sus bragas por la parte baja de mis abdominales. 

Entramos en la habitación y me encargué de encender la luz para poder observar cada parte de su cuerpo mientras lo desnudaba y escuché un precioso gemido, música para mis oídos, que extrañamente no venía de su boca.

Me aparté rápidamente y encontré en mi cama deshecha a una chica mirándome de reojo encima del que parecía ser el gilipollas de mi primo. 

A Keana no parecía importarle la compañía y siguió pero esta vez con mi cuello, chupándolo, succionándolo y mordiendo de vez en cuando por distintas zonas. Yo me debatía entre seguir liándome con Keana o gritarle a mi primo por tener sexo en mi cama y pegarle de ostias hasta que se arrepienta. 

Pero no hice ni una ni la otra, tan solo observaba el cuerpo de la chica, su pelo moreno cayendo por su espalda y su increíble trasero asentado sobre las piernas de mi primo mientras con sus manos buscaba las sábanas para taparse, quitándose de encima de él y acomodándose en la cama evitando mirarme a los ojos pero sin perder detalle de cómo Keana se afanaba en mi cuerpo mientras yo la tenía cogida.

La bajé, parando por segunda vez en la noche la sesión de besos y roces que acabarían con Keana temblando debajo de mí.

Hard to change (CAMREN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora