Cap. 19. Calabozos."El camino hacia la verdad está lleno de obstáculos, pero es el único que conduce a la libertad" (Anónimo).
Dorian
Palacio Real de Reino DiamanteEl cubo de agua cae con un estrépito sobre Lucas. Sus jadeos se convierten en un ahogo húmedo mientras el líquido empapa su cuerpo, dejando las ropas pegadas a su piel. Su respiración se acelera, y puedo ver cómo un escalofrío lo recorre desde los hombros hasta los pies. Parpadea frenéticamente, tratando de sacudirse la confusión y el entumecimiento que el frío le ha impuesto.
La celda se llena de un silencio pesado, interrumpido solo por el monótono goteo del agua que cae de su cabello enmarañado al suelo de piedra. El sonido, un compás lento e implacable, es casi tan irritante como la presencia de Lucas mismo. Mi paciencia, ya de por sí escasa, se estira al límite mientras lo observo tambalearse entre la conciencia y la resistencia inútil.
Doy un paso hacia él, despacio, dejando que el eco de mis botas en el suelo resuene en la estrecha habitación. Quiero que cada sonido le recuerde quién tiene el control aquí, quién dicta las reglas de este juego.
— Hasta que por fin despierta... — mis palabras caen como un golpe seco, una sentencia sin necesidad de alzar la voz.
Lucas levanta la cabeza, sus ojos todavía desenfocados, pero la chispa de odio que se enciende en ellos no se pierde en mí. Es un hombre testarudo, lo admito. Pero también es predecible. Puedo anticipar cada intento de desafío que intentará antes incluso de que cruce su mente.
— ¿Sabe por qué está aquí, Lucas?
Lucas se revuelve en sus ataduras, los músculos tensándose en un intento inútil de liberarse. Es una lucha patética, y sin embargo, admiro brevemente la testarudez de alguien que, incluso atrapado, se niega a rendirse.
Su cuerpo se agita con una energía que no debería poseer en su estado. Las muñecas enrojecidas y laceradas por el roce del metal son testigos de su resistencia, pero también de su inevitable derrota. Es un perro acorralado, y los perros acorralados siempre muestran los dientes, aunque sepan que no pueden morder.
— ¡Por traición! — escupe con veneno, su voz rasposa retumbando en las paredes de la celda. — ¡Porque esa zorra le ha llenado la cabeza de mentiras!
Mis ojos se clavan en los suyos, y contengo la furia que amenaza con estallar. En lugar de dejar que me controle, la convierto en una sonrisa fría y calculadora, una máscara que sé que es más efectiva que cualquier grito.
— Ah, Lucas... — musito, dejando que mi tono cargue el peso de mi desprecio —. Reconozco que su papel en la traición a mi reino no ha pasado desapercibido. Pero si está aquí, encadenado como el miserable que es, no es solo por eso.
Me inclino hacia él, despacio, dejando que sienta la amenaza en mi proximidad, la promesa de lo que está por venir. Mis palabras caen como un martillo, lentas y deliberadas:
— Está aquí porque tocó algo que me pertenece.
Un destello de pánico atraviesa sus ojos, efímero como un relámpago, pero lo suficiente para delatarlo.
— ¿Todo esto por Laia? No era más que una puta de taberna — gruñe, su tono impregnado de veneno.
La crudeza de sus palabras me golpea como un mazo, directo al estómago. Por un instante, el calor de la rabia pugna por desbordarse, pero me esfuerzo por mantener el control. No es el momento de perderme en emociones.
![](https://img.wattpad.com/cover/71088531-288-k18183.jpg)
ESTÁS LEYENDO
El Rey de Hielo
RomansaLaia ha pasado toda su vida huyendo de un pasado oscuro y de las deudas que su padre dejó tras su muerte. Su fortaleza y espíritu desafiante la han mantenido con vida, pero todo cambia el día que es llevada ante el rey Dorian. Él es un hombre calcul...