Un vino desinhibidor

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Estaba tan enamorado... Tan perdido en sus ojos, tan abstraído en sus palabras pasadas, tan tan fuera de sí por aquél chico. Él había pasado a ser la razón por la que se levantaba todas las mañanas. No podía dejar de pensar en la esperanza...
-¿Hola...? -Atendió con voz resacosa el chico de sus sueños.
-¡Ho-hola, Jack! ¿Cómo estás? Emh... Llamé para... Preguntate si querías hacer algo esta noche.
-Claro, ¿Por qué no? Ya se me está pasando el dolor de cabeza de las cervezas de anoche, jaja.
-Jaja... Sí, yo no vuelvo a beber cerveza artesanal.
-Yo tampoco. Nunca más, jajaja.
-Jajaj, bueno... Entonces... ¿Paso por ti como a las 7:00pm?
-Si puede ser más tarde, como a las 8:00pm, mejor. A las 7:00pm salgo del gimnasio.
-Ah, claro... Ok. Entoces nos vemos a las 8:00pm.
Clarence sonrió con satisfacción, pero cortó inmediatamente para ver si al menos así le dejaban de temblar las manos. El chico era amigo de Jack desde hacía tiempo, eran los sobrevivientes del grupito nerd de la facultad de medicina. Solía ser un grupo de primer, segundo, tercer y cuarto año que siempre sacaban notas altas, todos eran niñitos lindos con dinero, y siempre andaban juntos. La mayoría tenían novia, y, los que no, novios; pero Jack y Clarence eran los eternos solteros. No solían ir a fiestas y no les gustaba tanto el alcohol.
Los profesores, ya luego de que el grupo sobreviviera junto y bien al primer año, los comenzaron a apodar Golden Group, y así los siguieron llamando por mucho tiempo. El grupo comenzó su crisis cuando al líder de este le empezó a gustar el tema de consumir cocaína para estudiar. La modita se pasó a un par del grupo, y eventualmente era normal que todos consumieran juntos. Las novias y novios dejaron a algunos de ellos cuando la cosa se puso fea... Y otros se hicieron adictos con ellos. Clarence y Jack se iban ni bien empezaban a peinar las líneas.
Desde la mitad de tercer año, los más adictos comenzaban a ir quedando en el camino con un par de materias, el resto del grupo les daba ánimos, pero luego comenzaron a injectarse el maldito polvo ese, y uno de ellos (Luck Jonson) siguió con otros polvos peores... Evidentemente dejó los estudios. De vez en cuando los chicos lo llaman para ver cómo está y a veces se juntan con él, pero ya no es el mismo...
Fuera de la facultad, el Golden Group no perdió ningún integrante, pero en cuarto año ya solo quedan Jack y Clarence.
Su romance comenzó cuando Jack le confezó a su amigo que le parecía lindo, le robó un beso y desde entonces las cosas nunca han vuelto a ser las mismas. Clarence vivía en la eterna búsqueda de la repetición de ese sentimiento... Solo tenía ojos para él, solo tenía oídos para él. Desde hacía rato que le costaba memorizar los temas... No podía esperar a que el verano llegara.
...
Ya eran las 8:30pm, los chicos caminaban tranquilamente por la costanera de la ciudad. Los dos estudiantes eran altos, Clarence era rubio, con el corte masculino standar de la década y algo rellenito, al menos al lado de Jack que era un juego de escarbadientes; castaño, con la cara chupada, una sonrisa de mil dientes y grandes ojos miel; inignorables cuando se paran en ti.
-Oye, ¿Y si vamos a mi casa? -Dijo Jack, y Clarence lo miró confundido. -Mi padre vino a visitarme la semana pasada y me trajo un vino de su bodega, uno del 99. -"Quiere compartir un vino caro conmigo...", pensó el chico y sonrió para sí. En el fondo, él sabía -o creía- que Jack nunca le daría la importancia que Clarence a él, y trataba de hacer que no le importe. Pero cuando pasaban esta clase de cosas, le hacía feliz soñar con ser alguien importante en su vida.
-C-claro. -Dijo Clarence en una gran sonrisa.
Les tomó su tiempo llegar al departamento de Jack, ambos tenían sus autos, pero cuando salían les gustaba caminar. Sacarse a pasear por la ciudad dormida, y el cielo estrellado que formaban las calles con sus interminables luces brillantes.
...
Al llegar, Clarence fue al baño, y Jack sacó sonriente su vino de la alacena, el cual estaba al lado de otro algo más normal que compró por ahí por si se quedaban con "sed". Tomó dos copas grandes y puso un mantel en la mesa. Luego de acomodar bien todo, se sentó en la computadora y puso música, algo de jazz instrumental de Billie Holiday para ambientar la noche. El jazz simpre crea un ambiente para el vino.
En el baño, Clarence trataba de lavar el nerviosismo de su cara, se miraba en el espejo y pensaba en excusas para su rubor. "Mmh... M-me pegó mucho frío en la cara, y... No. Me... ¿Soy una persona que se ruboriza fácil? No, me conoce hace mucho ya... Joder". Luego de eso, hizo sus cosas en el escusado y se rindió. Optó por ser él mismo y esperar que todo salga bien.
Apareció por el oscuro pasillo como una sombra de sí mismo, los ojos de Jack fueron como agujas de agua frío incrustándose en todo su cuerpo. El futuro lo miraba expectante, y él no sabía cómo reaccionar.
Jack sirvió soriente las dos copas de vino y se sentó. Clarence interpretó su tranquilidad como un: "Somos dos amigos tomando tranquilamente un vino escuchando jazz, no va a pasar nada. Relájate", ese pensamiento lo calmó un poco, y lo hizo sonreir. Y con ese estampado en la tela de su rojizo rostro, se sentó. Probó el vino sin decir una palabra.
-Mmh... Delicioso, la verdad. -Dijo Clarence.
-Sí, ¿No? Una de las pocas cosas que me gustan de mi padre es eso... De lo que le gusta, sabe y posee.
-Jah, sí, yo no me lo bancaría ni por eso. No lo dejaría ni venir a visitarme si fuera tú.
-Nah, no lo sé... Es viejo, no va a cambiar... Y a pesar de la escenita que me hizo al salir del armario con mi bisexualidad, nunca me tocó, nunca me dejó de lado por ser como soy, me paga los estudios... Lo veo con suerte un vez al año y me da vino. ¿Qué más puedo pedir? -Ambos rieron.
-¡Brindo por eso, por el oportunismo y por la obsecuencia!
Y siguieron riendo, antes y después de chocar las copas. Antes y después de terminarse el vino. Antes y después de sentarse juntos en el sofá, y antes y despés de ponerse a mirar The Notebook por enésima vez. Y... Antes y despuéd de que Clarence encontrara excusa para su rubor mientras Jack descorchaba la segunda botella de vino. Miraron American Beauty mientras tomban del pico de la botella.
...
Dos botellas vacías yacían expectantes en la mesa, detrás del sofá, detrás del televisor, detrás de las dos caras ruborizadas que se fundían en un beso apasionado escuchando el soundtrack de Taxi Driver, un jazz de conductor que dibujaba una ciudad de ensueño por el balcón, una ciudad que nunca sospecharía el momento en el que los leves y sensuales jadeos de Clarence se volvieron en tiernos gemidos de excitación. Jack enredó sus brazos bajo su camiseta, sintió la suavidad de su piel sensible, llena de lunares y emanando el calor de la sangre ebria que bombeaba un corazón explotante. Acarició sus pectorales y se aferró a su espalda rígida, Clarence tomó al ligero chico por su cintura y lo acostó en el sofá. El alcohol lo había deshinibido, ya no tenía miedo. Su erección dolía como si lo estuvieran castrando, no tenía un miembro exactamente pequeño, pero en este momento repudiaba un poco ese hecho. Ignoró el dolor por un rato más, mientras besaba a su amigo de los sueños, y él lo abrazaba, y arqueaba la espalda, y él se revolvía en el sofá como si la erección contanida lo partiera al medio.
Clarence metió sus manos en su camiseta, la cual era muy suelta y fácilmente se dejaba quitar. Se la sacó y admiró su abdomen como el infranqueable portón que guarda una fortaleza, todos sus músculos estaban tan duros y cálidos... Acarició sus pectorales y posó su mano sobre su corazón. Sentirlo tan acelerado y caliente hizo que lo abrazara por debajo de sus brazos, tan fuerte que sus cuerpos quedaron pegados. Clarence estaba arrodillado entre las piernas de Jack, jorobado hacia él para amarlo, el cual estaba acostado, arrugando la espalda de la camiseta de Clarence, arrollándola hacia arriba hasta terminar quitándosela. Ahora ambos estaban semi-desnudos. Clarence volvió a recostar a Jack en el sofá y desabrochó el pantalón del chico. Bajó su cierre, mientras este miraba al techo con ojos caídos, acariciándose y peinándose el pelo hacia atrás de una manera demasiado sexy para que el rubio soportara.
Sacó su miembro de su calzoncillos, mirándolo con ojos azules de mar, un mar tormentoso que amenazaba con devorarlo. La tierra marrón claro, rígida en los ojos de Jack, y el agua azul furiosa de los ojos de Clarence se unieron en el mismo rubor cuando este último comenzó a masturbar al castaño.
-A-ah... Clarence... -Gemía el chico, mientras tímidamente se tiraba el pelo en la cara para esconderse.
Esas palabras poseyeron al rubio.
Bajó por el cuerpo de Jack, besándolo todo mientras movía furiosamente su mano. Se acomodó más atrás en el largo sofá y se reclinó a lamer el prepucio limpio del chico. Su miembro era grueso y bastante largo, Clarence besaba su glande mientras lo acariciaba bruscamente, extendiendo sus dedos, tratando de abarcar todo el largo con una mano mientras con la otra le bajaba el pantalón. Se apartó para quitárselo y le arrancó los calzoncillos, volvió a abalanzarse y comenzó a fundir su boca en el calor del deseo. Tanto tiempo imaginando ese momento... Una felación nunca fue tan dulce, y unas piernas mal depiladas con afeitadora nunca fueron tan suaves.
Se movía rápidamente, arriba y abajo, rozando con fuerza sus grandes labios rosados. Con su mano derecha, recorría las grietas entre sus músculos abdominales, con las yemas de los dedos, gozando cada pliegue en la tela cálida de su piel.
Jack se retorcía con desesperación por el placer, mientras juraba y perjuraba que nunca volvería a desperdiciar una mamada de este chico. Se aferró a su pelo suave para olvidar por un momento el exceso de placer que amenazaba con hacerlo explotar. No podía dejar de gemir.
-¡A-aah! ¡D-dios...! -Se sentía tan bien que podría morir... Cómo le gustaba ser pasivo, ya no lo podía negar. Las chicas nunca lo habían calentado así, era definitivamente gay.
Tiró de los pelos de Clarence y se aqueo dando una embestida que llevó su miembro a la garganta del rubio, en el momento en el que se corrió.
Jack se tomó su tiempo en beberse todo su placer, tanto que necesitó la arcada de Clarece para recordar que le estaba atravezando la garganta. Entonces lo soltó y se relajó en el sofá, deshaciéndose en jadeos.
-¡A-aghj! -Soltó Clarence en un ruido gutural al volver a respirar, mientras tragaba la escencia de Jack, saboreando cada gota. Luego comenzó a jadear. -Aah... -Miró a Jack y, cuando sus miradas se cruzaron, ambos rieron. Pero no rieron como dos amigos borrachos que pasan un buen rato, rieron como dos amantes que se sonríen en señal de: Sigamos.
La erección de Clarence se había vuelto absolutamente insoportable. Desabrochó el pantalón y bajó el cierre a la velocidad de la luz. Soltó un suspiro de alivio y sacó su miembro. Lo miró... Y miró a Jack, este estaba sonriendo.
El propietario del departamento se paró a los tumbos del sofá, y el invitado expuesto lo siguió confundido con la vista, mientras por un lado se preguntaba: "¿Y ahora qué?", y por el otro, la belleza del cuerpo de Jack no lo dejaba ni pensar.
El chico entró al baño, abrió y cerró un par de puertas, y volvió con una botella de vaselina. Clarence no podía estar más feliz.
Se puso de pie con dificultad y se sacó el pantalón y los calzoncillos. Jack dejó la botella de vaselina en la mesita frente al sofá. Ambos se abrazaron y comenzaron a besarse. Tenían más o menos la misma altura, y se besaban como si quisieras devorarse mutuamente. Clarece tomó el trasero de Jack con desesperación y lo arrojó al sofá. Lo tumbó y le abrió las piernas sin decir una palabra. Sacó un poco de vaselina y se la puso en los dedos. Jack soltó un risita y el rubio lo miró confundido.
-No tienes que dilatarme... Estoy acostumbrado, y me gusta más así. -Clarence sonrió y se puso la vaselina en el miembro.
Tomó a Jack por las piernas y se las abrió bastante, mientras este se las agarraba. El rubio se reclinó sobre él, sonriente y excitado, mientras apoyaba las manos a los costados de su cabeza. El propio Jack tomó el miembro de Clarence y lo acomodó en su cerrada entrada, mientras este empezaba a avanzar hacia adelante.
-Ah... -Se quejaba Jack del dolor. -¡A-aaaaah! -Soltó en desesperación, mientras se arrepentía de no haber mirado bien el tamaño al que se enfrentaba.
Para cuando terminó de entrar, Jack se encontraba en un suplicio de placer. Su punto G estaba por explotar, y sus paredes seguían sanas solo gracias al lubricante. Jack etrelazó sus tobillos sobre su espalda y se aferro fuertemente de su cuello, mientras Clarence embestía rápido, de nuevo, aprovechándose del lubricante.
-¡Aaah! ¡A-aargh! -Gemía mientras sus sentimientos se mezclaban y transmutaban entre dolor y placer. -¡Naah...! N-nh... Aah.
Clarence tomó a Jack de la espalda y lo levantó del sofá, se sentó y se recostó en el respaldo, lo tomó del trasero y comenzó a ayudarlo mientras este mismo también se movía. Rápido, fuerte, incluso a Clarence le dolía de la forma en el que se movía. Había momentos en los que le asustaba un poco el masoquismo de su amigo, pero, evidentemente, iba a complacerlo.
Agarró fuertemente sus nalgas y le incrustó levemente las uñas, bajándolo con fuerza. Golpear su interior y escuchar sus gritos cada vez lo excitaba más. Si se corría, solo deseaba poder seguir.
...
Dos botellas vacías yacían expectantes en la mesa, detrás del sofá, detrás del televisor, detrás de las dos caras ruborizadas que se fundían en un abrazo tan relajado y distendido... Tan pacífico y tranquilo... Se habían tapado con una suave y cálida manta que Jack tenía por ahí, mientras se adormecían mirando Supernatural, la serie preferida de ambos, y hablando de lo lindo que se vería Sam en pose de perrito.
Jack se sumergió en el aroma de Clarence abrazándolo fuerte y hundiéndose en su cuello. Le dio un besito ahí y le susurró:
-Oye, Clarence... -Con voz abstraída y casi inaudible.
-¿Si...? -Contestó él sonriendo de la misma manera.
-Nunca me dejes ir... -Dijo ruborizado y escondido. Clarence rio.
-Nunca. -Hablaba entre risitas y sonrisas. -Sinceramente... No recuerdo la última vez que estuve tan feliz. Gracias.
-Jeh... Eres perfecto, querido. -Dijo Jack jugando con su dedo entre los pelos de sus pectorales.
-Y tú. -Le dio un besito en la frente. -Te amo.
-Y yo a ti.

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