Capitulo 1

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NOTA(Nura): Hola chicas! se que casi siempre olvido actualizar constantemente Wattpad y les pido una disculpa por ello :c no estoy acostumbrada sinceramente a la app y cuando me llegan notificacion de sus mensajes es cuando me doy cuenta y me digo "En la mauser! no he actualizado! D:" disculpen :c Aqui les traigo una historia completita en agradecimiento por leer mis adaptaciones(aclaro que algunas las escribi yo/son de mi autoria). igual hago un parentesis para decirles que lastimosamente ya no puedo subir las partes faltantes de Take my heart por unas personas maliciosas que me bloquearon esa historia :c pero pueden leer el final del libro original, el cual es: "Te doy mi corazón, de Julia Quinn" es mi autora favorita y en este momento me encuentro adaptando la saga bridgerton en mi página de facebook y muy pronto aqui támbien las subiré :) bueno, sin más que decir las dejo disfrutar la lectura, que tengan bello día! -Nura, fuera- 

Si Sungmin se quedaba quieto por un segundo más, estallaría en una explosión de confeti de lujuria frustrada. Quitó sus pies del suelo pegajoso y empujó su vaso de soda en la bolsa de palomitas de maíz vacía. Kyuhyun se sentaba inmóvil, con los ojos cerrados y su amplio cuerpo eclipsando el pequeño asiento, como una montaña de mezclilla desgastada y algodón recién lavado. Resistió el impulso aberrante de abrazarlo e inhalar el fuerte aroma cítrico que sabía, se aferraba a su piel. 

¿Estaba dormido? ¿Cómo? La película había sido tan subida de tono que su sangre se había convertido en magma debajo de su piel, gruesa y caliente, peligrosamente cerca de la erupción. Escaneó el teatro vacío y se tiro del cabello que le ocultaba la frente sudorosa, con la esperanza de ocultar algo del rubor en sus mejillas. Sungmin no podría hacer nada atrevido con aquel hombre y arriesgarse a perder la tenue amistad que habían desarrollado. Hacer amigos era jodidamente casi imposible para él. Y no se podía arriesgar a estropear su logro. Se había mudado a aquel lugar huyendo del ridículo que hizo tiempo atrás.
Somos amigos. Sólo somos amigos, se repitió en su mente.
Sungmin no confiaba en sí mismo para tocarlo, no después de noventa minutos de exquisita tortura que acababa de soportar con el antebrazo de Kyuhyun presionado contra el suyo en el reposabrazos. Podría espontáneamente convulsionarse. Gracias a Dios que el clima se mantuvo fresco y aparte tenían varias capas de ropa entre ellos. Dio un golpecito a la bota de Kyuhyun con la punta de su zapato.
Sus ojos oscuros se abrieron de golpe, brillante con lágrimas no derramadas. No dormía después de todo. Sus labios se curvaron en una sonrisa secreta. La película le había movido de una manera diferente. Podría haber sido triste, pero Sungmin había tenido dificultades para concentrarse en otra cosa que la piel, tanto en la pantalla como al lado de él.
Kyuhyun presionó la parte baja de las palmas de sus manos contra sus ojos y gimió —Si le dices a alguien que lloro con las películas de chicas nunca te hablaré de nuevo.

—Así que según tú, era una película para chicas. —Y como si alguna vez hubiera compartido algo de Kyuhyun. Sungmin atesoró uno más de sus secretos, recogía fragmentos de información, dada o robada, y los metía en el nido de urraca de su deseo, su corazón—. Amigo, era más como porno suave.
Sungmin supo que aquel calor que sentía por tenerlo a su lado tan cerca, se había avivado con tan solo aquellas palabras y recordar lo sucedido, en la película, claro. Kyuhyun se volteó para enfrentarlo, su sonrisa torcida, las suaves luces formando sombras sobre su atractivo rostro, haciéndolo parecer depredador. Su voz era un zumbido bajo, prácticamente arrastrándose sobre su cuello. —¿Cómo es que sabes sobre el porno Minnie?
Sungmin se estremeció ante aquel acto, sus mejillas explotaron en sonrojo y se puso de pie casi por reflejo, no podía mirarlo más, su boca siempre parecía ir por delante de su cerebro cada vez que pasaba mucho tiempo con Kyuhyun a solas. —Teníamos cable. Y, ya sabes, internet.
Su garganta estaba apretada, su voz más chillona de lo que podía soportar. Necesitaba deshacer aquella telaraña de deseo, derrumbarla. Debía permanecer frío. Se deslizó hacia debajo de la fila, poniendo el mayor espacio entre ellos como fuera posible sin llegar a dejarlo atrás. Agarrando la parte superior de un asiento delantero, pasó sus uñas contra la tela áspera, centrado en el último de los créditos, ignoró el peso de los ojos de Kyuhyun clavados en él mientras esperaba que le dijese algo, un silencio se extendió entre ellos que rompió con el crujido de su asiento. El breve toque de Kyuhyun y la luz que se reflejaba en sus ojos lo sacudió por completo.
—Cierto. ¿Quieres comer pizza antes de regresar al campus? —preguntó Kyuhyun.
¿Por qué se mantenía queriendo hacer más cosas? ¿No estaba aburrido ya? ¿Kyuhyun no tenía otros planes? Sungmin sabía que no podría sobrevivir otra hora en su órbita, así que negó con la cabeza.
—Estoy muy lleno, por las palomitas de maíz y Twizzlers
Se levantaron para salir del lugar, cruzaron el lobby desolado y se dirigieron a la salida. Un empleado solitario los miró con desprecio mientras limpiaba una vitrina de dulces. Los miércoles no solían ir muchos al cine. Y si ellos no hubieran ido esa noche al cine, podrían haber cerrado temprano. Una punzada de culpa atravesó su intestino. Sungmin había odiado a los clientes de última hora cuando trabajaba en el restaurante de regreso a casa. Aceleró sus pasos, arrastrando los pies sobre la delgada alfombra marrón, cascos de palomitas de maíz y chispas estáticas arrastrando a su paso.

Una ráfaga de aire helado y lluvia lo atacó cuando Kyuhyun mantuvo la puerta abierta.
—Parece que lloverá aún más fuerte. —dijo Kyuhyun, observando las nubes negras correr a través del cielo nocturno.
—Mejor corramos, no parece que la lluvia vaya a detenerse pronto.
—No, espera aquí. Traeré el auto.
Lo vio correr a través del estacionamiento del centro comercial, aquello era como una escena de película para su propio disfrute, aunque odió que Kyuhyun llevara demasiada ropa encima, nada más sexy que una playera empapada por la lluvia. Excepto solo Kyuhyun en una chamarra enorme empapado por la lluvia. Se abrazó a si mismo sintiendo un escalofrió y trató de recordar que aquellos pensamientos estaban mal, mal, mal.
Kyuhyun se detuvo en la acera y abrió las cerraduras de su Taurus de mierda. Mi carruaje aguarda, pensó Sungmin con sarcasmo.
No hablaron la mayor parte de vuelta al campus, en su lugar, escucharon una mezcla de un CD que Sungmin había quemado el año pasado después de que Kyuhyun admitiera nunca haber escuchado a la mayoría de las bandas que Sungmin tocaba en su show de radio. Sungmin había escrito "Educando a Kyuhyun" sobre el CD, con marcador permanente verde.
Kyuhyun cantó hasta el final, su voz era casi como la de un ángel, mientras se movía hacia el lote adyacente de su edificio de apartamentos. Sus largos dedos golpeteaban al mismo tiempo contra el volante, su rodilla rozaba el tablero. Sungmin lo miró e imaginó que estaba cantando para él. ¿Cuántas veces Kyuhyun había escuchado esa canción?
Apagó el motor y Sungmin lo vio tomar un largo trago de su soda, observó sus labios envolverse alrededor de la pajilla. Agitó el vaso en su dirección, hielo chapoteando contra el lado. —¿Quieres?
El radio sonando. Los limpiaparabrisas chillaban a través del parabrisas, no lo suficientemente rápido para mantenerse al día con el aguacero o su pulso acelerado.

—¿Alguna vez vas a besarme? — Sungmin lo dijo rápido, sin pensarlo. E instantáneamente arrepintiéndose.
—¿Qué? —Kyuhyun tosió, ahogándose con la soda, dejando su vaso gigante en el soporte. Su camisa se levantó cuando Kyuhyun se volvió hacia él, dejando al descubierto un trozo de piel tensa. Sungmin resistió el impulso de darle un puñetazo en el musculoso estómago distrayente. La pregunta no era completamente absurda. Había besado a decenas de chicos, de los que sabía, en el último año y medio. Más que besar, si fuera honesto consigo mismo. No es que estuviera contando.
—Nada, estaba bromeando, la noche era tan... tan parecida a una cita que me sentí obligado a preguntar sobre mi beso de buenas noches. —Se estaba bromeando a sí mismo. Cho Kyuhyun no besaba a chicos aburridos como él, aunque fuera mucho más inteligente que todos los demás juntos. Sungmin estaba torcido, doblado como una flor tratando de encontrar un rayo de sol en una esquina. Y se odiaba por ello.
—Jesús, por un minuto pensé que lo decías en serio.
Kyuhyun se pellizcó el labio inferior, del mismo modo que lo había hecho el año pasado en Cálculo. Pellizcó el labio y miró un agujero ardiente en el libro de texto antes de inclinarse para gesticular—: Ayúdame más tarde. — Sungmin quería retirar la mano y calmar ese labio inferior con el pulgar. Apretó la manija de la puerta fuertemente así sus uñas cortaban en su palma.
Estoy tan jodido, pensó.
Tirando de la capucha alrededor de su cara, se preparó para el diluvio. —Hasta mañana.
—Espera, que está cayendo. —Kyuhyun extendió la mano como si fuera a tratar de detenerlo, pero si se inclinaba sobre la consola para agarrar su brazo, si lo tocaba, Sungmin moriría. Expiraría en el acto. No importaba que lo hubiera tocado una y mil veces antes de ahora. Cada toque, empuje, y abrazo cuidadosamente catalogados. Amigables y sin sentido, marcaron su piel.
Si me toca, nada va a estar bien otra vez, nunca, pensó.
No esperó y se marchó, claro que Kyuhyun no lo siguió ni se mostró preocupado, después de todo solo eran amigos, no novios

***

Kyuhyun diviso el destello de color naranja de la tira reflectante del abrigo de Sungmin y trató de seguirlo mientras se desvanecía en la lluvia, pero no lo hizo, todo lo que podía ver ahora era la expresión que estuvo en su rostro justo antes de que abriera la puerta, pálido, había pánico en sus ojos abiertos, lo había mirado como si fuera el monstruo debajo de la cama.
Tal vez lo soy, pensó.
Arrancó el auto en reversa y se retiró. Pensando que esa película había sido un error. Sungmin era la única persona con el que se atrevería a ver una película para chicas, pero ver que era al mismo tiempo porno le había sorprendido. No estaba ni cerca de una verdadera película de porno, pero era evidente que Sungmin había estado mortificado. Dios, ¿qué estaba mal con él? Hablando de porno con el inocente Sungmin.
Sungmin realmente se habría mortificado si supiera que él había pasado años de su niñez comiendo Cheerios en el vestuario de un club de striptease. Si algo bueno pasaba en su vida, no duraba mucho. Él lo arruinaría o lo haría su familia. Era como una ley del universo "Si Kyuhyun lo quiere, no puede tenerlo" Así que se cuidó de no querer nada demasiado
La lluvia se deslizaba contra su parabrisas. Los faros apenas cortaban tres segundos de recorrido a través de la tormenta. Desaceleró por un segundo, luego lo disparó.
Mi vida es una gran señal de peligro en la carretera: resbaladizo cuando está mojado, puentes de hielo antes de carreteras, derrumbes.
Su teléfono celular vibró, pero no era lo suficientemente suicida para responder. Podría ser cualquiera. Tenía un zumbido constante de textos y llamadas de chicos que le echaban bronca y otras de chicos que había follado. No amigos, sin embargo. No como Sungmin, quien le dio un lugar para ser él mismo...
Kyuhyun hidroplaneó un par de veces en su camino hacia el otro lado del campus, pasando muy cerca de un loco en bicicleta cuando coleteaba dentro del estacionamiento.
La luz de la pantalla de su teléfono era cegadora. Una llamada perdida. Reconoció el código de área. Casa. Su dedo se cernía sobre eliminar.
Mamá no ha llamado en meses.
Al final decidió escuchar el mensaje de voz.
Se escucho una tos, ronca y extrañamente familiar, seguido de cuatro segundos de silencio. —¿Kyuhyun? Es Jae. Ya estoy de vuelta. Llámame.

Hijo de puta. Su teléfono golpeó el marco detrás de la ventana del lado del pasajero y rebotó en pedazos. No había oído la voz de su hermano en años. No desde que Jaejoong había tirado su maleta en la parte posterior del auto de su novia, gritándole promesas a Kyuhyun en el porche. —Volveremos por ti. Te llamaré cuando nos acomodemos.

Jodidamente tarde. Su respuesta violenta lo sorprendió. Él había estado ciertamente asustado después de que Jaejoong lo dejó solo para valerse por sí mismo mientras su mamá rebotaba de un club a otro, usando y siendo usada. Kyuhyun había estado enojado cuando se dio cuenta de que su hermano le había mentido acerca de regresar. Enojado y triste, imaginando que Jae había localizado a su padre y estaba viviendo una vida de cuento de hadas que no tenía espacio para medios hermanos. ¿y en los últimos años? No había sentido nada.
Recogió los fragmentos rotos de su celular y los metió en sus bolsillos. Estúpido. no tenía dinero para un nuevo teléfono. Los depósitos esporádicos de su madre en su cuenta bancaria se habían detenido unas semanas después de que lo hicieran sus llamadas telefónicas. Si no viera las imágenes de su gato publicadas en línea podría pensar que algo estaba mal. Su garganta se apretó al pensar en su última conversación, si se le puede llamar una conversación.

—Kyubebé.
Se había puesto rígido. Por lo general, su madre gritaba su nombre, pero a veces se empapaba en miel, cuando quería su ayuda o su aprobación, o cuando lo quería para tragar alguna mierda de laboratorio para obtener dinero.
—No puedo mantenerte más. Estas por tu cuenta, pequeño. Vas a aterrizar sombre tus pies. Siempre lo haces.

En su feliz maldito cumpleaños, no se había molestado en discutir, su madre apenas tenía un hueso maternal en su cuerpo. Fue un milagro que lo hubiera ayudado durante todo el tiempo que tenía.
El estipendio anémico de su campus de asignación de trabajo-estudio no estaba cortando más. Ahora su hermano estaba de vuelta desde el éter y seguro quería algo; un poco de dinero para mantenerlo, tal vez un lugar para alojarse y Kyuhyun había raspado cambio de debajo del asiento del auto durante semanas tratando de reunir el dinero para su depósito de alojamiento de verano. Nadie te jode tanto como la familia. Tal vez era el momento de unirse a la marina mercante.
Sacó su pie del freno y el auto rodó sobre la acera con una raspadura repugnante. Se había olvidado de ponerlo en pare. ¿Qué es un raspón más? No es como si pudiera vender el pedazo de mierda por algo más que chatarra de todos modos.
Aún empapado de su carrera en el estacionamiento, y echando humo, apenas sintió la lluvia mientras golpeaba hasta la banqueta. Si la marina mercante no funcionaba, tal vez podría vender algunos fluidos corporales. Buscar en google por oportunidades de

dinero rápido, parecía una idea muy mala, pero era la única que tenía. Saludó con la cabeza a una pareja acurrucada bajo el voladizo compartiendo un cigarrillo cerca de la entrada y dio gracias a Dios que nunca había cogido ese hábito. Jae había sacado a escondidas Kools del paquete de su madre mientras ella se desmayaba después de un largo turno de noche. Un poco de cálculo mental, y estaba enojado de nuevo. Ella no podía mantener la financiación de la universidad, pero podía gastar miles al año en una muerte segura. A la mierda, podía hacer lo que quisiera. Siempre lo había hecho.
Entre la tormenta y el sistema de calefacción todo-o-nada de la residencia, el aire húmedo en su habitación se aferraba a su piel como una película pegajosa. Se desnudó hasta quedar en bóxers, encendió el ventilador oscilante que utilizó durante todo el año, y tomó su laptop. Tumbado en la cama, buscando "trabajo sin experiencia" y "dinero rápido y legal" como términos de búsqueda, vio una pequeña luz verde junto a un tentador nombre. Vicent. Sus problemas de dinero no se irán a ninguna parte, pero su escurridizo "amigo" podría parpadear fuera de su existencia en cualquier momento. Empujó sus preocupaciones a la parte posterior de su mente. El ventilador maldijo su piel recalentada, levantando la piel de gallina al abrir una ventana del chat. Su pulso se aceleró mientras esperaba una respuesta.

***

El apartamento de Sungmin era un pozo. El pequeño lavabo en la cocina de la galera se desbordaba con tazas y platos, ocultando por completo la pequeña colección de vasos de carnaval que había establecido en el alféizar. Había estado tan orgulloso cuando se mudó a su propio lugar. Él se había sentido adulto y aliviado de no tener que lidiar con el drama de la vida en grupo, el rompecabezas místico de interactuar con extraños familiares. Nunca se había ajustado plenamente al dormitorio. Sungmin era demasiado cauteloso de las motivaciones de las personas, desconfiando de ofertas de amistad hasta el punto de aislarse a sí mismo.
Ignorando el desorden, agarró una botella de jugo de naranja de la nevera y bebió directamente del envase. Tan pronto como el líquido agriado golpeó su lengua farfulló. Tapando el envase, lo metió de nuevo en la nevera para hacerle frente más tarde, cerró con su cadera comprobando la puerta, y fue en busca de galletas. Cualquier cosa para sacar el gusto de su boca. Con una Oreo sujeta entre los dientes, se dirigió a lo que Sungmin llamó "su rincón de la vida" empujando una pila de papeles en su estela. Un futón y dos cajas de leche al revés no calificaban exactamente como una habitación. Era más como un amplio pasillo que conduce a su dormitorio. Su destino.
Dejó caer su sudadera empapada en el cesto y se desplomó sobre la cama. La galleta estaba dura pero comestible. Incluso las malas galletas son todavía bastante buenas. Si

estuviera de vuelta en los dormitorios con un compañero de cuarto, esta sería la parte de la noche donde discutían por el tiradero que hay o en la que discutirían sobre chicos ardientes, en caso de que su compañero igual fuera gay. Lástima que detestaba ordenar y odiaba hablar cosas personales con casi todos.
Todo era culpa de su ex compañero de habitación de todos modos. Era el que había traído a Kyuhyun de vuelta a su habitación el año pasado. Sungmin había despertado con el inconfundible, relamer de labios, la pesada sinfonía de respiraciones de un circuito.
—Tratando de dormir aquí —Había dicho Sungmin.
Xiumin se había molestado porque Sungmin los interrumpió, así que cuanto intento hacer que Sungmin saliera de SU propia habitación su "amistad" terminó, pero en la actualidad Xiumin había vuelto a hablarle, para su mala suerte.
Si Sungmin se hubiera tapado por completo con las sabanas y hubiera fingido que no estaban allí, Kyuhyun nunca lo habría reconocido en Cálculo. Nunca se habría disculpado con una oferta de pizzas conciliatoria y cerveza y Sungmin nunca se habría enamorado de él.
Se puso una camiseta sin mangas y se dejo sus bóxers antes de caer en la silla del escritorio.
"Sólo revisaré mi correo electrónico de la escuela, diez minutos máximo"
Sungmin estaba mintiéndose a sí mismo, la típica negociación con el diablo.
"No abriré su perfil. No le voy a enviar un mensaje"
Hizo aquel perfil falso para él el mes pasado había parecido una buena idea a las dos de la mañana, después de unas cervezas con Taemin y unas horas de agonía de ver a Kyuhyun conectar con un chico al azar en The Brick. Sólo quería saber lo que se estaba perdiendo, quería saber lo que era ligar con Cho Kyuhyun y poder apreciarlo a detalles gráficos, al inventar a Vicent pudo averiguarlo, sin embargo, se volvió más cercano a Kyuhyun debido a ello y eso causo que se enamorara aún más, lo peor es que lo conoció más, de una forma incorrecta. Kyuhyun mantenía distancia con él, tal vez por ser amigos, pero nada detuvo a Kyuhyun de ir a por Vicent. Allí estaba, parpadeando. Sungmin debería ignorarlo, borrar, borrar, eliminar. El mensaje ni siquiera era para él, en realidad no, era para Vicent. Y él había jurado que nunca sería Vicent nuevo.
Kyuhyun: oye
¿Cómo podían tres letras minúsculas ser tan tentadoras? Sungmin podía oírlo en su cabeza. Kyuhyun lo tenía enloqueciendo. Se lo imaginó encorvado sobre su ordenador portátil, el cabello desgreñado eclipsando su rostro, pies descalzos, su camisa colgando al final de su cama extralarga.

Tenía que responder. Sungmin lo quería de cualquier forma que pudiera tenerlo.
Vicent: Oye tú.
Kyuhyun: ¿Por qué estoy siempre feliz de verte?
Vicent: Porque soy impresionante ¿no?
Kyuhyun: Lo eres. Estoy mirando tu imagen en este momento. Tan hermoso.

No soy yo. Sungmin le había enviado una foto de su primo, en vacaciones de primavera, en Cabo, hace tres años, usando un mini traje de baño y empujando una cara de pato para la cámara.

Vicent: En realidad no
Kyuhyun: Dentro y fuera
Vicent: ¿Estas acostado?
Kyuhyun: No puedo dejar de pensar en ti.
Era una tortura. El noveno nivel del infierno. Todo lo que había querido que dijera estaba allí en la pantalla, excepto que en realidad no era para él.
Kyuhyun: Me gustaría poder tocarte.
Y Sungmin estaba ardiendo, en llamas. Si estuviera diciendo estas cosas en persona, se habría desintegrado. Sungmin tiró de su camiseta.
Kyuhyun: ¿Eso está bien?
Sungmin prácticamente se estaba derritiendo. Aquella desastrosa atracción podría matarlo. Sungmin apretó los muslos juntos y se movió en su asiento.
Vicent: Quiero tocarte tambien.
Kyuhyun: ¿Skype?
Vicent: No se puede, aún no hay webcam.
Mierda. Este iba a ser el final, una vez más. ¿Quién no tiene una cámara web? Contuvo el aliento, esperando que el pequeño indicador parpadeé que Kyuhyun estaba respondiendo. Un minuto completo. Probablemente estaba frustrado, tirando de esa

mata de pelo fuera de su cara ahora, apretandolo en una pequeña cola de caballo. Un minuto y medio. Había perdido el interés. En cualquier momento la luz se apagaría.
Kyuhyun: Lástima
Sungmin exhaló, una oleada de alivio que lo dejó aturdido.
Vicent: Lo siento
Kyuhyun: ¿No quieres verme?
Vicent: Más que nada
Kyuhyun: Quiero ver mis manos sobre ti.
¿Se estaba tocando Kyuhyun a si mismo ahora? Trazó un ocho sobre la suave piel debajo de su ombligo, persiguiendo el calor creándose allí. Sungmin nunca sería capaz de decirle la verdad, y esto nunca iba a ser suficiente.
Vicent: Me estás tocando ahora
Kyuhyun: ¿Dónde?
Vicent: Mi abdomen
Kyuhyun: Baja. Te estoy tocando más abajo. Tengo mis dedos entre tus piernas y estás tan mojado y erecto para mí.
Kyuhyun: Te estoy fijando a la cama y besándote.
Kyuhyun: Tengo mi lengua en tu boca. Sabes dulce.

Al igual que el regaliz rojo. Si alguien más le enviaba mensajes como este a él los bloquearía en un segundo. Sin pensarlo, Sungmin deslizó su mano más abajo, bajo sus bóxers hasta sus piernas tal y como Kyuhyun se lo estaba describiendo. Necesitaba contestarle pronto, decirle algo, pero primero tenía que saber que iba a hacer, imaginariamente, tal vez podría tomar referencias de la película que vieron, su mente se lleno de aquellas fuertes escenas ¿Por qué habían visto esa película?

Su mano empezó a crear fricción contra su erección, demonios.
Vicent: Sigue.
Kyuhyun: ¿Qué me estás haciendo?
Esa misma pregunta se la podría hacer a Kyuhyun. "¿Qué me estás haciendo a mí, Kyuhyun? ¿Cómo soy esa persona en este momento?" Sungmin sabía que Kyuhyun quería que escribiera algo sexy. Algo para poner su pene igual de duro que el de él o más duro aún. Algo con lo que pudiera jugar en su mente mientras se sacudía. Ambos solos, juntos, tocando nada más que estática.
Vicent: Te puedo sentir presionándome, estas duro.
Kyuhyun: Estoy tan duro.
Aquello fue difícil, porque era fácil, tan jodidamente fácil pretender ser alguien que no era mientras que Kyuhyun se acostaba desnudo. Tenía que decirle. No ahora. Sungmin no era tan cruel o desinteresado. Pero pronto, antes de que por error escribiera algo que descubriera su verdadera identidad. O, peor, repetir algo en persona que sólo Vicent sabía. Se trasladó a la cama. Acurrucado alrededor de la laptop, Sungmin empujó las cosas más de lo que nunca había hecho antes. Tenía que ser la última vez. Si Kyuhyun podía yacer desnudo, él lo haría también, a su manera. Su nombre podría ser falso, pero estas fantasías sucias eran reales. Y sólo por culpa de Kyuhyun.
Vicent: mi mano está toda resbaladiza
Y así era. Su mano izquierda, pegajosa, estaba frotando, con el presemen, su erección mientras picoteaba el teclado con la mano derecha.
Kyuhyun: lamelo. Chupa tus dedos.
Casi lo hizo, pero Sungmin no quería dejar de tocarse todavía. Se sentía tan mal y tan bueno. Viendo el nombre de Kyuhyun, sus palabras, parpadeando en la pantalla mientras se masturbaba. Se imagino la poca piel del abdomen de Kyuhyun que había visto antes, y se le secó la boca con el anhelo, desesperado por arrastrar la lengua por ese cielo de piel. Y más baja.
Vicent: preferiría chuparte a ti

Kyuhyun: sería
Kyuhyun: jodidamente bueno
Kyuhyun estaba tocándose a sí mismo ahora, Sungmin lo sabía.
Vicent: lamiendo cerca de tu pene, luego la punta de aquella gran erección y luego poniéndolo dentro de mi boca mientras me empujas hacia abajo para devorarte por completo
Kyuhyun: maldición, si
Sungmin quería eso más que nada, nada de reservaciones, quería ver el lado salvaje de Kyuhyun con él, con el verdadero "él"
Vicent: ¿te gusta como se siente mi boca sobre tu pene?
Kyuhyun: voy a venrme en t boca
No podía ni siquiera escribir bien, era un pervertido, pero él también lo era, un pervertido y mentiroso
Vicent: sí
Kyuhyun: o en t pecho
Vicent: hazme un lío
Tal lio era, corriéndose y ensuciándose a si mismo con tal de sentirse lo más parecido a la descripción de Kyuhyun. Con los ojos cerrados con fuerza, el espacio entre "suficiente y lo suficientemente bueno" brillaban detrás de sus párpados, vaciló con la punta de sus dedos, una barrera invisible, necesitaba algo real, algo sólido, en cambio, él se aferró a lo que podía tener. La vida había formado era de palitos de helado y sustitutos pobres. La almohada que tenía metida entre sus piernas no reemplazaba a Kyuhyun, pero era todo lo suficientemente cerca que podía manejar. Nunca imagino que placer y dolor iban a estar agarrados de la mano dentro de su vida, se sintió tan bien y tan mal por su miserable y conformista vida de mentiroso, termino cerrando el portátil sin siquiera molestarse en despedirse.

***

Kyuhyun dejó su imagen abierta en su escritorio incluso después de que hubiera dejado de responder. ¿Cómo había llegado a ese extremo? Bien podría salir de su dormitorio y encontrar un cuerpo caliente sin mucho tiempo. Podía mensajear a alguien que realmente conocía y tener un golpe en su puerta en quince minutos. Pero él no quería a unos labios cualquiera sobre su polla, ya no. En cambio, él estaba tratando de memorizar su pálida piel curvilínea. Mantuvo esa imagen en su mente mientras se acariciaba de nuevo hasta la dureza. Lento, perezoso, todavía gastado de la última ronda. La imagen se deslizó, borrosa, se transformó en un pelo rubio y una sonrisa triste, Sungmin, en el único en quien podía confiar y mostrarse a si mismo.
Sungmin era alguien que nunca le pidió nada. Alguien incapaz de herirlo y en quien no debería estar pensando con la mano en sus pantalones.
Empuñó su polla, que tiró con fuerza y rápido. Los ojos color avellana de Sungmin, sus labios acorazados y sus mejillas sonrosadas invadieron su mente
Diablos, No estaba fantaseando con Vicent, sino con Sungmin. Agarró una toalla del suelo y se limpió a sí mismo antes de cerrar el ordenador portátil para la noche. Dormía con su vergüenza escondida a su alrededor como una manta. Lo había estado deseando durante años

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MI SECRETO [KYUMIN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora