Capitulo 11

177 18 1
                                    


La fuerza de su furia lo propulsó por cuatro cuadras antes de que recordara que tenía un auto. Kyuhyun paró en la mitad de una acera rota y se encorvó, las manos en las rodillas, para tener un poco de sangre de vuelta en su cerebro. Esa punzada en su pecho era del esfuerzo, no un corazón roto, ¿verdad? 

Quería que Sungmin volviera, que le dijera que había fisgoneado en su portátil y que le estaba gastando una broma. Pero tan pronto como lo dijo, él sabía que era verdad. Su confesión fue la última pieza que le faltaba al rompecabezas. Y encajaba. No tenía que improvisar o golpearlo con sus puños. Encajaba. ¿Por qué lo hizo? ¿Para divertirse a costas de él? ¿Para desenterrar suciedad? ¿Para usarlo por el momento y luego desecharlo?

Todo lo que podía hacer era respirar, maldecir, levantarse y caminar de vuelta a su carro. Había estado viviendo en la burbuja de Sungmin mucho más de lo que se había dado cuenta. Sungmin lo sabía todo sobre él, y él no sabía nada de Sungmin. Menos que nada, porque todo lo que él sabía podrían ser mentiras.

Cuando giró en la esquina del estacionamiento, su bastardo hermano estaba apoyado contra el carro, de brazos cruzados, gafas de sol bloqueando sus ojos, Kyuhyun sabía que se veían exactamente como los suyos. "Sal en una maldita cortada de papel."

—Escúchame bien. —Jang levantó sus manos, palma hacia fuera. Alejándose de Kyuhyun y haciendo señas al mismo tiempo.

No sabía si quería golpearlo de nuevo o abrazarlo. Kyuhyun dio un paso hacia adelante, los puños hechos bola, pero Jang no se movió. Kyuhyun se lanzó hacia adelante y Jang atrapó a su hermano por el cuello. Él debería seguir molesto, y lo estaba, pero fue silenciado ahora, como si tuviera espacio suficiente en su corazón para estar molesto con una persona que amaba al mismo tiempo. Apretadamente, enterró su cara en el hombro de Jang.

No abrazaba a su hermano en ocho años, tal vez más, pero sólo fue raro por un momento. Se fundió en calor y la seguridad. Comodidad.

—Bien, hijo de puta, bien, tú ganas.

—Sí, lo hago. —Jang lo apretó de nuevo y dio un paso atrás, agarrando los hombros de Kyuhyun.

―¿Estas bien? Saliste volando de ese apartamento como si estuvieras huyendo de los policías. Estaba a punto de ir por ti una vez que me di cuenta que nadie estaba siguiéndote.

Casi deseó que estuviera en problemas con los policías, entonces tal vez Jang pudiera ayudarlo. No, ni siquiera eso. Su hermano no peleó las batallas de él en años. Se desprendió de su agarre. ―Ni siquiera sé.

―¿Pelea con tu pareja? Sé que salté de mi novia unas cuantas veces. Usualmente ella tiraba mi mierda hacia mí mientras corría.

Kelsey, claro. Esa era la chica de la que Jang se había despegado. La recordó como una nube de perfume de Baby Soft10 mezclado con humo de cigarrillo. Dulce y áspero. Sungmin no tiraría cosas. Sungmin probablemente empacaría sus cosas ordenadamente y las pondría en la esquina. Maldición. Él no quería volver allí y tratar con Sungmin. Él tintineó sus llaves en el bolsillo. ―¿Tienes hambre?

10 Línea de talcos, champú, entre otras cosas para bebés.

―Podría comer unas cuantas hamburguesas. Está este camino hacia mi motel.

Lanzó las llaves. ―Tu conduces, viejo. No estoy para eso.

Se metió al asiento del pasajero, el asiento de Sungmin, y maldijo. Sabía que si se inclinaba hacia abajo en el asiento encontraría el cepillo con su cabello, un CD con su letra marcada en el frente.

MI SECRETO [KYUMIN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora