Capítulo 16

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Los escalones no dejan que avance con rapidez, la oscuridad hace que la criatura que camuflaje, la puerta se atasca, solo me puedo guiar de mi oído que me indica como esta cosa se abre paso por las escaleras. Comienzo a pensar en un plan, pero no se que hacer cuando estoy enfrente de una gran bestia que no conozco. Empujo la puerta con todas mis puertas pero sigue sin moverse, es como si el barro que la rodea se convirtiera en cemento y no la dejara moverse. Observo el barandal, abajo están metros de agua, siento cerca a la criatura, sin pensarlo me arrojo al agua –lo ultimo que escucho antes de tocar el agua es un quejido –Pienso en moverme por si la criatura se lanza detrás de mi pero miro abajo.

Se que pronto se acabara el aire de mis pulmones y tendré que salir del agua a buscar mas, pero algo me dice que tengo que bajar, y nado, nado hacia la pared mas cercana, miro unas escaleras que no estoy muy segura de que estuvieran ahí antes de que dominara el agua. Bajo como si nada, estas me guían a una puerta que temo abrir, pero ¿que puede ser peor? La abro rápido, en un solo movimiento paso y la cierro, la gravedad de la que te protege el agua se va.

Noto que sigo mojada pero ahora se donde estoy, es la casita en la que me crié, en la que viví, solo que mas nueva y alumbrada; camino por el pequeño pasillo que me lleva a la entrada, la veo, -pintada de verde pistache – giro la perilla y empujo. El sol me deslumbra, cuando mis ojos se acostumbran a la luz observo el árbol donde estaba el columpio, pero ahora si esta –en mis recuerdos se veía mas triste y desolado, he incluso el árbol se ve mas nuevo y fresco, recuerdo como lo quemaron aquellos niños - pero ahora esta vivo, en el columpio se balancea un niño pequeño de 8 años aproximadamente. Me acerco cuidadosamente hasta posarme alado de él.

El pequeño luce un cabello oscuro que se re castaño a la luz solar, tiene una sudadera gris y unos jeans sueltos, nada es extraño en él. De la nada me mira de reojo.

-¿te gustaría jugar conmigo? -pregunta con una voz triste.

-Eh... si, claro –respondo.

-Empuja el columpio, me gusta mucho este, pero no tengo la fuerza para moverlo mucho.

-Lo se, a mi también me gusta y me costaba trabajo moverlo. -me coloco detrás de el, tomo firmemente las cuerdas pegadas al asiento y jalo, lo suficiente para que pueda balancearse un momento.

-Mi nombre es Erick. -dice un poco mas animado.

-Mi nombre es Anna.

-Hola. -Pasa el tiempo, se quedan silenciadas nuestras voces, el único sonido es el columpio meciéndose.

Este se empieza a detener hasta quedar completamente quito, Erick baja de el, comienza a caminar, pasa de largo pero repentinamente se detiene, regresa hasta quedar enfrente de mi. Extiende su mano hasta tomar la mía, -no la retiro porque algo me hace confiar en él -comienza a jalar de ella y avanzo, nos metemos a mi hogar.

-Tu te quedaras aquí, yo volveré mañana, solo puedo estar aquí 10 minutos al día, promete que estarás aquí mañana. -Me quede mirándolo, sus ojos color miel me desarmaban completamente.

-Si, lo prometo. -Lo vi como caminaba a la puerta, la abría y la cerraba tras él.

No podía entender nada, pero decidí ir a donde antes era mi habitación y dormir.

Mis ojos miran ese mismo techo, a mi mente llegan los pensamientos mas hermosos que nunca he tenido, pero de la nada uno atraviesa todos como una flecha: ¿Cómo voy a salir de aquí?

A la mañana, observo como amanece, camino a la cocina –la despensa esta llena –saco una taza, sirvo leche y me siento a observar, como la tierra es tocada por un nuevo despertar.

-Es bonito ¿verdad? -No puedo evitar alterarme.

-Si, lo es.

-Vamos. -dice enérgicamente.

-¿A dónde?

-A afuera. -Lo sigo, tiene la risa de un risueño y una energía que pareciera no agotarse.

Caminamos, no necesitamos ir al pueblo porque el bosque esta de nuestro lado. Comienzo a mostrarle las plantas, pero antes de que logremos llegar a mi lugar favorito se pierde detrás de un árbol. Sigo, camino aunque ya no este.

Continuo, la ultima vez que estuve recuerdo que hasta arriba del cerro estaba la vista mas hermosa que podía imaginar, mi propósito es verlo de nuevo aunque esto no fuera real -esto no es real –subo hasta arriba, miro atrás y noto la chimenea encendida que humea, llego al punto donde esperaba, recuerdo que en un tronco hueco guardaba una manta y en una rama até un trozo de mi vestido fuscia –me hacia sentir segura, que había un lugar al que siempre podía llegar –todo esto a 2 metros después de subir toda la montaña, en algún momento tienes que seguir y bajar pero nunca bajaba del lado correcto.

Al llegar camine con dirección al tronco, este no tenia mi manta, ni tampoco mi listón. Camine mas pensando que aun no llegaba al tronco correcto aunque yo sabia que si, sabia que eran una cantidad de pasos exactos y llegaría, pero prefiero engañarme. Cuando estaba segura de estar exactamente a la mitad el cielo ya estaba nublando, a mis oídos llego un chasquido. Fuego. 

Un secreto másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora