---------------------------CAPITULO 41--------------------------
—¿Qué estás haciendo? —El maestro Blint le propinó un sonoro bofetón con el dorso de la mano. Se puso en pie, furioso, mientras las facciones ilusorias de Hu Patíbulo se desvanecían como el humo.
Kylar se levantó con esfuerzo; la cabeza todavía le daba vueltas y le pitaban los oídos.
—Tenía que... Tú te habías marchado...
—¡Me había marchado a planear esto! —exclamó Durzo Blint con un susurro ronco—. ¡A planear esto! Ya da igual. Tenemos tres minutos hasta la siguiente ronda del guardia.
Tanteó la forma inerte de Elene con un pie.
—Sigue viva —dijo—. Mátala. Después busca el ka'kari mientras yo me ocupo del cadáver del muriente. Ya hablaremos más tarde de tu castigo.
«Llego demasiado tarde.»—¿Has matado a la duquesa? —preguntó Kylar mientras se frotaba el hombro donde lo había golpeado la puerta al irrumpir Durzo.
—El muriente era el príncipe. Alguien se me ha adelantado.
Sonaron unas botas pesadas en la escalera. Durzo desenvainó a Sentencia y echó un vistazo al pasillo.
«Dioses, ¿el príncipe?» Kylar observó a la chica inconsciente. Su inocencia era irrelevante. Aunque no la matara, creerían que había ayudado a robar el ka'kari y asesinar al príncipe.
—¡Kylar!
El joven alzó la vista, desconcertado. Era todo como una pesadilla. No podía estar pasando.
—Ya he... —Tendió la bolsita con la mano flácida.
Con el ceño fruncido, Durzo se la arrebató y le dio la vuelta. El Orbe de los Filos cayó en su mano.
—Maldición. Justo lo que me imaginaba —dijo.
—¿Qué? —preguntó Kylar.
Sin embargo, Durzo no estaba de humor para responder preguntas.
—¿La chica te ha visto la cara?
El silencio de Kylar fue suficiente respuesta.
—Ocúpate de ello. No es una petición, Kylar, es una orden. Mátala.
Unas gruesas cicatrices blancas surcaban lo que había sido una cara preciosa. Los ojos se le estaban hinchando y amoratando, y eso era tan culpa de Kylar como las marcas de diez años de antigüedad.
«El amor es un nudo corredizo», le había dicho Blint al poco de acogerlo como aprendiz una década atrás.
—No —dijo Kylar.
Durzo volvió la vista.
—¿Qué has dicho? —De Sentencia goteaba sangre negra que formaba un charco en el suelo.
Aún había tiempo para rectificar. Tiempo para obedecer, y vivir. Si dejaba que Elene muriera, en cambio, Kylar se perdería en la sombra para siempre.
—No la mataré. Y no te dejaré matarla. Lo siento, maestro.
—¿Tienes idea de lo que significa eso? —le espetó Durzo—. ¿Quién es esta chica para que valga la pena que te den caza durante el resto de tu corta...? —Dejó la frase en el aire—. Es Muñeca.
—Sí, maestro. Lo siento.
—¡Por los Ángeles de la Noche! ¡No quiero disculpas! Quiero obedien... —Durzo alzó un dedo para imponer silencio. Los pasos estaban ya cerca. Abrió la puerta y salió al pasillo como un borrón de movimiento, a una velocidad inhumana; la tenue luz arrancaba destellos plateados de Sentencia.
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EL ANGEL DE LA NOCHE 1 : EL CAMINO DE LAS SOMBRAS (BRENTWEEKS)
ActionA sus 11 años, Azoth ha aprendido a juzgar a la gente a primera vista; en realidad, le va la vida en ello, pues forma parte de una de las bandas de huérfanos que roban y malviven en las peligrosas calles de la metrópoli de Cenaria. Bandas en las que...