Capítulos del 61 al 66

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 ---------------------------CAPITULO 61--------------------------  

El amanecer sorprendió a Kylar avanzando a trompicones hacia una de sus casas seguras. Antes de abandonar la isla, había erigido un túmulo de piedras sobre el cuerpo de Durzo en la punta septentrional de Vos. A esa hora no había nadie a la vista. Había robado un bote del muelle y había dejado que la corriente lo llevase hasta las Madrigueras, demasiado exhausto para remar.

Había amarrado en el mismo taller donde mató a Rata. Seguía siendo oscuro y discreto, perfecto para su tipo de trabajo. Se preguntó si Rata seguiría anclado en el lodo, si su espíritu inquieto observaría el bote de Kylar con el odio y la maldad que en un tiempo habían poblado su corazón adolescente.

Era una mañana propicia para las cavilaciones solitarias. Kylar desarmó las trampas de su puerta sin prestar atención y entró dando tumbos. Blint llevaba razón: habría sido un suicidio ir a por Roth la noche anterior. Estaba tan, tan cansado que lo atribuyó a los efectos de un veneno. Probablemente no habría podido ni con un solo meister.

Quizá valiera la pena pagar una vida con otra para librar al mundo de Roth Ursuul, pero Kylar no tenía intención de morir a cambio de nada. Echó los cerrojos y al poco se detuvo y regresó a la puerta. Cerró cada uno de los tres cerrojos tres veces. Cerrado, abierto, cerrado. «Por ti, maestro.»Cogió la jarra de agua, llenó la palangana, sacó el jabón y empezó a limpiarse las manos de sangre. El hombre del espejo se lavaba los últimos vestigios de la vida de su maestro con el rostro frío y tranquilo. Ensució de sangre el asa de la jarra, solo un poco. Solo una manchita oscura de la sangre que tenía en las manos.

Levantó la jarra y la lanzó contra el espejo. Tanto el cristal como la jarra saltaron en pedazos y rociaron de porcelana y agua la pared, la habitación, su ropa, su cara. Cayó de rodillas y sollozó.

Al final, se durmió. Al despertarse, se sentía mejor de lo que tenía derecho a sentirse. Se lavó y se sintió refrescado. Mientras se afeitaba, se descubrió sonriendo en uno de los fragmentos del espejo.

«Blint no tenía ninguna intención de matarme, pero no pudo resistirse a clavarme un dardo solo para demostrar que podía. El viejo cabrón. —Kylar se rió—. El viejísimo cabrón.»Era humor negro, pero necesitaba algo a lo que aferrarse.

Se vistió y armó, mientras pensaba apenado en el equipo que había perdido la noche anterior. Dagas, venenos, garfios, cuchillos arrojadizos, el tanto, la daga de envenenador... Había perdido todos sus favoritos exceptuando a Sentencia.

«Lamento la pérdida de mi equipo, pero no la de Logan, Durzo o Elene.»Era tan ridículo que volvió a reírse.

Estaba un poco desquiciado, decidió. Quizá era natural. Antes jamás había perdido a nadie que le importase de verdad. De golpe había perdido a tres en una noche.

Las calles estaban abarrotadas al atardecer, cuando por fin salió de su casa segura. Corrían rumores sobre lo sucedido en el castillo la noche anterior. Había aparecido un ejército de la nada. Había brotado un ejército hirviente de la Grieta de la isla de Vos. Había llegado del sur un ejército de magos. No, eran brujos del norte. Los montañeses habían matado a toda alma viviente en el castillo. Khalidor iba a arrasar la ciudad entera.

Pocos de los curiosos parecían preocupados. Kylar vio a un puñado de personas a punto de abandonar la ciudad con sus pertenencias cargadas en carros, pero no eran muchas. Nadie parecía creer que le pudiera pasar nada malo.

El escondite de Mama K seguía vigilado por el fibroso ceurí que fingía reparar la valla. Kylar no se molestó en volverse invisible. Se acercó al hombre sin prisas, se inclinó hacia él para pedirle indicaciones y le puso una mano sobre la espada corta que llevaba oculta. El ceurí intentó desenfundar demasiado tarde y se encontró el arma bien sujeta por Kylar, que le rompió el esternón con la mano abierta y lo dejó boqueando como un pescado.

EL ANGEL DE LA NOCHE 1 : EL CAMINO DE LAS SOMBRAS (BRENTWEEKS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora