Ocho

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[Narra Scott]

Jeremy parecía triste, lo había notado así desde hace tres días. Incluso le había visto llorar cuando se alejaba un poco del rebaño.

— ¿Sabes lo que le pasa? — le pregunté a Fritz.

La oveja naranja negó, aunque me parecía difícil creerle. Jeremy le decía todo a su amigo.

Cuando lo encontré sentado lejos del rebaño me asusté, creí que planeaba escaparse pero solo estaba sentado, viendo el lejano bosque.

En su mirada podía notarse la tristeza.

— Tal vez está así por el bosque — me dijo Fritz.

— Eso creo — contesté. —, pero no puedo llevarlo ahí, es muy peligroso.

Sabía lo que ellos pensaban, los había escuchado hablar antes y, aunque quería decirles, no podía explicar y revivir ese horrible recuerdo.

Observé a Jeremy sentado a lo lejos, bajo la sombra de un árbol que estaba a unos metros de donde yo me encontraba.

— Se quedará ahí — susurró Fritz.

— Ya son tres días así — suspiré y saqué el móvil de mi bolsillo.

Mi miedo de que algo fuera a sucederle tenía una razón. Yo sabía lo peligrosos que los lobos podían ser.

Y no era porque ellos quisieran ser así, era parte de su naturaleza.

Las memorias de mis días de infancia, aquellas que atesoraba, me traían vastos momentos de diversión en compañia de un gran amigo.

Vincent.

Él era un lobo de mi edad.

Recuerdo muchos momentos divertidos, en donde salía a correr a la pradera y él estaba a mi lado.

La mayoría eran recuerdos de risas y diversión. Momentos que permanencen en la memoria y te hacen sonreír.

Como dije, era la mayoría, no todos.

Había un recuerdo, el unico, que me causó pesadillas durante muchas noches.

Cuando Vincent, aquel que fue mi mejor amigo, me atacó durante un paseo en el bosque.

[Narra Vincent]

El comportamiento de Mike iba empeorando día con día, cada vez debía poner castigos más severos sobre él, pero parecía que eso no funcionaba del todo.

Era el unico que se me desviaba del camino, los demás eran obedientes, seguían las reglas, ellos sabían cómo me ponía cuando me enfadaba.

Con Mike me comportaba distinto, intentaba tener paciencia porque él era el lobo más pequeño del grupo. Eso lo volvía más rebelde, curioso y tonto.

Debía tener mucho cuidado con él.

Ahora estaba considerando un cambio en mi forma de enseñarle, tal vez debía ponerle ejemplos o debía contarle la razón de mi miedo a los humanos.

Ah, eran demasiadas dudas y, si no me decidía, probablemente el afectado sería él.

— ¡Estoy harto! — gritó Mike. — ¡Quiero salirrrrr!

Apenas era el tercer día y ya estaba de insoportable.

Le pedí a los demás lobos que salieran de la cueva, me decidí a contarle la razón por la que no quería que se acercara a la pradera.

— Mike — me senté frente a él. —, hablaré contigo... Después de que me escuches entonces decidirás si salir o no.

El menor solo me miraba, se veía enojado y podía notar todo el odio que sentía por mí.

La Oveja y El Lobo [AU JereMike]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora