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Sans se encontraba en la casa pero no encontraba a Frisk. La habia buscado por todas partes y no aparecía.
- Hey bro, donde esta kiddo - Sans estaba ansioso pero Papyrus estaba totalmente tranquilo.
- ¿Que niño? - Preguntó con duda mientras veía la televisión algún programa de cocina.
- Vamos bro no juegues conmigo bro - el otro se giró con rostro apenado
- Sans... Ya lo hemos hablado... Ella se fue... Hace mucho
- No pero ella estaba aquí, en mi cama - trataba de explicarse el más bajo
- Sans... Solo ha sido un sueño, ella se fue - fue como si algo dentro del esqueleto se rompiera en mil pedazos...

Aterrorizado se despertó Sans en el sofá y asustado sobremanera se apareció en su propio cuarto contemplando el rostro de la chica. Dormía plácidamente ajena al miedo que había pasado segundos antes el esqueleto todavía agitado y tembloroso.
- ¿Que sucede ? - con voz adormilada preguntaba sin siquiera abrir los ojos. Sans se acercó algo más observando aquella cara real.
- Nada... Solo una pesadilla kiddo, ya me marchaba heh - Frisk abrió los ojos con pesadez mirando al otro estiró la mano acariciando el pómulo.
- ¿Tienes miedo?¿Quieres quedarte aquí a dormir? - Que inocente pregunta pero era cierto que deseaba quedarse ahí. Tenía la sensación de que si se iba no la volvería a ver y solo imaginarlo lo hacía temblar.
- Si - echó una almohada al suelo dispuesto a quedarse ahí y la niña se asomó somnolienta.
- Pero aquí arriba, la cama es ancha - Sans titubeo, se metió en la cama con la chica algo nervioso, el era mucho más ancho que la chica ocupado la mayoría del colchón pero esta se recostó sobre el medio adormilada sin darle mucha importancia. Era casi un sueño, tan cálida e indefensa. No sabia si despierta o dormida pero la chica se abrazó al cuerpo del otro como si Sans fuera un gran peluche. - ¿Kiddo? - definitivamente esta se había dormido y Sans aprovechó para devolver el abrazo. No la dejaría escapar, no otra vez.

Algunos rayos de sol penetraban la ventana y Frisk despertaba envuelta en los protectores brazos del esqueleto, nunca conseguiría explicarla procedencia de su calidez pero le hacía sonreír . Levanto la vista observando al otro dormir. Su boca estaba abierta, era una tontería pero Frisk nunca se había fijado o Sans no la había dejado ver aquellos enormes colmillos, al contrario de lo que pudiera parecer no le daban imagen amenazante. Al fondo de la boca podía divisar una peculiar lengua de algún tipo de energía azul translúcida, cuanto menos era curioso aunque bien visto todo el esqueleto era un misterio. En esos momentos Sans solo llevaba una camiseta y unos pantalones el mero hecho de que le hiciese tripa la camiseta era un misterio más. Esta rió bajo y se volvió a recostar. Incluso aquel sube - baja de su pecho era un misterio pues en Waterfall había demostrado que no lo necesitaba respirar. Deseaba descubrir cada secreto del esqueleto. Acarició el perfil del mayor con suavidad, siempre había imaginado que su tacto sería extraño pero era inexplicablemente agradable.
- ¡Huesudos días! - Sans abría un ojo, sacando la lengua con burla a la chica que ahora descansaba sobre su pecho.
- Buenos días - Frisk se levantó avergonzada, llevaba una camiseta de Papyrus de "cool dude" le quedaba exageradamente grande aunque resultaba adorable en ella.
- ¿Cuando has cogido esa camiseta?
- Me la dio Pap para dormir. Dice que los amigos comparten ropa. Se llevó una de mis camisas aunque no se para que - Frisk se ponía la ropa sin quitarse la camiseta mientras reía un poco.
- ¿CUANDO? - el esqueleto levantó la voz más de lo que había hecho nunca. En cierta forma eso agradaba a la chica, se sentia apreciada, por primera vez en muchos años alguien estaba celoso por ella.
No era como la preocupación de Toriel que solo quería demostrar ser capaz de cuidar un niño o como los otros humanos que la cuidaban por compasión, el estaba realmente atento.
- ¿Estas celoso? - ella quiso que sonara burlón, deseo que sonase así pero por algún motivo su voz sonó amarga - No seas tonto
- ¿Kiddo? - Ahí estaba otra vez con su genuina preocupación, Frisk era realmente feliz - ¿Estas bien? - Frisk se giró dando la espalda, solo recordar su pasado con los humanos la alteraba y el comportamiento tan cercano del otro le había hecho bajar las defensas.
- Si, solo es ...una tontería... Bajemos a- Un abrazo por detrás le hizo quedar muda. Tapó su boca con ambas manos con fuerza, sentía sus ojos arder. Había bajado las defensas totalmente. Nunca nadie se había parado a consolarla.
- No te guardes las cosas que te hacen daño - igual de rápido que la había cogido la soltó abandonado esa aura espesa que se había apoderado del lugar - Vamos a desayunar algo rico. Hoy cocino yo, es algo que solo ocurre cada mil años. - acarició la mejilla de la chica secando sus lágrimas y bajó riendo el solo seguido por la chica que caminaba más despacio recuperando la compostura.
En algún momento Sans desapareció y reapareció en la cocina, Frisk ya estaba acostumbrada a ello lo que le extrañaba era las ganas de trabajar del otro.
Con una pequeña sonrisa se acercó al otro.
- ¿Que vas a hacer?
- ¡Tortitas! - decía victorioso comenzando a sacar ingredientes lentamente.

Poco despues las tortitas ya estaban servidas. No podía ver a Frisk tan seria, parecía que algo la atormentaba y el no podía ayudar. Dio un ligero suspiro cogiendo una de las latas de nata montada disparo a Frisk que inmediatamente sonrió desdibujando aquella expresión sombría.
- No comiences una guerra que no puedes ganar - Frisk limpiaba la nata de su camiseta entre risas lanzándola contra el.
- ¿Y que haras si la inicio? - Quitando con un dedo un poco del esponjoso producto de su ropa amenazaba a frisk con mancharle más y esta retrocedía divertida buscando algo que usar ella. - Todo esta fuera de tu alcance, no tienes con que defenderte - con una sonrisa pícara casi rozaba la nariz de la chica pero esta sugetó la mano y lamió la nata. Sans se quedó estático, claramente alterado mirando a la chica con los ojos abiertos en exceso y sus mejillas encendidas. No conseguia recuperarse, su alma brillaba con fuerza dejándose ver bajo la camiseta. Apenas un movimiento había conseguido excitarlo. La chica beso la boca de Sans con desesperada presión. Una dulce presión que por su falta de carne no podía responder como es debido. Los ojos de la chica parecían nerviosos, antes de darse cuenta la chica había desaparecido escaleras arriba y el había quedado solo confuso y excitado. ¿Que había pasado?

- Todo esta fuera de tu alcance, no tienes con que defenderte - Sans sonreía pícaro, era extraño. Cálido. Deseaba que sonriera así por siempre. En un impulso lamió la nata, el quedo totalmente paralizado. Un ligero resplandor azulado teñia sus mejillas, estaba tan nervioso como ella. Reuniendo un poco de valor beso al esqueleto nerviosamente, esperando respuesta ansiosa pero este no respondía... ¿Porque? Solo miraba asombrado. Sans el comediante quizás había llevado una broma demasiado lejos, quizás era solo una burla más que había tornado cruel. Echó a correr encerrándose en el cuarto, solo esperaba que viniera el esqueleto y la consolara como minutos atrás, pero con el paso del tiempo se hizo evidente lo obvio. Nunca llegó, como cuando estaba en la superficie, lloraba sola hecha un ovillo sobre la cama.

No sabia cuanto tiempo había pasado, pero unos pasos tranquilos se aproximaban por el pasillo. No era Sans, eran pasos demasiado largos.
- ¿humana? Necesito de tu ayuda - Era Papyrus pero sonaba serio,apenado quizás. Frisk cogió aire y abrió la puerta poniendo su mejor sonrisa. Realmente no tenía ánimos para nada.
- ¿Si?
- Es que... Mi hermano es un calavera hueca y ha hecho una imprudencia... Necesito ayuda para llevarlo. - Papyrus apartó la mirada avergonzado. Conforme seguía al otro pudo divisar en la propia entrada tumbado en el suelo murmurando algo.
Apenas se llegaba a escuchar una variedad de murmullos y desvaríos frutos del alcohol. Papyrus sugetó al otro de los hombros y Frisk de las piernas. Sans olía a alcohol, su chaqueta estaba empapada en algún tipo de líquido y parecía haber perdido la consciencia pues dejaba su cuerpo laxo totalmente.
- Subamoslo a su cama - con dificultad lo subieron hasta su cama dejándolo arropado
- Estos últimos años ha cogido esta mala costumbre. Desde que volviste no lo había hecho... - Papyrus parecía muy afectado por todo y Frisk sentía que era su culpa. Ambos salieron del lugar.
- Quieres que te lea algo para dormir - Sabia que Sans lo hacía con frecuencia y ella solo quería eliminar aquella sensación de culpabilidad al ver a Pap tan afligido.
- ¡Wowie! ¡¿Harías eso por mi?!
- Claro - Frisk cogió el libro que el otro le ofreció mientras se acostaba. Se sentó sobre la cama y comenzó a leer, por la mitad de la historia sus ojos se cerraron solos dejándola sobre el otro.

Su cabeza dolía terriblemente, miro a su alrededor ¿su cuarto? Las sábanas olían a Frisk y las agarro disfrutando aquel olor. Aquel beso le pilló desprevenido, se puso a beber solo por el nerviosismo y acabo borracho, demasiado borracho. Se hubiera reído la situación si no estuviese tan resacoso.
Salió del lugar tambaleándose buscando a la chica. Quizás el alcohol todavía no se había esfumado del todo porque sabía que era una mala idea y aun así lo haría, iba a confesarse. Se asomó pero el sofá estaba vacío ¿se había ido? ¿Tan enfadada estaba? O quizás... Como el sueño.
Otra vez todo su mundo se derrumbaba. Entro corriendo a despertar a Papyrus pero la imagen lo detuvo. Fue un alivio amargo. Frisk dormía abrazada a un libro, sus ojos estaban hinchados y rojos, Papyrus abrazado a ella. Un pequeño escalofrío lo recorrió recordando la noche anterior que había sido perfecta. Suspiró desanimado. Quizás estaba enfadada por la falta de respuesta. Aprovechó que esta dormía para besar su frente y acariciar sus mejillas. Dormía con expresión triste. Tenía miedo a perderla, mucho miedo. A quedarse solo igual que en el pasado, ese agujero en el pecho que era imposible de rellenar.
Se sentó en el suelo apoyado en el lateral de la cama mirandola dormir y sugetó su mano y su rostro parecía relajarse. Sus rostros estaban tan cerca que el aliento de la chica chocaba contra su cara. Se acercó un poco más chocando sus frentes con suavidad. Con cuidado sugetó la cara de la chica y la besó con ternura. Era dulce y tentadora pero a la vez le daba miedo. Ella le había besado en varias ocasiones pero no había sido capaz de responder, sentía que aquel vínculo que los unía era tan frágil que si se equivoca podía perderla para siempre y aun con esas no distinguía un futuro sin ella.

Undertale : Diez Años Donde viven las historias. Descúbrelo ahora