Una princesa en serios problemas

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La guardia real me escoltaba junto a mi padre todo el camino desde el límite del reino hasta el despacho del rey, las personas nos miraban extrañadas al pasar y no los culpo; si yo estuviera en su lugar y observo que el rey y su guardia van escoltando a la princesa como si fuera una delincuente, también detuviera mi labor para ver el acontecimiento. Por mala suerte no soy esas personas y no sólo tengo que aguantar dicho trato, mis pasos están contados para recibir el sermón del año o capaz el de toda una vida.

Cuando llegamos a la entrada del castillo, la excesiva guardia que nos rodeaba rompieron filas, hicieron una reverencia y se fueron a sus puestos habituales o a tomar un descanso-con ellos nunca se sabe-, solo quedaron 6 los cuales son allegados a mi padre. Mientras avanzábamos por el camino me tope con mis amas de llaves las cuales me miraron asustadas e hicieron un gesto mínimo de apoyo, lo cual me hizo sonreír y rece para que mi padre no haya visto ese momento, lo único faltante es que mi padre piense que ellas no son dignas de sus puestos por apoyar mis conductas "no propias de una dama". Mucho más adelante se encontraba Ella con una gran sonrisa en sus labios debido a lo que próximamente iba a ocurrir y en la puerta del despacho estaba Henry – la mano derecha del rey- caminando como loco de un lado a otro, hasta que se percató de nuestra presencia y paro, nos observó y soltó un suspiro de alivio, iba a decir algo pero mi padre lo corto.

-Ahora no Henry - dijo él con un tono duro y apartándolo de la entrada para pasar, nunca había visto hablarle así- apresúrate Amelia, no tengo todo el día

Dichas estas palabras procedí a entrar rápidamente y la puerta se cerró dejando a Henry del otro lado con rostro desencajado por la preocupación, lo cual me pareció algo extraño; di la vuelta y encare a mi padre, el cual se había sentado en la silla detrás de su mesón y yo de igual forma lo hice pero al frente.

Su mirada era seria, mi padre en muchas ocasiones se ha molestado pero nunca había visto esa mirada, de decepción podría decir. El silencio se estaba haciendo insoportable, así que decidí hablar, error.

-Y-yoo...

-¿Cómo te atreves exponer tu vida y la del todo el reino saliendo de los límites?- gritó mi padre a tal magnitud y dando un golpe en la mesa lo cual me hizo dar por sentado que todo el reino se debe de estar enterando del regaño

-Lo siento ¿okey?, se que fue una gran imprudencia por par...- me cortó

- ¿Una gran imprudencia? ¡Es mucho más que una gran imprudencia Amelia!- volvió a gritar enojado- Parece que a pesar de tener 16 años todavía no mides las magnitudes de tus actos – me miro de nuevo con decepción, lo cual hizo que me encogiera en el asiento y bajara la mirada – ¿Y crees que no me he enterado que ya eres una señorita?- volví a subirla rápidamente y quedé impresionada, nunca espere que se enterara, bueno, no por otras vías si no por la mía, a menos que Ella....

- ¿Que-e-e... Qué quieres decir?- fingí inocencia

-Sabes muy bien que quiero decir- se inclinó sobre la mesa y apoyó sus grandes puños – Crees que no me enteraría que había bajado tu primer...- le corte

- ¿Cómo lo supiste?-

-Soy el Rey Amelia, todo lo sé

-Esa no es una respuesta

-Tu hermana me lo dijo hoy, yo lo sospechaba y solo me lo confirmo

-Bruja- mi padre me miro mal-¿Desde cuándo lo sospechabas?

-Desde el mismo día en que sucedió, el nerviosismo de tus amas de llaves y el tuyo en varios días al mes me lo daba a entender

-Pero eso fue hace años... ¿Cómo no me reclamaste antes?

ErakionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora