I. Welcome to the jungle.

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Blue tenía un dolor punzante en la cabeza, el cual no entendía por qué estaba presente. Sonrió un poco, aliviado de que al fin había acabado esa horrible pesadilla.

Sin dudas su subconsciente estaba jugándole una broma bastante enferma, porque era imposible que él tuviese el castigo infernal de vivir con Mitchel y el fulano Azkaroth.

Un sonido como de algo golpeando la mesa principal le incitó a levantarse, igual que un aroma intenso a café. ¿Dónde estaba? En su casa de verano no había nadie aparte de las chicas de servicio, que eran bastante molestas (siempre buscando su atención, pero ellas no tenían idea que el era completamente gay), pero ninguna hacia nada sin que él lo ordenara. Abrió los ojos y una punzada le atravesó por la espalda.

El techo blanco y aburrido del departamento 69 le recibió, igual que el sabor a sangre seca. Se levantó bruscamente, limpiándose la cara, tenía la boca rota y la frente hinchada. Gimió. ¿Acaso sus vagabundos compañeros de piso lo habían golpeado? Lo último que recordaba era haberle abierto la puerta a ese intento de rockero frustrado. Quizás había sobrevivido a un intento de homicidio.

Se sentó, apunto de protestar, pero se quedó sin palabras al ver lo que estaba sucediendo.

Ambos idiotas estaban sentados en el piso, Mitch sostenía en la mano una taza de café humeante y en la otra, un grupo de naipes de poker. Azkaroth tenía un cigarrillo en la boca y otro conjunto de cartas idéntico.

Tenía que hacer una nota mental aparte, debido a que la situación lo ameritaba, el era un homosexual reservado, no una marica loca como muchos que conocía, sin embargo, no era en lo absoluto ciego. Sus dos nuevos compañeros estaban únicamente usando boxers, los de Az eran sencillos, Calvin Klein negros, mientras que los de Mitch eran grises y tenían diamantes que parecían pintados con acuarela. Tragó grueso, le costaba elegir cuáles abdominales eran mejores.

—Buenos días. Rosita —Blue frunció el ceño y se levantó, cabreado. No podía negar que Az se veía totalmente normal cuando no lucía como drogadicto empedernido, pero Mitchel seguía teniendo esa sonrisa burlona que camuflaba la obvia mirada de asesino, ambos le intimidaban, pero eso no se detendría si él no le ponía un punto y final.

—¿Qué, en nombre de Jesús, sucede? —Azkaroth se encogió de hombros.

—Jugamos póker, evidentemente —Mitch tomó un largo trago del café antes de añadir algo.

—Interrumpes la mejor parte, casi logro que pierda los boxers —Blue estaba seguro que su cara era una mezcla de colores rojizos. Aparte de excéntricos, también eran unos desinhibidos.

—No, nadie va a quitarse nada. ¿Y como es que ustedes dos se hicieron amigos? ¿Fue después de intentar asesinarme? —Azkaroth soltó una carcajada y le lanzó una ráfaga de humo en la cara a su contrincante, quien lo absorbió igual que en esas películas de mafiosos que Blue solía ver en el cine con sus amigos.

—No diría que somos amigos, sólo que es un poco más amigable que tú —Blue se sintió ofendido, mucho, jamás le habían tratado de descortés y mucho menos, le habían dicho que un matón de 1.83 era más amistoso que él. Mitch sonrió y susurró un "Eres una ternurita Azzi".

—Oye yo soy bastante amigable, pero no acostumbro a toparme con gente de tu... ¿Clase? —Az puso los ojos en blanco y Mitch suspiró—. No intentamos matarte.

—No te creo.

—Deberías, no hubiese sido un "intento" si lo habríamos querido , Rosita. Te desmayaste ante mi sensualidad y debo admitir que me dio un poco de asco tocarte, aún tenías rastros de baba en la cara, así que te partiste un poquito la cara —Az levantó la mano para intervenir.

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