The Nights

II. Bubblegum bitch.

El estacionamiento subterráneo recibió a ambos chicos, Azkaroth llevaba una camisa sin mangas y pantalones cortos, lo que le daba un aire de desnutrido sexy, que combinaba a la perfección con el collar de flores hawaianas que Mitch le había obsequiado. Pero debía admitir que estaba algo sorprendido de cómo ese sujeto podía ser tan bipolar, de un matón a un asesino en 2 segundos, quizás así se llamaría su autobiografía.

Mitchel había cambiado su boa verde por una rosa chillón, que resaltaba junto con toda la ropa negra en su mayoría de cuero.

—Haremos una parada en la peluquería antes espero que no te importe —Az se encogió de hombros, aprovecharía ese tiempo para recorrer un poco la ciudad.

Az miró el auto con recelo, era sorprendente que él hubiese robado un auto así y nadie dijera nada, pero tampoco se sentía mal por sentarse en el asiento del copiloto y fingir demencia. Mientras que su compañero arreglaba los espejos retrovisores, Azkaroth jugó con la radio, percatándose de que habían dos playlist. "Drunk and Sass" y "Favorites".

Pulsó el segundo, por más tentador que luciera el primero, Mitch encendió el motor y Az miró despreocupado por la ventana, cogiendo un cigarrillo de la guantera.

De un momento a otro, habían comenzado a gritar como locos, la gente de las vías les lanzaban maldiciones y cómo no, el sujeto conducía como si estuviese él solo en la avenida.

—Estás malditamente enfermo, amiguito —pero las palabras de Az fueron ahogadas con Fall Out Boy, el menor le subió todo el volumen a la radio, agradeciendo que los policias de la zona fueran unos holgazanes.

—We could be inmortals just not for long for long! —Mitch se estaba divirtiendo, aun que no lo demostrara tanto, era realmente peculiar que alguien le agradara tan rápido como la perra de Azkaroth lo había hecho.

Al llegar a la peluquería, Mitch se perdió junto con una mujer de cabellos verdes y Az esperó en la recepción, lazandole piropos poco decentes al chico que cuidaba la caja registradora.

(...)

Mitch cogió a Azkaroth por la camisa, arrastándolo a la salida y haciéndolo cortar su entretenido beso de lengua con el niño de la recepción, ya el sol comenzaba a moverse. Az fue a maldecirlo, porque pretendía llevarse a ese chico cara de bebé a la cama, pero cuando lo vio, sintió que iba a explotar de la risa.

—¡Eres una zorra roja! —Mitch sonrió de lado ante sus palabras.

—Y esta zorra va a divertirse hoy. ¿Quieres conducir? Quiero mostrarle mis pezones al vecindario —dijo lanzandole las llaves.

Azkaroth definitivamente conducía de una forma más decente que Mitchel, no se saltaba los semáforos, no dejaba el auto sobre el cruce peatonal, no andaba como si se los fuera a llevar el diablo. Mientras... Mitch andaba con el abdomen fuera del auto, por la parte de arriba y la boa puesta, sin su camiseta mientras sonaba la voz de Eva Simons a todo volumen en el auto.

—¡Ve más rápido! —exclamó Mitch y Azkaroth hizo un sonido de negación.

—Cuando andas con una nota altísima y aparecen los policías, debes andar cuidadosamente —se pausó un momento—. Es costumbre.

Blue tomaba muy poco, no desde un incidente en su casa el cual había ocurrido unos años atrás. Solo miraba a sus amigos y pensaba que ellos si eran normales, él era normal, en cambio Mitchel y Azkaroth eran unos dementes drogadictos con cara de homicidas; No del tipo de homicidas de dieciséis años que se creían oscuros y macabros porque querían ser especiales y distintos, no. Sus compañeros tenían cara de que podían cortarle a alguien los testículos, pintarlos y usarlos como decoración navideña, eso sin problema, aunque tal vez luego de mamarlos un poco.