𝐼𝐼𝐼. 𝐹𝑟𝑎𝑔𝑚𝑒𝑛𝑡𝑜𝑠

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Una brisa helada recorrió su rostro, interrumpiendo el estado letárgico en el que su cuerpo estaba inmerso

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Una brisa helada recorrió su rostro, interrumpiendo el estado letárgico en el que su cuerpo estaba inmerso. Con sus sentidos nublados y el cansancio aún presente en su sistema, los parpados de Allen temblaron, en un intento de abrirse.

Pero no pudo hacerlo.

Tras varios intentos torpes, finalmente fue capaz de abrirlos ligeramente, siendo recibido por el cielo del ocaso. Su consciencia confusa tardó unos momentos en asimilar lo que veía, y entender lo que estaba sucediendo.

No fue, hasta que poco a poco los recuerdos antes de perder el conocimiento se hilaron que recordó todo. Ampliando los ojos con sorpresa, el cuerpo de Allen se inclinó hacia delante, desapareciendo el ultimo rastro de cansancio que le abrumó minutos atrás.

Con la respiración acelerada, Allen viró en todas direcciones, intentando identificar en donde se encontraba. Por su apariencia parecía estar en los remanentes de lo que alguna vez pudo había sido una vivienda, de la cual solo algunas paredes permanecían de pie.

Y a su alrededor, la vegetación había dejado de prosperar, tornándose en nada más que pasto y maleza marchita.

El sonido de hierba seca siendo aplastada, pronto sonó a sus espaldas. En alerta Allen viró hacia atrás, incorporándose rápidamente con ayuda del árbol en el que antes estaba recostado.

Su mirada pronto se encontró con la figura solitaria de un hombre joven, que, en silencio, observaba las ruinas de aquel lugar. Frunciendo el ceño, Allen miró la figura abatida del hombre.

Al principio, los únicos rasgos que podía identificar del otro eran sus ojos y la corona de siete cruces en su frente. Ahora, teniendo la oportunidad de verle con más detenimiento, fue capaz de ver su rostro completo.

Los rasgos de su rostro no habían madurado por completo, aparentando tener una edad cercana a la suya. Su cabello, acomodado de forma rebelde, era corto y conservaba las mismas características que presentaban los integrantes de la familia Noé: cabello oscuro, piel ligeramente oscura y el estigma de siete cruces en su frente.

Pareciendo sentir la mirada de Allen sobre él, este lentamente desvió su mirada hacia el joven exorcista. Cuando Allen se percató de que su atención se desvió hacia él su cuerpo se tensó, y velozmente adoptó una postura vigilante.

Aunque la actitud del Noé no había sido agresiva hasta ese momento, Allen no decidió bajar la guardia, aun si este se mostraba tranquilo.

La personalidad de los Noé era cambiante y errática, siendo capaz de cambiar de un estado apacible a un estado de locura en cualquier momento. Además...

Todo lo que implicó al 14 hasta ese momento estaba completamente fuera de su comprensión. Desde su aparición en el Arca en el momento crítico, hasta lo sucedido en la Orden, todo se tornó en una situación complicada y confusa.

El Noé, que había visto su reacción aprehensiva hacia él, dibujo una sonrisa apenas perceptible. Burla, alegría o tristeza...el sentimiento tras ese gesto era difícil de determinar, pero su mirada no albergaba ningún sentimiento de hostilidad.

𝐸𝑛𝑡𝑟𝑒 𝐿𝑢𝑧 𝑦 𝑂𝑠𝑐𝑢𝑟𝑖𝑑𝑎𝑑Donde viven las historias. Descúbrelo ahora