𝑋. 𝑂𝑟𝑖𝑔𝑒𝑛𝑒𝑠 - 𝑆𝑒𝑔𝑢𝑛𝑑𝑎 𝑃𝑎𝑟𝑡𝑒

619 70 15
                                    

La habitación estaba en un completo silencio

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

La habitación estaba en un completo silencio.

Lo que Alexander había anticipado que sucedería tras sus palabras no sucedió. Esperaba que Allen reaccionara negativamente y arremetiera física o verbalmente en su contra. Era lo más lógico, y algo que sabía que merecía. Más sin embargo eso no sucedió, Allen estaba quieto en su lugar, sin emitir sonido alguno.

Su expresión era indescifrable. No había enojo, furia, tristeza...no había nada. Estaba ahí, con una mirada vacía y fuera de sí.

― ¡Allen! ― Tras un largo tiempo en silencio, Nea habló.

En ese momento las emociones de Allen eran abrumadoras. Ira...felicidad...confusión, aquellas emociones emergían vertiginosamente, mezclándose y volviendo los pensamientos de Allen un completo caos.

Al compartir de cierta manera el mismo cuerpo, Nea podía percibir fácilmente los pensamientos y emociones que Allen experimentaba.

Y precisamente por esa razón debía calmarlo de alguna manera.

Aquello era peligroso.

El balance que se había mantenido entre la conciencia de Allen y la suya estaba rompiéndose. Desde un principio sabía que eso podría suceder. Si no hacía nada, la consciencia de Allen sería engullida y reemplazada por las memorias Noé.

Y Allen dejaría de existir.

―Lo lamento― Sin decir nada más, Nea actuó.

La temperatura alrededor de Allen comenzó a descender abruptamente, envolviendo rápidamente aquella pequeña habitación. Alexander amplió los ojos mientras observaba lo que sucedía, siendo rápidamente abrumado por la tensión que de la nada invadía ese lugar.

Inconscientemente sus piernas se movieron solas, dando pasos vacilantes hacia atrás, retrocediendo. La presión que velozmente oprimía su pecho lentamente empezó a paralizarlo. Aquella terrible sensación crecía, tornándose aterradora.

Un sudor frío descendió de la frente de Alexander, quien no parecía controlar sus acciones en esos momentos.

Nunca había experimentado algo de aquella magnitud.

Cada vez que Nea adoptaba la forma Noé aquello sucedía, el aire a su alrededor se enrarecía y lo que le rodeaba parecía distorsionarse velozmente a su alrededor.

Pero aquello era distinto.

Lo que sentía en ese instante era mucho más fuerte.

Lo que se encontraba cerca de Allen comenzó a distorsionarse, mientras una fina capa oscura emergía de su cuerpo, rodeándolo. Aquella sombra se movió sin dificultad, alejándose de Allen y concentrándose a su lado, tomando la forma de una pequeña esfera.

Ésta creció, cambiando de forma y volviéndose aún más sólida.

La forma amorfa que mantuvo durante breves segundos fue reemplazada por una silueta humana, que poco a poco adquirió facciones y se volvió tangible.

𝐸𝑛𝑡𝑟𝑒 𝐿𝑢𝑧 𝑦 𝑂𝑠𝑐𝑢𝑟𝑖𝑑𝑎𝑑Donde viven las historias. Descúbrelo ahora