Somebody catch my breath

177 31 17
                                    

La mesera de la cafetería en donde estaba apareció a su lado dejándole un café y un muffin de chocolate.

-Disculpe, pero no ordené nada -habló mirando a la chica.

-Si fuera tu lo aceptaría, un chico muy bonito acaba de pagar por esto para ti -la muchacha le sonrió.

-¿En serio? -Luke sonrió también. -¿Quien es el chico? -preguntó mirando a la gente que allí había.

-En cuanto estuvo listo se fue -lo miró algo triste.

-Oh...¿Y como era?

-Pues...rubio, con algo de barba, bastante pálido y con un suéter que le quedaba enorme -río leve recordándolo. -Siempre viene por aquí pero es la primera vez que despega su vista de ese libro viejo que siempre lleva.

-¿Crees que mañana pueda verlo? -preguntó sonriendo leve. -Para agradecerle por esto

-Los jueves suele estar a primera hora aquí, por si te interesa -le sonrió. -Esta todo pagado así que no te preocupes por eso, solo come -y se fue.

Y el ojiazul se sintió nervioso. En serio quería que ese chico fuera alguien con quien se pueda llevar bien.

××

A la mañana siguiente, exactamente a las nueve en punto, Luke se encontraba sentado al lado de la ventana pensando.

No habían nuchas posibilidades de que el mismo chico que le compró ese café sea el chico de sus recuerdos.
Pero Luke siempre fue un iluso masoquista con una gran imaginación.

Alguien se paró en la puerta y lo observó sorprendido. El chico de cabello violeta seguía viéndose lindo cuando se perdía en si mismo.

-Veo que sigues teniendo la misma curiosidad de siempre -murmuró con un nudo en la garganta detrás de el.

Luke se quedó tieso. No quiso voltear, por más que su mente le gritara que lo hiciera, no pudo.

El otro chico se sentó en la misma mesa, enfrentados.

Nadie dijo nada por unos cuantos minutos. Solo se miraban sin creerlo.

-¿Eres real? -Luke habló primero, su voz temblorosa.

-Sigo sin poder atravesar paredes por lo que sí, sigo siendo real. -Sonrió cálido, jamás creyó que iba a extrañar tanto pasar el rato con alguien.

-¿C...como? -murmuró sin saber que decir y pasó las manos por su cara frustrado.

Michael sonrío leve mirándolo, no importaba cuanto había cambiado desde la ultima vez que lo vió, seguía siendo su niño.

-Ten -dijo el mayor entregándole un cuaderno. -Son cartas que nunca te envié, espero que después de leerlas entiendas todo. Hay tantas cosas que deseo decirte pero no sabría por donde empezar, y tampoco se si quieres escucharme -habló mirándolo- Solo espero que leyendo esto tus dudas se aclaren y que, si es posible, puedas perdonarme- murmuró levantándose -. Y espero que el muffin de ayer haya sido de tu agrado.

El chico de ojos azules observó el libro que le dejó sin saber que pensar o decir.

-Mañana es mi último día aquí -habló por fin. -¿Alguna recomendación sobre donde podría cenar por última vez?

-Hay un restaurante muy hogareño a unas calles de aquí, Pointe Du Lac se llama -sonrío leve mirándolo. -Suerte en tu viaje y ten cuidado, por favor- pidió mientras acomodaba un poco su pelo.

Luke sonrío mirándolo.

-Lo tendré -aseguró-. Suerte en lo que sea que hagas Michael.

Y se despidieron.

Cada uno volviendo a lo que hacían diariamente, sin poder sacarse al otro chico de la cabeza y con miles de preguntas.

×××

III

uSTEDES EN SERIO CREYERON QUE YO IBA A MATAR A MIKE SIENDO MICHAEL GIRL ES RE ¿?

×Goner× m.cDonde viven las historias. Descúbrelo ahora