Contando desastres

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—Bueno cuéntame.

Suspiré, este sería un largo trayecto.

—Okay, todo comenzó cuando mi mamá dijo que saldríamos de viaje, prácticamente me avisó cinco/diez minutos antes de salir, yo estaba molesta así que me fui a dar un paseo y cuando volví a mi casa recordé las cartas, pensé escribir una pero mi madre no me dejo, luego pensé en llamarte y justo cuando iba a marcar tu número ella me quito mi teléfono diciendo que sería vacaciones familiares por lo que no lo necesitaba, que debía desconectarme pero aún no me pasaban las cosas malas...

Jack comenzó a reír.

—¿Acaso te parece gracioso?

—Es que, si eso no fue malo, intento imaginarme que pudo ser peor.

—¿Puedo continuar?

—Adelante—Dijo controlando su risa y haciendo un ademán para que continuara.

—Pues, resultó que mi mamá guardo mi teléfono en su bolso por lo que tuve que idear un plan para sacarlo de ahí, se me ocurrió que una vez que estuviéramos en el avión podría escabullirme para sacarlo y así lo hice pero justo cuando lo tenía en mis manos hubo una turbulencia y me caí, me regañaron por no estar en mi asiento y además el teléfono se calló, estuve sentada un rato elaborando otro "brillante" plan, así que cuando nadie estaba mirando fui a buscarlo, me arrastre por casi todo el avión hasta que lo vi, se había caído debajo del asiento de un señor que daba miedo pero aún así lo tome y cuando eso pasó ya venían a regañarme otra vez, así que me escabullí a mi asiento pero cuando estuve por llamarte recordé que no podía hacer eso.

—Porque estabas en un avión.

—Exacto.

—Okay, prosigue.

—Escondí el teléfono para que ella no lo viera, mi viaje fue normal y cuando llegamos, me sorprendí mucho.

—Espera, ¿No sabías que vendrías aquí?

—No.

—¿Por qué?

—No lo se, ellos no me lo dijeron.

—Tus padres son raros.

—Lo sé.

—Pero continúa, dime qué más pasó.

—Pues llegamos y eso, yo estaba muy sorprendida y emocionada, me encontraba muy cerca de ustedes, lo único que quería hacer era correr a su casa.

Jack me miró espantado y luego río.

—Si hubieras corrido hasta nuestra casa nos habríamos llevado un buen susto.

—Pero no lo hice.

—Por suerte, dime qué pasó luego.

—Mi papá me contó que estábamos ahí por su trabajo pero que no quería perder la oportunidad de llevarnos, yo aún no me la creía, estaba tan feliz hasta que alguien me arrebató mi teléfono porque para ese entonces lo tenía en mi mano marcando tu número, lo único que se me ocurrió fue correr tras ese loco que me lo había quitado, corrí y corrí por no sé cuánto tiempo pero logré quitárselo, luego se me calló a una fuente de la emoción.

—Jajaja ¿¡Enserio?! Oh pobre y linda Fanny, ven acá.

Mire raro a Jack pero él me abrazo mientras daba palmaditas en mi cabeza y reía, daba un poco de miedo.

—¿Jack?

—¿Si?

—¿Puedes soltarme?

—No.

—Ah... ¿Okay?

—Sigue contándome.

—Después me dio hambre y vi una cafetería así que decidí ir ahí, luego te escuche gritarle a Finn, para ser sincera cuando escuche su nombre llamaste mi atención.

—Sabía que funcionaría.

—¿Ya me habías visto?

—Si.

—Bueno, el caso es que ahora estoy aquí contigo, vamos a ir con Finn, no tengo mi celular y tengo hambre.

—¿Te parece si volvemos allá por un café? Igual yo a eso venía.

—Seguro.

—Tengo que darte un tour por esta hermosa ciudad, tienes mucho que conocer.

—A puesto a que si, sería genial tenerte como guía de turista.

—Soy el mejor guía de turista de la historia, ya lo verás.

Reí.

—Ya lo creo.

No podía creerlo, después de tanto tiempo había conocido a Jack y estaba tomando un café con el, ¿Es necesario que les diga cuán emocionada estoy? Yo creo que no, pienso que ya lo saben porque sé que ustedes se sentirían igual.

Cartas a Finn HarriesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora