Cap. 1 |Midnight walk|

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EL RELOJ MARCA LAS ONCE Y CUARENTA Y CINCO DE LA NOCHE Y CON EL PRIMER DÍA DE ESCUELA SIENDO MAÑANA, SE SUPONE QUE YA DEBERÍA ESTAR DURMIENDO

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EL RELOJ MARCA LAS ONCE Y CUARENTA Y CINCO DE LA NOCHE Y CON EL PRIMER DÍA DE ESCUELA SIENDO MAÑANA, SE SUPONE QUE YA DEBERÍA ESTAR DURMIENDO. Pero la hazaña no es tan simple de lograr por dos cosas: insomnio y la patrulla de policías y perros rastreadores que buscaban un cadáver.

Según me había contado mi hermano Marcus, por supuesto. Sigo creyendo que buscan a un psicópata drogadicto sexual secuestrador de niños porque... bueno, es más dramático.

Debería hacerle caso a mi tía y dejar de trasnocharme viendo Mentes Criminales.

De todas formas, el insomnio es lo de menos, ya es una parte de mí que no peleo porque las consecuencias siempre son peores. Pero la conmoción que los agentes afuera están creando hacen que sea imposible hallar la paz nocturna; el ruido es demasiado alto. Estoy segura que cualquier persona que prefiere dormir rodeado de silencio puede entenderme, aunque es más complicado que eso.

Los Hathaway tenemos ciertos atributos especiales: audición perfecta, por ejemplo, y lugares, momentos o personas que provocan mucho ruido nos afecta. No puedo recordar a un integrante de la familia que no viva con esa condición.

Es por eso que hace años que vivimos en el medio de la nada, ocultos dentro del bosque de Beacon Hills y apartados de la irritante urbanización. Crecer fue más simple de esa manera.

Lo que no es tan simple de soportar son los ladridos de los perros rastreadores y los radio-comunicadores de los oficiales, la estática hace que me zumben los oídos y me provoca respingos.

Entonces, porque el universo ama estar en mi contra, de repente mi celular comienza a sonar.

No contestaré. Necesito dormir, mi primer día en la secundaria es mañana y tengo que estar lista. Ya había perdido dos años escolares cuando era pequeña por una disputa familiar que puso a los Hathaway de patas para arriba y ha sido difícil adaptarse desde entonces sabiendo que era dos años mayor que el resto de la clase; resulta que no les agradaba por eso.

Pero eso es el pasado y este el presente. Y el presente me dice que tengo que dormir cuando mi móvil finalmente deja de sonar.

—Así está mejor —suspiro y busco una posición más cómoda, sintiendo a Gray, mi husky siberiano, removerse bajo las sábanas como si fuese culpa mía que no estuviera cómoda.

Y luego el endemoniado celular vuelve a sonar con otra llamada.

—¿Sabes qué? A la mierda —digo y agarro el aparato de la mesa de noche con un resoplido para ver quién llama—. Más vale que esto sea bueno, Stilinski.

¿Lista para nuestra aventura nocturna? —canturrea Stiles a modo de respuesta, pero sólo me hace fruncir el ceño.

—¿Acaso sabes qué día es hoy?

Eh, ¿domingo?

—Exacto. Y si no quiero olvidarme que tengo como cinco alarmas y dormir como un oso, no debería siquiera estar despierta.

[1] Up In Flames | Teen Wolf (T1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora