[1] Up In Flames | Teen Wolf (T1)

Cap. 15 |The Alpha is coming|

GIRO DE COSTADO EN BUSCA DE UNA MEJOR POSICIÓN, pero aún me sentía incómoda así que vuelvo a girar hacia el lado contrario y... aún siento algo sólido debajo de mí. Gruño de frustración, aunque no me molesto en abrir los ojos; es muy probable que me haya dormido sobre mis cuadernos otra vez mientras hacía la tarea. Si despierto en unas horas con los músculos entumecidos... pues me lo busqué yo misma.

Entonces, una brisa gélida me golpea de repente y me hace estremecer.

¿También dejé las puertas del balcón abiertas? Estoy segura de que las cerré antes de irme a cenar; los murciélagos salen inmediatamente cae la noche y de vez en cuando suelo tener visitas no muy placenteras por parte de estas criaturas nocturnas, así que siempre cierro las puertas cuando se hace de noche.

Otra brisa fría hace contacto con mi piel y aprieto los párpados mientras mi cuerpo vuelve a temblar, ahora lastimosamente despabilado. Escucho grillos y el suave siseo del follaje y decido de una vez y por todas abrir los ojos...

Esto... no es mi habitación.

No, porque en cuanto mi vista se acostumbra a la inmensa oscuridad y los diminutos rayos de luz platina que las hojas dejan entrar es que caigo en cuenta de en dónde exactamente estoy.

Estoy justo en medio del bosque.

Siento mi pulso saltar en un chasquido, pánico y desorientación tomando las riendas de mis sentidos. ¿Cómo diablos llegué aquí? No soy ninguna sonámbula... pero las personas sonámbulas nunca reconocen que lo son y esto no tiene sentido.

Clark, enfócate, no es el momento de ser estúpida. Y eso intento, ¿okey? Estoy entrando en pánico y...

¿Qué carajos hago yo hablando conmigo misma?

Analizo mi alrededor en un intento de averiguar en qué parte del bosque me encuentro, pero apenas puedo visualizar algo bajo esta negrura, un hecho que no encaja para nada bien conmigo. Decido tantear con las manos y allí está otra vez, esa la solidez. Miro hacia abajo y el inmenso árbol talado en el que estaba sentada, sus raíces tan gruesas que parecen los músculos de algún fisicoculturista.

—Tranquila, pequeña Clark, todo va a estar bien.

Pego un chillido sin poder evitarlo.

Busco con frenesí—y sintiéndome algo estúpida—al dueño de aquella aterradora voz, más no encuentro nada.

—¿Q-quién anda ahí? —digo prácticamente susurrando y me abrazo el estómago.

—Alguien...

Solo tengo dos simples e imposibles explicaciones para esto, la primera siendo que estoy durmiendo y nada de esto es real, y la segunda explicación que tengo es... que he perdido la cabeza.

—¿Quién eres?

—Eso no importa ahora, pequeña híbrida.

Me paralizo en mi lugar. ¿Cómo es que...?