Pasaron seis días desde nuestro último encuentro, él se ha puesto un tanto curioso con respecto a mis sentimientos, últimamente anduvo haciendo preguntas personales y sobre temas al azar. Esta vez no estaba a la espera de la campana, más bien, le daría una sorpresa, esta misma noche. Él me había dicho que iría a una fiesta, y es allí donde le haría la sorpresa.
Me coloqué una falda algo suelta, unas mangas largas, un poco de maquillaje y el cabello lacio, y suelto, como de costumbre, no me gustaba atraer la vista de las personas.
Una vez dentro del local me dirigí al baño para verificar mi apariencia.
Me fue difícil encontrarlo, pues había muchas personas a mi alrededor. Al alzar la vista por centésima vez lo encontré bailando con unos amigos, me fui acercando, pasando en "zig zag" por las personas. Cuando llegué en donde él se encontraba, rodeé sus ojos con mis manos, en el momento se asustó, pero al verme sonrío y me abrazó, para luego preguntarme qué es lo que hacía allí.
Abrí mi cartera y saqué de allí una pulsera, él me había regalado un collar el día anterior, pues, no iba estar en nuestro "día especial", pero yo insistía en darle su regalo exactamente en el día.
"¿Me prometes que lo vas a usar?", pregunté y él respondió con un sí casi inaudible, y volvió a abrazarme.
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Irreversible.
Romance-Pero, en definitiva, ¿qué es lo nuestro? -Por ahora, al menos, es una especie de complicidad frente a otros, un secreto compartido, un pacto unilateral. Naturalmente, esto no es una aventura, ni un programa, ni -menos que menos- un noviazgo. Sin e...
