Actualmente.

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Con el pecho adolorido, llevaba puesto un vestido negro y el último obsequio que él me había dado, ese collar reluciente que resaltaba en medio de mi clavícula.

Y allí estaba su cuerpo frío y sin vida, ¿estaría en un lugar mejor? No lo sé... Me acerqué al micrófono que estaba junto a su cuerpo, tomé aliento y a duras penas dejé salir de mi boca unas cuantas palabras de aliento para sus familiares y para mí misma, y salí antes de caer en llanto.

Subí a mi auto pronta para avanzar y olvidar que un día lo amé, pronta para olvidar cada detalle de su ser, de lo que un día fue... Encendí el motor, pero antes de avanzar, su madre, quien venía a los lejos, me detuvo. Me contó que ya habían vaciado la habitación de su hijo y que algo allí me pertenecía, con los ojos llorosos y una sonrisa me tendió una carta, le devolví la sonrisa, y seguí avanzando.

Aparqué el auto frente a aquel parque que un día fue nuestro, me senté en uno de los balanzos y abrí la carta que se encontraba en medio de mis manos, la cual dictaba:

Amanda,

Tal vez esta carta te llegue tarde, tal vez no, ¿sabes? En estos últimos días ya me veía venir "el fin de mis tiempos"...
Si pudiera cambiar algo en mi vida, cambiaría mi vida a tu lado, mi timidez, la cobardía que siempre tuve, porque no pude expresar todos mis sentimientos ni en mis últimos días, porque no tuve el valor de demostrarte que te amo desde el día en que nos conocimos.
Thiago.

Irreversible.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora