"Paciente 00415"

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Los días en el Sanatorio Hamilton transcurrían sin incidencias desde el incidente con la Señora Robinson, sin embargo a el Doctor Morris no le quedo de otra opción mas que enviar a la comunitaria hacer tareas mucho mas sencillas, a si que la estudiante apoyaba nada mas y nada menos que en el área de Intendencia y se le mantenía alejada de los pacientes que podrían a llegar a significar ser un riesgo para ella.

Sin embargo esto le comenzaba aparecer una tortura para la joven, no le agradaba limpiar todos los días los cientos de pasillos que existían en el asilo, que para su ver parecían nunca acabarse, las regaderas frecuentemente contenían alguna que otra fuga y la joven siempre salia empapada después de darles su limpieza semanal, limpiar y desinfectar las numerosas habitaciones de los pacientes cuando estos se encontraban en alguna terapia al aire libre o cuando se encontraban tomando sus alimentos y su parte menos preferida era la limpieza de los baños, en los que seguido se encontraba sorpresas, desde charcos de vomito y unas que otras sustancias no identificables a plena vista. Estas numerosas tareas la cansaban demasiado tanto así que lo único que veía cuando estaba ahí era el reloj para saciar la hora de salida.

Una tarde apresurada por irse, Kate limpiaba uno de los muchos pasillos de ala este del Sanatorio, mientras que en sus audífonos escuchaba a todo volumen la canción de November Rain de los Guns and Roses.

-Oye tu- dijo una voz

la chica continuo trapeando el piso a pesar de que había escuchado la voz, tenia muy malos recuerdos de lo que era hacerles caso a los pacientes a si que simplemente lo ignoro.

-¿Que acaso estas sorda? ¡Ve a la maldita cocina y diles que traigan mi comida, tengo horas esperando mi comida!-prosiguió la voz

Ella continuo ignorándolo

El paciente al verse frustrado de que esta no le respondía, continuo hablándole hasta que ella pudiera voltear.

-¡¿Por que no haces algo bien, y mejor mueves tu maldito trasero a la cocina y les dices que me traigan mi comida?!- dijo casi gritando y le dio una patada a la puerta metálica de su habitación.

-¡Cierra la boca ya te oí!- dijo ella, quitándose los audífonos y mirando ceñuda al paciente que lo podría ver a través de la pequeña reja que se encontraba en la puerta

-¿Y por que no vas niña tonta?-

ella se volvió hacia el paciente y dejando caer el trapeador, puso sus manos en la cintura y apuntándolo con un dedo comenzó a discutir con el enfermo.

-Escúchame bien imbécil, el día en que me paguen por limpiar su mierda, ese jodido día moveré mi maldito trasero a la cocina y les pediré tu jodida comida ¡ASÍ QUE NO ME JODAS!, que yo al igual que tu, no estamos aquí por que deberás quisiéramos- dijo ella colorada por las palabras que proferían de su boca.

El paciente al escuchar eso se quedo callado, como si de repente alguien le hubiera presionado el botón de apagado y se limito a mirarla con curiosidad por varios segundos, después como por arte de magia su semblante se tranquilizo y se le dibujo una pequeña sonrisa en el rostro procedente de una sonora carcajada que inundaba el pasillo.

-¿De que rayos te ríes?- pregunto ella

El continuo riéndose, hasta que pudo contenerse para poder contestar.

-¡Pero si tu eres Kate! ¡Por Dios Santo! ¡¿Como no me di cuenta?!- dijo el con una tal alegría, como si se conocieran de años y hasta ese momento volvieran a encontrarse.

-¿Como sabes mi nombre?-

-Cariño, todos aquí sabemos ya tu nombre, eres famosa-

-¿Y eso por que?- pregunto ceñuda

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