El Jardín Hamilton

22 3 2
                                    

En la parte trasera del Asilo se encontraba un jardín, bueno si a eso se le podría llamar jardín, aquel decrepito lugar contaba nada mas y nada menos que con metros y metros de pasto seco, flores marchitas y una amplia variedad de piedras y algunos que otros árboles. Algunas sillas de plástico adornaban el triste lugar y el andar de los enfermos de un lado a otro bajo el sol, acompañados por algún enfermero o enfermera del hospital.

Kate esperaba en uno de los pasillos, mirando a través de los grandes ventanales que conectaban directamente con el jardín, observando atentamente como aquel paciente Devan, leía con suma atención y tranquilidad su libro sentado bajo el sol brillante de esa tarde. Parecía que el calor del sol lo reconfortaba y ademas que le aumentaba el brillo rubio de sus cabellos.Resonaban miles de preguntas en su cabeza de la joven ¿En verdad estará enfermo? ¿Por que lo trajeron aquí? ¿Por que permitieron tremenda farsa? ¿Quien mas lo sabrá?. Una voz la saco de su ensimismamiento

-Rose, ¿me podrías ayudar llevándole sus pastillas al paciente 00415?- pregunto Jaden.

-Claro- contesto ella sacándose las manos de los bolsillos y recibiendo el vaso de agua en una mano y en la otra las cinco píldoras.

-Es al Joven Acker ¿verdad?- dijo rectificando

Jaden le dedico una media sonrisa y asintió con la cabeza, mientras la ayudaba abrir la puerta para que esta pudiera salir.

La joven se acerco con pasos cuidadosos hasta el paciente, hasta quedar frente a el y extendiéndole las manos en señal para que se tomara sus pastillas. El alzo la vista y se limito a decir que la dejara a un lado.

-¿Sabes que no me puedo ir hasta que te las tomes todas?-

El bajo su libro y la volvió a mirar -No soy un bebe querida, puedo tomármelas yo solo-

-No me iré hasta que te las tomes-

-No te necesito, "Gracias"-dijo haciendo gran énfasis en la palabra gracias.

Un pensamiento muy arriesgado paso por la mente de Kate, pero era la única forma para confirmar sus sospechas y hacer que tragara las pastillas. Miro hacia ambos lados para asegurarse de que nadie los miraba y en un movimiento rápido. Tapo la nariz de Devan con su dedos y puso sus piernas en cada lado de sus muslos y dejándolo sin poder respirar, este por fin abrió la boca y ella arrogo las píldoras directo a su garganta y de manera inmediata se retiro de encima de el. El bebió todo el vaso de agua y se trago las píldoras.

-¡ACASO ESTAS LOCA!-grito eufórico

-Me pudiste haber matado, esto puede retrasar mi tratamiento de rehabilitación. Niña estúpida-

-Si en verdad estuvieras enfermo de Paranoia, ya estarías gritando y tirado en el piso o corriendo por tu vida como loco-dijo ella

-¿Que te hace pensar que no estoy enfermo?-

-Te he observado, y tu mi amigo, estas tan cuerdo como yo-

Devan se quedo callado y mirándola aun rojo y lleno de sudor. Se limito a recostarse en el camastro.

-Y bien si no estoy loco, ¿Como te explicas que este aquí?-

-hmmm.....tengo varias teorías-

-Dime alguna de ellas-

-Por tu aspecto y tu manera de comportarte como mimado, me imagino que provienes de una familia adinerada. Se me ocurre esto, tal vez tienes una herencia y tu familia la quiere, y decidieron mandarte al otro lado de mundo, simulando que estás enfermo para que no tengas acceso a ella. O también podría ser que eres un criminal y tu familia te oculta en este hospital mental.-

El chico sonrío -Casi te acercas pero no, no es lo que pasó-

-Entonces-

-No te lo diré, es un asunto clasificado, dejémoslo así quieres-

-¡No!, en verdad quiero que me digas-

-Lo único que te puedo decir es que, el 30% de los pacientes, no pertenecen a aquí. Otro 20% se ocultan y el 50% restante de verdad tienen problemas mentales-

-¿Y tú? ¿A cuál perteneces?-

-hmmm......yo soy de los que no pertenecen aquí-

-Entonces, no me contaras la verdad, de por qué estás aquí-

El se quedo un minuto callado, mirando a una paciente que estaba sentada en una roca, mientras arranca pedazos de pasto seco. La mujer era muy hermosa, tenía unos largos cabellos rizados rubios, una piel pálida por la falta de sol, unas ojeras predominantes por la falta de sueño y una boca reseca.

-Ella se llama Jean, llegó aquí antes que yo, no recuerdo muy bien cuál es su enfermedad. Pero ella, está aquí ocultándose. Ella me contó que su marido estuvo apunto de apuñarla con un cuchillo de cocina, un día lo denunció, pero no le hicieron nada al hombre, una noche la volvió atacar y ella huyó de casa, encontró este asilo. Y fingió estar mal de la cabeza, para quedarse, y está como calidad de desconocida. Su nombre no es Jean a si se puso ella, pero no me quiere decir su nombre verdadero.

Kate miró de reojo a la joven y volvió a mirar a Devan.

-El es Charlie- dijo el señalando con la cabeza, a un paciente que estaba sentado en una de las sillas. Mientras que la enfermera intentaba darle de comer en la boca. Se veía muy inestable puesto que gruñía y pataleaba.

-Por lo que he oído de los otros pacientes, su padre descubrió que era Gay. Esto lo molesto mucho e interno a su hijo aquí. Estaba todo bien con el, hasta que conforme iban pasando los días, comenzó a comportarse diferente-

-¿Cómo diferente?- preguntó la chica

-Todo le parecía peligroso, y sufre como delirios de persecución. Los otros dicen que lo han oído gritar por las noches, mejor dicho en las madrugadas. Los enfermeros dicen que está en terapia dé electrochoques, pero para mí, es eso lo que lo está volviendo loco-

-¿Y por qué no le dicen a alguien lo que sucede?-

-¿A quién?, ¿Al Dr. Morris?. Él es el director de todo esto, el director del Sanatorio-

-No lo sé, ¿A los enfermeros quizá?-

-Ellos solo están aquí, por qué no encontraron donde más trabajar. Y Jaden, bueno el está muy por fuera de todo esto-

-¿Cómo?,Podrías hablar con él y decirle, todo lo que ocurre-

-El es niño de papi, esta cegado por las palabras de su padre. Además no creo que le crea a nadie, de los que estamos aquí-

Kate miro con tristeza, a todos los pacientes que caminaban sin rumbo y a los que estaban sentados sintiendo su propio sufrimiento, su propia soledad.

-Nadie los visita ¿verdad?- dijo ella, en un susurró.

Devan la miro y agacho la cabeza.

-Lamentablemente No-

-¡PACIENTE 00415!. HORA DE ENTRAR- gritó una enfermera, mientras caminaba en dirección a ellos.

Devan se levantó del camastro, dejando el libro, y antes de ir se, se giró a la chica que seguía sentada.

-¿Sabes?, yo nunca tomo las píldoras las escondo o las tiro. Esas cosas pueden dopar hasta un caballo. Y lentamente te van pudriendo el cerebro- y se retiró para volver a entrar al Asilo.

Ella se quedó un rato mirando a su alrededor. Y sintiendo una mirada en su espalda, alzó la mirada hacia atrás. Y en uno de los ventanales del segundo piso, estaba el Dr. Morris, observándola fijamente con la mirada.

The AsylumDonde viven las historias. Descúbrelo ahora