Dean

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Nunca me había metido en ninguna pelea. Por muy travieso y malo que fuese de pequeño (y ya no tan pequeño) la violencia nunca me había llamado la atención. Mis amigos eran caso a parte. ¿Un desconocido habla mal de su equipo de fútbol? Ellos se encargan. ¿Dos idiotas se peleaban en el instituto? Se lían a patadas como si fuera lucha libre.

Yo sin embargo me quedaba siempre al margen, observando. Por eso no debí prever el puñetazo del hermano de Scarlett.

-¡Eres un hijo de puta!

-Gareth, Dios mio tranquilo.

-¿Cómo quieres que me tranquilice, eh?- pregunta fuera de sus casillas.

Mi ojo todavía palpita cuando intenta abalanzarse sobre mi de nuevo. Scarlett se acerca a mi, llorando y comienza a tocar mi cara, pidiendo perdón una y otra vez.

-Mientras papá lo acoge como si fuese de la familia se está tirando a su hija. ¡¿Que me tranquilice?!

-¡A ti no te interesa lo que hagamos o no hagamos!-grita entonces Scarlett.

Me tengo que sentar por unos segundos porque me mareo, pero ella sigue defendiendome. No la merezco -pienso con amargura- No lo hago para nada.

En algún momento Jo se ha acercado a mi, con el gesto serio e impasible y una bolsa de hielo.

-Vale ya- dice con calma - vamos a sentarnos y a hablar como adultos. ¿Estás bien?

Asiento confundido, pero estoy de acuerdo con ella.

-¡Cuando Gareth me deje hablar, será un adulto!

-¡Si me mientes puedo hacer lo que me de la Real gana!

-¡He dicho que vale ya! Suficiente.

Scarlett me mira y viene a sujetar la bolsa contra mi cara.

-Lo siento mucho Dean, lo siento.

-No pasa nada, estoy bien de verdad.

Ella coge mi mano derecha y aprovecho el momento. Cuando salga por esa puerta ya no podré hacerlo de nuevo.

Su hermano se sienta en el otro sofá, mirándonos fijamente con fuego en la mirada.

-¿Cuánto tiempo lleváis...juntos?

Tengo intención de hablar, pero noto un apretón en la mano y me callo.

-Un par de meses.

-¡Un par de meses!- exclama con indignación Gareth.

-Cállate -insta Jo- ¿teníais pensado decirlo en algún momento? ¿Sabes que entonces eras menor, Scar? Esto podría haber metido en un lío a Dean si papá se hubiese enterado.

Acaricio su mano con suavidad.

-Jo, se que está mal, pero quiero a vuestra hermana, la quiero de verdad.

-¡De verdad, dice!

-Gareth, ¿Quieres hacer el favor de callarte y no repetir todo lo que decimos con exclamación?- farfulla Scarlett amenazante.

Los dos comienzan a pelear de nuevo y Jo se da con la palma de la mano en la frente.

-Vale, se lo vamos a contar a papá. Y si es antes, mejor- sentencia la rubia.

Mis ojos se abren de par en par y miro a Scarlett, que tiene una expresión igual que la mía. Sabía que este momento llegaría, pero no que llegaría hoy.

Suspiro con resignación y me aparto la bolsa del ojo.

-Gareth- murmuro con calma -¿podemos hablar un momento? ¿A solas?

Me levanto con tranquilidad y salgo hacia el jardín. Mis pensamientos van a mil por hora. Escucho a mi novia refunfuñar, pero Gareth me sigue de todas formas. El césped está mojado del frío y hay nubes de tormenta. No me puedo creer que vaya a hacer esto.

-¿Qué quieres?

-Hacer un trato.

Su cara intenta aparentar indiferencia, pero puedo ver un atisbo de curiosidad. Se que me escucha. Se que, al menos hasta hace media hora, yo le caía bien.

-Se que se lo tenéis que contar a vuestros padres, está bien. Pero no ha pasado nada...fuerte, entre tu hermana y yo- miento descaradamente.

Dios mio, iré al infierno por mentir.

-¿Pero qué? Dean, ¿a donde quieres ir a parar?

-Yo pido el traslado, si vosotros no le contáis nada a vuestro padre.

Cambia el peso de pie y me mira como si fuese el idiota más grande del universo, lo cual a estas alturas es cierto.

-Hace un momento proclamabas amor por mi hermana, ¿y ahora quieres irte?

-Te equivocas- le digo mirándole a los ojos- quiero lo mejor para ella. La quiero. Y si estar conmigo va a meterla en problemas, como ya lo ha hecho, me iré.

-¿Lo dices en serio?

-Sí.

Y entonces, era de verdad.

Al día siguiente fui a hablar con Ben. Él no podía entender por qué lo hacía, y si soy sincero, todavía ni yo lo se, pero sentí que se lo debía. A Scarlett. Ella es joven, y puede encontrar a alguien al que pueda coger de la mano por la calle y presentar a sus padres. Alguien como Derek, por ejemplo.

Cogí todas mis cosas e hice una visita a mi hermana. No quería molestarla, pero tampoco quería quedarme en casa de mi hermano, donde todo me recordaba a ella, mi habitación, mi cama, el salón donde tuvimos la mayoría de nuestras citas...un lugar que los dos conocíamos. Necesitaba aire, y consejo.

-Dean, por favor sal un rato con tus amigos o algo.

Aparto el brazo de mis ojos y veo a mi hermana pelirroja con una cara de enfado impresionante.

-Agh Meg, déjame de verdad. Estoy bien.

-¡No! ¡No lo estás! Llevas en pijama ¿desde hace cuanto? ¡Semanas! Está bien que dejes tu trabajo o tus clases o lo que sea, pero quiero que hagas algo. Pinta. Trabaja. Lo que sea.

-Mañana- respondo acurrucándome de nuevo.

-No. Como no hagas algo pronto te irás. Hermano o no, estoy cansada de verte lloriqueando por algo que tu mismo te hiciste.

-¿Y qué hago, eh? Si soy el gilipollas más rastrero del mundo.

Mi ataque de autocompasión la ablanda un poco, así que se echa conmigo en el sofá y me abraza.

-Dean-o...te quiero mucho...

El mote hace que se me encoja el corazón unos momentos.

-¿Pero?

-No se lo que pasó, hermano. Pero tienes dos opciones. Recuperar tu pasado, o buscar tu futuro.

Sin más se levanta, coge su bolso y se dirige a la puerta.

-No es el fin del mundo, Dean.

-Lo parece- admito en un murmullo.

-Coge mi ordenador y busca algo en Netflix anda, te hará bien despejarte.

Así es como terminé en la academia Graham. No tenía claro lo que quería hacer al año siguiente, pero no quería ser profesor, así que me convertí en el alumno.



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