La academia que me recomendó mi madre está lejos, muy lejos de mi antigua casa. Es el edificio de dos plantas con la fachada más triste que he visto en mi vida. Las ventanas tienen rejas, como en las cárceles, y la pintura tiene unas manchas oscuras muy sospechosas.
No parece para nada una escuela de arte y música.
Mi madre parece muy contenta de ver que voy mejorando, o al menos así lo ve ella. Haberme convencido para cursar un trimestre aquí se ha convertido en su victoria personal.
Este verano ha sido muy confuso para todos. Mi padre y sus ausencias artísticas, mi madre y su trabajo, el arresto domiciliario por parte de mis hermanos...me costaba mucho seguir adelante cuando todo, absolutamente todo me recordaba (y me recuerda) a Dean.
Realmente no se por qué tuve la magnífica idea de matricularme en esta escuela.
Sí, me gusta el arte y sí, quiero seguir adelante, pero no se hacer amigos, ni me llevo bien con los horarios, ni con que me digan órdenes.
-Bueno cariño, papá está ayudando a Maddy y Derek con vuestra mudanza, así que cuando termines la última clase coge el metro.
-Tampoco está tan lejos mamá.
-Bueno, tú llama y ya está. Es la primera vez que dormiréis en el nuevo piso y no sabrás llegar- dice riéndose de mí.
-Adiós mamá.
-Te quiero hija- dice riéndose de mi.
Pongo los ojos en blanco y salgo con pereza del coche. Tan solo de pensar la mañana que tengo por delante tengo ganas de irme a mi habitación y no salir nunca. Bueno, a mi nueva habitación.
-Buenos días querida, ¿necesitas ayuda?
-Eh...sí, la verdad. Tengo el horario tipo A, y no se a que clase tengo que ir ahora.
La anciana secretaria me mira con cariño tras su escritorio.
-Hay una charla en el auditorio dentro de quince minutos, y explicarán la dinámica de las clases a los nuevos.
Me pasa un folleto del instituto con una sonrisa y espera con paciencia a que me vaya.
-Podría haberme dicho donde está el auditorio...-susurro para mí misma.
El auditorio es una sala con cientos de butacas y un escenario al fondo, pequeño, con atriles e instrumentos de percusión. Hay olor a colonia de hombre y a limpiador de muebles, que no me termina de disgustar.
Me siento en una de las últimas filas y me dedico a hablar con Maddy hasta que todo el mundo llegue.
Maddy:
Solo faltan cajas con los libros, sábanas y toallas.
Yo:
Has hablado con May?Maddy:
Me ha ignorado cuando le he mandado la dirección del piso.Yo:
Genial :/Maddy:
No te preocupes, entrará en razón. Luego nos probaremos los vestidos para la boda de mi padre.Yo:
vale.Maddy:
el instituto bien?Yo:
Si, luego hablamos. XxMaddy:
besitos xx-Hola, ¿están ocupados?
Bloqueo y levanto la vista del móvil. Hay un par de chicos cargados con mochilas que me miran con una sonrisa. Son altos, y tienen los mismos rasgos faciales: ojos rasgados, nariz pequeña, boca fina y pómulos marcados. Aunque uno tiene el pelo negro y el otro castaño claro, si no me equivoco son gemelos.