May.
4:30 a.m.
- ¡Más te vale sentirlo porque estoy embarazada, gilipollas!- dudo en cerrar el puño o simplemente abofetear a Mike con la mano abierta, pero no merece la pena.
- May...- Mike me mira con los ojos acuosos e intenta acercarse a mi.- Te quiero, yo... lo siento muchísimo, mi amor.- se arrodilla delante de mí y trata de agarrar mi vestido pero de alguna manera me libro de él.
- Que te jodan.- digo finalmente cuando noto algo salado en la comisura de mis labios, lágrimas.
- Te quiero...- murmura rendido en el suelo, con las manos apoyadas en el césped.- Perdóname, déjame cuidarte... cui-cuidaros, May por favor, te quiero.
- ¡Deja de decir eso, joder!- estoy dispuesta a irme pero antes de eso me giro hacia una de las dos chicas que consideraba mi hermana.- ¡Y tu no eres más que una zorra! ¡Si tu vida está destrozada no tienes que destrozar la de los demás puta!
Y me voy.
14 horas antes.
- Enhorabuena, está usted embarazada.- dice el hombre con una bata y bigote.
- ¿Qué? No, imposible. Debe, debe de haber un error.
La sala da vueltas y me cuesta respirar. No puedo estar embarazada, simplemente no. Nunca he querido tener hijos, implica responsabilidad y monotonía, y yo no tengo ninguna de esas dos cualidades.
- De tres semanas exactamente.
- Yo...- me quedo callada.- Joder, supongo que gracias.- digo levantándome de la silla y tendiéndole la mano al cincuentón.
- Vuelva en un mes para revisar que todo vaya bien. ¿Entendido?- asiento confundida y abandono la sala.
No sé qué hacer o qué pensar. Solo venía al médico por los contantes mareos y náuseas y resulta que tengo un intruso en mi interior.
Cuando me doy cuenta de que he estado mirando a la nada de pie en medio del pasillo durante más de dos minutos salgo del trance. Mi móvil vibra en el bolsillo trasero del pantalón. Es Mike.
- ¿Qué tal ha ido?- pregunta nada más descolgar.
- Bien, supongo... Mira Mike, tenemos que hablar y es urgente.
- Ahora mismo no puedo verte pero nos vemos en la fiesta.- contesta nervioso.
El ascensor no viene y mi paciencia de está agotando.
- ¿Qué fiesta?
- Mierda, se supone que no debía decirte nada, lo siento.- me juego un brazo a que se está rascando la nuca.
- ¿Qué fiesta?- repito la pregunta.
- Maddy y Scar nos han organizado una fiesta.- finge tono de sorpresa.
- No, gracias.- bufo a través del teléfono y me meto en la pequeña caja. Pulso el botón con el número 0 y espero.
- No seas así.
- Solo... Prométeme que hablaremos, es realmente urgente.- aprieto los labios para no derrumbarme allí mismo, en un ascensor.
- Te lo prometo, y no sé que te pasa pero sabes que te quiero.
- Y yo, a-adiós.- cuelgo.
Vuelvo a casa andando, pensando. ¿Qué va a pasar con mi vida? El miedo invade mi cuerpo y el puto café solo me está alterando más. Voy a tener que dejar de beber, ¡de fumar! y de ser yo misma. No sé cómo he llegado hasta aquí, siempre usamos protección, de alguna manera o de otra. Necesito hablar con Mike y necesito su opinión. Simplemente le necesito a él.