Capítulo 4.

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May.

Son las doce y media de la mañana. He quedado en media hora con Sophia, Maddison y Scarlett. No me apetece nada ver a esta última en lo que me queda de vida pero lo hago por Maddison y sobre todo por Sophia, que después de casi una eternidad parece que me ha aceptado como persona. Enciendo el móvil por primera vez desde la noche de la fiesta, dos días más tarde. Mi madre sabe donde estoy, al igual que Matt, pero nadie más. Simplemente no quiero ser encontrada, no todavía. Tengo dos llamadas pérdidas de Maddison, veinticuatro de Mike y cinco de Scarlett. Una tonelada de mensajes hacen que mi móvil se colapse. No quiero leerlos, me he mantenido fuerte por un par de horas y no quiero arruinarlo.

Estos dos días han sido una completa mierda. Me he quedado en el apartamento de Joseph y lo único que he hecho ha sido ver películas, comer y llorar. Joseph ha estado ahí, sin hacer preguntas, tan solo a mi lado. Ojalá le hubiese conocido antes de Mike, o incluso antes de Damon, porque es un tío genial.

Salgo del piso, la tienda no está muy lejos por lo que voy andando. Paro en una pequeña cafetería. Pido un cappuccino mediano. Sé que no debería ya que no he dormido en 48 horas. Tengo unas ojeras enormes y los ojos rojos. Busco uno de los tantos Mac Cosmetics que hay en Londres y me intento maquillar con los productos de prueba, cosa que milagrosamente consigo. Debería de dejar de hacer mierdas así, no por mí, sino por el bebé, supongo.

No he vuelto a tener náuseas desde el día de la fiesta, cosa a la que doy gracias, pero sigo teniendo antojos y bastante fatiga. He estado leyendo cosas por internet pero no me han ayudado mucho. Aún no se lo he dicho a mi madre y estoy tan jodidamente asustada que me he plantado no decírselo hasta que nazca, como si eso fuese posible.

Son las onces y dos minutos. Cuando llego a la puerta de la tienda solo Maddison está presente. Me sonríe, puedo notar en su mirada pena mal disimulada. Pasan unos segundos hasta que finalmente me abraza.

- ¿Cómo estás?- pregunta al deshacer el contacto físico.

- ¿Cómo crees que estoy?- contesto sonriendo falsamente.

- Oye, si quieres le digo a Scarlett que no venga. He hablado con ella y no se acordaba de nada, está muy arrepentida.

- En todo caso me iría yo.- me encojo de hombros e ignoro el último comentario, seguro.

- ¿Qué? ¡No! Ella fue la que la cagó y encima eres la madre del nieto de Sophia, creo que querrá más tu opinión que la suya.- coge el café que llevo en la mano y lo tira en una papelera.

- Hija de puta.- susurro.

- No deberías beber eso, es malo, me lo agradecerás cuando tu bebé no salga con tres brazos.

Intento contestar con un comentario gracioso, pero mi estado de ánimo cambia al segundo que veo a Scarlett llegar con Sophia.

- ¿Estamos todas? ¿Sí? Pues perfecto, entremos.- dice Sophia después de saludarnos a Maddy y a mí.

Maddison se adelanta con ella y me dejan a solas con Scarlett, genial.

- May...

- Mira vamos a dejar esto claro, zorra. No me mires, no me hables, ni siquiera respires a mi alrededor. No quiero oír tus disculpas o tus excusas de mierda, ¿entendido? Ahora déjame disfrutar de esta estupidez y por favor dile al idiota ese que deje de llamarme.- dejo de hablar.

Asiente con la cabeza y sigue andando. Lucho internamente por no echarme a llorar allí mismo.

Estoy atrás del todo, observando la escena. Sophia está hablando con una señora rubia vestida de negro. Pasamos la recepción llegando a un enorme almacén lleno de vestidos de novia de todos tamaños y formas. Acabándolo hay un salón lleno de gente corriendo por todos lados. La mujer nos hace sentarnos en un sofá que está delante de un alto en frente de un espejo.

Keeping up...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora