Las luces del salón estaban prendidas, alguien del servicio andaba limpiando.
Subí a mi habitación. Ya dentro suspiré de alivio, por lo menos no me reprenderían hasta mañana. Enseguida me desprendí de mis zapatos y anadaba por la estancia descalzo. Esta era mi hora favorita: La noche. Porque podía hacer lo que quisiera (andar descalzo, andar solo con boxer, correr...) claro, siempre y cuando estuviera en mi cuarto, con el cerrojo puesto en la puerta. Aun llevaba mi niño dentro. Y es que eso de ser príncipe, limitó mi infancia de muchas maneras. Muchas veces envidiaba a Hunter. Él podía embarrarse de lodo sin recibir un regaño a cambio. Y bueno, su felicidas y diversión, en parte se debía a su buen padre. Martín, su padre, era un persona asombrosa. Era de esas personas que con solo pocas palabras se ganaba la confianza de todos.
Observé en el escritorio, las carpetas con los nombres de las damicellas. Me acerqué a este y tomé asiento en la silla situada en frente de este. Me dispuse a buscar alguna chica interesante. Esta semana sería de puras citas a "ciegas".
Había demasiados nombres. Así que tome una hoja y lápiz. Leí rápidamente los nombres observando a la vez el rostro de las chicas y diciendo los pros y los contras:
-Marcella...demasiado estilizada...Laura, muuuy sofisticada...Minerva, un nombre demasiado raro...Fernanda, tocaya de papá, no, gracias...Linda, que hermosos ojos- me detuve en este nombre y leí sus datos personales: Hija del conde Davit de Andalucia. Hija mayor de 3 hermanas. 25 años...-bueno la edad no importa-murmuré demasiado bajo. Características físicas: Ojos azulados. Estatura alta. Tez blanca. Cabello rubio...-ummm con lo que me gustan las rubias- dije sarcásticamente poniendo los ojos en blanco. Desde lo que pasó con Mary (una "aventura" eramos, según ella), ya no he vuelto a pensar en rubias. La quería y ella se burló de mi inocencia en ese entonces. Aun así la anoté en la hoja. Reservaría una cita con ella. Seguí leyendo durante aproximadamente una hora, y encontré otras 4 chicas, bueno, al menos tendré las de esta semana (quitando este lunes y el domingo, solo quedaban 5 días de citas). Todas las chicas estaban pasables.
Mi fijé en mi pequeño reloj de manecillas que estaba en mi escritorio, y ¡madre mía! eran las 5:30 am. Casi me da algo, al ver la hora. Si mi padre se enterara...lo mejor es ir a dormir. Me paré de golpe de la silla, me desvestí quedandome solo en boxer, y me metí en las sábanas.
-Cariño...lamentó despertarte, pero tus padres quieren hablar contigo urgentemente...-escuché a mi hermosa nana Lara. Casi me pongo a hacer un bailecillo ridículo, solo por saber que la 'amargosa' de Marta no venía a despertarme. Y es que ¡no era lunes!. Aun adormilado sonreí. Y ella me dio un tierno beso en la cabeza, ¡apoco no era una ternura!-Corre que te esperan.- Y ¡felicidad arruinada!. Maldecí en mi cabeza. Deseguro Gim ya les fue con el chisme de mi llegada.- Law, despierta o terminarás riendo...-dijo riendo. Lara era la única que me decía Law, diminutivo de Lawrence. Mi madre me decía Thony, diminutivo de Anthony. A estas dos mujeres las quería mas que a mi vida. Mamá, a diferencia de mi padre, era cariñosa y dulce, aunque era demasiado nerviosa, y más cuando mi padre y yo discutiamos.
Me levanté antes de que mi Lara me hiciera lo que odiaba: cosquillas. Ella al ver que me levantaría, salio de la habitación para darme tiempo a vestirme. Me coloqué rápidamente un pantalón de dormir azul, y una playera blanca. Lavé mis dientes y cara y salí de la habitación con rumbo al salón.
Entrando en este, vi a mis padres sentados en un sofá enfrente de la chimenea. A lo lejos pude notar el nerviosismo de mamá, y el ceño fruncido de papá. Dirigíendome a ellos, le di un beso en la mejilla a mi hermosa madre y un asentimiento a mi padre. Me senté en la mecedora a la izquierda de mamá. Al notar la tensión, decidí terminar de una vez por todas con esto:
-Y bueno, ¿qué era eso tan urgente que tenían que decirme?- Mamá bajo la mirada a la carísima alfombra y Fernando profundizó el ceño viendome con una expresión dura.
-Sabes bien por lo que te hemos llamado-siseo-Dime porque demonios llegaste a las 3 am a dormir. ¿¡Quiero que me expliques en dónde carajos anduviste?!- ¡vaya! si que estaba enfadado.
-Anduve con Hunter- medí mis palabras, no quería perjudicar a mi amigo.-Fuimos por una copa, y platicamos. No medimos el tiempo y por eso mi hora de llegada. Solo eso.- traté de sonar lo más tranquilo posible, no quería sacar mi furia, ni mis padres ni Hunter tenían la culpa de que Gim fuera un chismoso de primera.
-¡Sólo eso!, ¿¡y crees que enterarnos por Gim era lo correcto?!- uno...dos..tres...cuatro..veinte. Conté en mi cabeza para que mi enojo no saliera. Pero era imposible.
-Estoy diciendo que solo hicimos eso- musité un poco enojado.-¡Joder!, como querías que te dijera yo, ¡si hace apenas un rato me he despertado!- no pude contenerme más. Estaba bien que se enojara, pero estaba exagerando.
-¡Tony!- me reprendió mi madre. Inmediatamente quité mi ceño fruncido y me tranquilizé. Mi madre siempre me sacaba de mi ensoñación de enojo y me ayudaba a pensar claro: Ellos no tienen la culpa de tus actos...me repetía mentalmente varias veces para creermelo.
-Lo siento...pero estoy diciendo la verdad. Pasó rápido el tiempo y no nos dimos cuenta de la hora. Ahora ¿me puedo retirar?- aunque siempre me disculpaba, seguidamente me retiraba para no escuchar más.
-¡Esta es la última vez Lawrence! Lo vuelves a repetir y ¡olvídate de la herencia!-gritó mi padre cuando yo estaba subiendo las escaleras.
Cerré de un golpe la puerta de mi habitación y aventé muy lejos mi pobre zapato. ¡Maldita herencia! ¡Me jode que sólo la utilize para amenazarme! ¡Ojalá me corrieran de casa para así olvidarme de toda esta mier**!
Uno...dos...tres...cuatro...cinco...veinte...treinta...
Por más que contara, mi furia no desaparecía. Era una estupidez discutir por una maldita hora de llegada. Pero eso no me enojaba, lo que realmente me tenía harto era ¡La maldita herencia!
-Cariño, tranquilo, tu sabes que les enoja no poder controlar dónde andas- entró Lara a la habitación y me abrazó para tranquilizarme.- Ellos te quieren, y odian saber que su niño ya es mayor y puede decidir por sí solo...
-¡Pero Lara, ¿cómo me pueden querer personas que a pesar de saber que ya no soy un niño, me obligan a hacer lo que ellos quieren!- grité furioso. Maldecí en mi mente, sabía que Lara no tenía la culpa de nada.
-Law...escuchamé...mírame a los ojos...-ordenó tomando mi cara entre sus manos y alzándola para que la mirara.- Ellos saben que a pesar de que ya no les tienes que explicar tus cosas, se las explicas. Y aunque no lo admitan saben que estan haciendo mal en regañarte por tonterías.- Lara tenía razón,ellos no querían admitir que yo ya no era un crío...pero ¿acaso no sabían que me estaban haciendo infeliz?
-Prométeme que te vas a calmar y olvidar esto, ¿okey?- sin dudarlo asentí, no quería profundizar más en el asunto.
Al entender mi enojo, decidió dejarme solo para pensar y calmarme.
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Hola de nuevo, aquí me tienen subiendo cap. demasiado pronto. Espero y les agrade. Ya lo sé, son "discusiones estúpidas" las que hay entre Lawrence y sus padres, por algo llamé así el cap. Pero no se preocupen, esperemos y se calmen las cosas entre ellos.
P.D. Paciencia bonitos, ya casi vendrá lo mero bueno :D
Con cariño siempre,
Estefania.
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Escape por las Noches
Historical FictionLa vida de la realeza no es nada sencilla y Anthony Lawrence Anderson, Príncipe de Los Vals, demostrará esto. Al faltar 2 años para que este tenga sus 23 años, tendrá que elegir esposa, a menos que desee perder su herencia. Pero después de convivir...