Cap. 5 "Una mañana fuera de casa"

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Después de pensar tanto en lo ocurrido, decidí dejarlo y llamar a las chicas o mejor dicho "mis citas de esta semana". Ya sé, dirán que soy mujeriego pero no es así. Sólo quiero conocerlas un poco y dependiendo de lo que suceda esta semana se decidirá si seguiré planeando "citas a ciegas" o no. Puede que las cualidades de alguna de ellas me gusten...al fin y al cabo estaré con la elegida TODOS los días que restan de mi horrorosa vida.

La primera en mi lista era Linda Stuart. Aquella rubia de bonitos ojos. Miré su número de teléfono y me pregunté por qué la realeza tenía acceso a esta información demasiado privada, a mi parecer. Pero bueno, la realeza era la realeza, por muy mal que suene, pueden tener todo lo que deseén en un abrir y cerrar de ojos. Nadamás pensar esto, rodé los ojos.

Teclé su número en mi móvil y esperé pacientemente hasta que después de 2 timbres, contestaron al otro lado de la línea. A juzgar por su tono de voz, la chica estaba ebria, algo que inmediatamente puso una "x" en mi mente. No me importaba que bebieran, siempre y cuando no se excedieran. Y a esa chica no le faltaba mucho para el desmayo. Solo espero que una parte de su cerebro recuerde que mañana debe de ir a el restaurante lujoso donde reservé una mesa para esta cita. Aunque dudo que lo recuerde.

Reeleí la lista. Tenía que encontrar una cita para hoy. Pero a decir verdad, no tenía ganas de salir a ningún lado, asi que creo que este día será para ver películas encerrado en mi habitación. Tal vez  llame a Hunter a acompañarme en mi soledad. Pero lo conocía y sabía que pondría una excusa (su novia) para no acompañar a su gran amigo Anthony.

Después de llamar a mis otras dos citas: Malú y Becca, que por cierto las veré los días jueves y viernes; y de decidir que el sábado y domingo serían días de estar "fuera de casa", me desvestí y decidí comer la cena que Lara me había dejado hace una hora en mi habitación. Esperaba y mi cita de mañana no fuera un absoluto fracaso con aquella rubia de lindos ojos.

Me fuí a la cama a las 11:30 de la noche y decidí no pensar en nada, solo en lo que me apetecía más en ese momento: dormir.

(...)

A la mañana siguiente, desperté más temprano que de costumbre. Exactamente a las 5 am. algo que en definitiva me sorprendió en sobre manera. Ya que a mí me tenían que despertar o me quedaría en cama hasta tarde. Y a pesar de que traté de consiliar el sueño, fue un fracaso total. Me levanté y directamente me metí a la ducha. Al salir me puse unos pantalones vaqueros y una playera tipo polo azul. Aunque como siempre, con los botones sin abotonar.

Decidí dar un paseo por la ciudad antes de que mis padre o cualquier otra persona me pusieran a hacer mis deberes como príncipe. Me encontré a algunos encargados de mantener el palacio en buenas condiciones, los saludé amablemente con un asentimiento de cabeza y fuí directo al frente a recoger mi auto que se habían encargado de sacar del aparcado en donde se hallaba. Después de manejar tranquilo a el portón del palacio, me dirigí hacía la calle principal en donde se hallaban diversas tiendas comerciales. Quería comprarme una cámara nueva, ya que la que tenía se quedó en el apartamento de Hunter. Lo que me gustaba de mi vida era que, a pesar de ser príncipe, no era muy conocido por los ciudadanos. Casi no me metía con la prensa y trataba de no hacer estúpideces que a los medios pudieran importarles, asi que...era invisible para muchas personas. Y algo que me favorecía era que no tenía aspecto de formar parte de la realeza, debido a mi físico y también a que no iba presumiendo por ahí joyas estúpidas.

Aparqué mi audi en un lugar en donde el tránsito no me presionara. Y me dirigí por aquella avenida en busca de la tienda de fotografía. Después de comprar y ser reconocido por el dueño del local al dar mi nombre, decidí llamar a Hunter, y quedar con él en un rato para hablar de idioteces que harían que la mañana pasará rápido y así poder ir a la maldita cita con aquella rubia.

Escape por las NochesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora