Cinq.

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Mi vida estaba empeñada en ser un desastre, no digo que todos los desastres sean malos, hay algunos hermosos, como el de Travis y Abby.

Pero sin duda yo no era "Pidgeon"
Y él estúpido de Alexei no era un "Mad dog".

Antes de tomar valor para entrar al infierno de educación sexual, decidí tomar un trago de agua, pero al sacar la botella de mi mochila me di cuenta de que estaba vacía.

—¡Con un demonio! Lo que faltaba.— grite exasperada al mismo tiempo que lanzaba la botella fuera de mi vista.

Pero en lugar de escuchar el sonido de la botella golpeando el piso, escuche un quejido.

—¿En serio hay necesidad de ser tan agresiva? Espero que aprendas de tus errores, tus acciones pueden dañar a otras personas, me dañaron a mi y a la pobre botella— Alexei habló en tono dramático y se agachó a tomar la botella que ahora yacia en el suelo — Oh, pobre botella, tú que haz sido afortunada de probar sus labios, ahora eres un amante con el corazón roto como todos los que suspiramos por la bella rosa.

Suprimí una carcajada por la sobreactuada actuación del chico, pero de pronto noté un detalle en sus palabras.

—¿Bella rosa?—

—Sí...¿ese no es el significado de tu apellido?— se notaba un poco asustado, como sí temiera haberse equivocado.

Empujé la puerta para entrar y entrar al salón.

—Si, es sólo que me sorprende, ¿sabes francés?— pregunte con genuino interés.

—No...no, yo sólo se unas palabras

Después de pasar al salón, alce la vista en busca de un lugar, y sólo encontré uno en la penúltima fila.

¿Te piensas sentar? Alexei viene detrás de ti, ¿dónde se sentará?

—Siéntate tú, no te preocupes, yo conseguiré lugar— me sonrió con coquetería, como sí estuviera encantado de ser un caballero conmigo.

Rodé los ojos ante su comentario, pero avance hasta mi nuevo lugar.
Pero escuche los pasos de Alexei detrás de mi, y en cuanto bajé la mochila sobre la silla me giré para encararlo.

—¿Que? ¿Piensas ser mi nuevo guardaespaldas? Porque sí es así de una vez te aviso que papá despidió al último sólo por acercarse demasiado a su pequeña Audrey.

No contestó.
Sólo procedió a sentarse en el suelo. A mi lado.

¿Pero que coño está haciendo?

—¡Alexei! Busca un lugar, Dios mío, no puedes sentarte en el suelo.

El sólo subió los hombros con indiferencia. 

—¡Consíguete un lugar!

—¿Cómo sea?

—¡Sí, como sea!

Alexei se levantó sonriendo y se acercó al chico sentado detrás de mí.

—¡Hola amigo!— sonrió como lunático, lo que me demostraba que no conocía para nada al chico— ¿Qué te parece cederme tu puesto? ¡A que es buena idea!

El chico estaba confundido, creo que su nombre era Jake Smith, un chico de esos que no hablan en clase pero no era del tipo "nerd"

—No— así de cortante fue Jake.

—Mis puños no aceptan un no por respuesta.

Supongo que el chico no quiso entrar en problemas, porque rápidamente se levantó y salió a buscar otra silla.


Durante la mitad de la clase ignore a Alexei y a sus "hola compañera"
Hasta que sentí unas ganas inaguantables de ir al baño. Todo en mi ser estaba revolucionando y me alertaba que sí no iba al baño, explotaría ahí mismo.

Levanté la mano para llamar la atención del maestro.

—¿Si? ¿Señorita Bellerose?

—Necesito ir al baño—

—¿Tiene que ser en este momento?

—Oh, claro que tiene que ser en este momento.—

Sí ya hasta sentía la humedad entre mis piernas.

El maestro asintió con un suspiro cansado. Pero que importaba al fin estaba libre, libre para vaciar el contenido de mi vejiga.

Inmediatamente al ponerme de pie escuche la voz de Alexei.

—Audrey.

—No, por favor ahora no, tengo que salir.

Suavemente me tomo de la mano para impedir que caminara y se acercó a mi. Se saco la camisa a cuadros rojos con negros y me la amarro a mi cintura, quedando el sólo con una playera sencilla color blanco.

—¿Q-que estas haciendo?

—Tómalo como un pequeño favor. Te llego el periodo.

Sentí como todos los colores subieron a mi rostro y luego lo abandonaron dejándome pálida.

No me podía estar pasando esto a mi.

Medio aturdida salí del salón con mi mochila colgada en un hombro y camine rápidamente a los baños más cercanos, moviéndome con cuidado por miedo a manchar demasiado la camisa que tenía amarrada a mi cintura.

Entré al cubiculo que se veía más limpio mientras pensaba que hacer, porque todavía quedaban varias horas de clases. Mamá y papá estaban trabajando así que no podrían venir por mi, y en definitiva no podía contarle de este incidente al coordinador escolar que siempre miraba a las chicas con morbo.

Estaba perdida en mis pensamientos cuando escuche resonar unos pasos por el baño, no eran tacones ni tampoco eran pasos delicados como los de una chica, se escuchaban pesados pero un chico no podría haber entrado ¿o si?

Stupid Love.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora