2. SONÁMBULO

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SONÁMBULO

La luz que entraba por la ventana del automóvil era tibia, me tocaba directamente el rostro, era una tarde hermosa y suave, la brisa apenas mecía el follaje de los sauces que rodeaban la casa. El arrebol formado por las nubes y la luz del sol tenía un color rojizo muy intenso que contrastaba con el cielo azul y los árboles verdes de ahí, en realidad, el lugar en el que vivía era muy boscoso, era una pequeña ciudad muy tranquila y agradable hasta donde yo creía.

Pasaban de las seis de la tarde y yo me había quedado dormido en el auto desde que mi mamá había ido por mi a la escuela. El tiempo que dormí me reconfortó y me sentía bien pero moría de hambre, entonces bajé del auto, tomé mis cosas y caminé a casa, la brisa era dulce y cálida, inhalé profundamente cerrando los ojos para disfrutar, pero en ese momento sentí como todo cambió, sentí como unas pesadas vibraciones se elevaban a mi alrededor impidiendo que me moviera y abrí los ojos, el ambiente se tornó pesado y oscuro, como si una oleada de nubes negras cubrieran el cielo, la brisa cambio, era un viento helado, silbaba al acariciar los árboles, era pesado e inquietante, fue tan repentino el cambio que presencié que cuando abrí la puerta de la casa me topé con un enorme abismo. No veía nada, estaba oscuro, la puerta se cerró detrás de mí sin ruido alguno. Me preparé para lo peor y en ese momento sucedió lo esperado. Todo mi entorno estaba oscuro y mis oídos me dolían demasiado, los sentía sangrar y de la nada un sonido demasiado agudo atravesó mi cerebro, era aturdidor y doloroso, el sonido llegaba directamente a mi mente y dolía, quise gritar pero no salía nada de mi boca.

El sonido blanco que provenía de todos lados bajo su intensidad hasta desaparecer, y cuando me incorporé y quite mis manos de mis oídos, inicio otro tormento. Miles de voces llegaban a mi, eran gritos de dolor y desesperación, la gente moría y sufría era tan fuerte que grite con todas mis fuerzas y abrí los ojos tan repentinamente que me levanté de un sobresalto gritando y tensando mi cuerpo entero, me sentía preso, ahogado, encogí mi cuerpo hasta explotar de miedo, mi respirar era rápido, estaba sudando y me dolía la cabeza como si me hubieran golpeado. Otra pesadilla más.

Comencé a relajar mi cuerpo y mi respiración disminuyó su intensidad, observé a mi alrededor, aún estaba en el auto, recordé el sueño, la paz que tenía ahí, esa sensación de calma en verdad que la necesitaba pero sólo fue un sentimiento fugaz, así que, tomé mis cosas, abrí el auto y caminé hacia la casa, que yacía muy tranquila y las luces estaban apagadas. Sentí frío y al llegar a la puerta me di cuenta que estaba abierta, la empujé con lentitud, me sentí espantado por un instante.

-Mamá, ¿Estas ahí? -Llamé pero no tuve respuesta.

-¡Mamá! -Grité nuevamente pero nada aún.

Dejé mis cosas en la mesa, y caminé hacia mi habitación que estaba en la segunda planta, vi abierta la puerta de su cuarto y me asomé, pero no vi nada, todo su cuarto estaba hecho un desastre parecía que habían entrado a robar, en ese momento corrí a mi habitación y lo mismo encontré, revise entre mis cosas pero nada se habían llevado, creí que estaban buscando algo, pero la cuestión era ¿Que?.

Recordar que mi padre había muerto en ese accidente me hizo pensar que había sido mi madre quien había hecho eso, pues no la había visto desde que me dejó en el auto al traerme de la escuela, pero tampoco sabía donde estaba, la llamé por teléfono pero nada, yo solo quería saber sobre mis padres. Fui a la veterinaria de mi madre que estaba un poco lejos, pero igual estaba cerrada, llame a Martín y tampoco contestó, esto me pareció molestó, nadie me avisó nada, no sabía nada de nadie y no tenía idea de como encontrarlos, así que regresé a casa.

The Other World I: Despertar y Controlar Donde viven las historias. Descúbrelo ahora