4.PARASOMNIA

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"No temas a tus terrores nocturnos"

Madrugada oscura tanto en la noche como como en mi pensamiento.

Sólo en mi habitación, acostado en la cama y tapado hasta la cabeza, sólo para impedir ver cualquier cosa que me perturbara y desvelara mi profundo sueño, por el que llevaba rogando varias noches pues no dejaba de pensar en mis temores nocturnos. Desperté.

Cada vez que me destapaba, el soplar del viento provocaba un aire frío que recorría mi cuerpo y estremecía mis sentidos, con aquellos golpes sonoros y secos en el cristal de mi ventana iluminada tan solo por un pequeño reflejo de una farola medio desgastada; era como un fluorescente sin fuerza, el intermitente de un coche que funcionaba a intervalos y si le mirabas fijamente te cegaba. Precisamente eso es lo que me ocurría: me cegaba el reflejo a trasluz que se formaba en mi pared oscura.

Las sombras que se formaban en esa pared llena de pósters arrugados de bandas de Rock tan oscuros como la penumbrosa noche que estába colmando mi paciencia e inquietando todo mi ser a cada segundo, parecían ser visitantes nocturnos que venían a darme la compañía que detestaba en ese momento y por la que jamás rogaría un solo minuto de mi vida; prefería estar solo a ver semejantes formas cruciformes y siniestras atormentándome en un cuarto cerrado en lejana distancia a la habitación de mi madre.

Seguía soplando el viento. Comprobé que mi ventana estába mal cerrada. De ahí ese frío que iba calando mis huesos entre mi miedo y ansiedad por querer parar esa angustiosa situación pero no me atrevía a levantarme y poner fin a eso; no en ese momento.

Prefería seguir teniendo frío, eso se solucionaba tapándome más aún y no asomar la cabeza por nada del mundo.

Me podía tranquilizar en parte, sabiendo que ese frío se originaba de una abertura en mi ventana, Pero la puerta que se abría sola y calmó su acción con un estruendoso portado seco, ¿Por qué sucedía eso? ¿Dónde encontraba la explicación?

La puerta se encontraba en dirección opuesta a la corriente de aire, de tal forma que no podía ser a causa del viento; eso me hacía pensar desesperándome.

Las sombras no dejaban de manifestarse, y seguían asomándose frente a mi lecho, querían algo y no sé qué era. Tal vez llevarme con ellos, o impedir que durmiera, sentí como mi cama se empezó a mover.

Sentía una presencia debajo de ella, era algo que se arrastraba bajo las cuatro patas de madera que soportaban la cama, el colchón crujía, y no podía ser mi movimiento. Yo solamente tiritaba y no para que se moviera, Mi sudoración era fría y recorría mi frente deslizándose por mis lívidas mejillas espantadas ante todo este horror.

La cama dejó de moverse; el sonido cesó. Me incorporé precavido, sin querer emitir el menor sonido que me delatara ante lo que hubiera debajo.

Ni el colchón sonaba, ni la cama crujía. Lo estaba haciendo bien y, nadie me esperaba en la habitación.

Me encontraba sentado observando la pared. No había sombras, y la puerta estába cerrada; el frío que entraba por la ventana se paró de repente, y la luz ahora alumbraba a la perfección el estado de mi pared. Únicamente seguían los mismos pósters de hombres oscuros, pero sin movimiento. La normalidad volvía. ¡Por fin! Era hora de volver a dormir.

Cuando intenté acostarme de nuevo, dejando caer mi cuerpo sobre ese colchón que antes no dejaba de moverse... La puerta empezó a abrirse sin permiso. Mis ojos parecían salirse de sus órbitas mientras contemplaba atónito el sonido y movimiento de esta mientras me estremecía.

Estába abierta por completo. Había tardado en hacerlo; se abría sigilosamente agitando mi tiempo que parecía eterno ante ella. No veía a nadie que entrara, pero sí aquella sombra otra vez reflejada en la pared.

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⏰ Última actualización: Apr 10, 2020 ⏰

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The Other World I: Despertar y Controlar Donde viven las historias. Descúbrelo ahora