U N O||"¡No soy ganado!"

1.7K 105 28
                                    

Estaba corriendo en las calles de Tokyo siendo perseguida por un tipo extraño.

Me tropecé y caí al suelo. Eso le dio ventaja al señor y sonrió victorioso mientras yo lo miraba con miedo. Mi sudor era frío como la nieve y estaba pálida de tanto correr. Aproximadamente unas dos horas huyendo.

Su risa sonaba de una forma tan horrible que me producía asco.

-Mocosa ya no podrás escapar, ¿te pensabas que te dejaría ir después de lo que has hecho? -Dijo sacando una navaja. <<Mierda>>

- ¡N-no hice nada malo! -Grité intentando sonar fuerte aunque el miedo me apoderaba.

- ¡Me has robado, enana de mierda! ¡Me has robado a mí! -Gritó como un completo loco. En un abrir y cerrar de ojos me tenía sostenida del cuello apoyada en el aire, ahogándome.

Me costaba respirar.

-Llevabas muchos años quitándome cosas y mi esposa me ha dejado por ser un inútil según ella- Dijo echándome la culpa de todas las cosas horribles de su vida.

- ¡Yo no hice que ella te dejara! No tengo la culpa de que seas un maldito holgazán.

-Tú hiciste que ella pensara eso de mí, ya que no podía con una niña menor de trece años. Luego me deprimí y no trabajaba bien, me despidieron y pensé que no me volverías a robar pero me equivoqué- Dijo y me apretó más el cuello.

Me tiró al suelo bruscamente y mi cara fue tapada por mi blanco y largo cabello.

No tenía fuerzas así que no podía protegerme. Me iba a clavar su navaja cuando de repente le dio un infarto y murió delante mía. Sus gemidos de dolor y lo  que se iba poniendo a cada segundo hasta caer rendido se me quedó en la mente.

Mi cara solo representaba horror.

Cuando volví al mundo cogí corriendo la navaja y corrí por las calles viendo a coches chocar, gente adulta morir. Incluso vi a un avión caer en picado provocando una explosión.

Me llevó por adelante y acabé rodando por el frío suelo. Me choqué con unos pies y vi a una persona vestida de una manera bastante extraña.

Intentando correr me alejé de él y puse la navaja que cogí delante mía, tratando de darle miedo mientras que se movía demasiado ya que me encontraba temblando. Todo lo que he visto... ¿Qué está pasando?

El extraño hombre dio pasos hacia mí mientras yo me echaba hacia atrás pensando en lo peor. Tenía un mal presentimiento.

-Ven conmigo. Si quieres ver a tu "Onii-chan", claro- Dijo y me levanté corriendo.

- ¿Cómo sabes de él? ¿Quién eres?

-Un vampiro, niña- Dijo el chico.

Está loco. ¡Ja! Un vampiro dice. Eso... eso sólo existe en las películas.

Volví a correr y la verdad es que soy muy rápida con mucho aguante ya que mi vida se ha tratado de pelear, correr y ejercitarme tanto física como mentalmente para sólo comer un estúpido pan al día.

Corría y corría hasta que llegué a un sitio lleno de gente de mi edad o cerca de la mía. Todos eran menores de 13 años. ¿Qué está pasando en Tokio?

- ¡Onii-chan! ¡Onii-chan! -Llamo a mi hermano esperanzada de que estuviera bien y vivo.

- ¡Haru! ¿¡Dónde estas?!- Oí su voz igual de desesperada que la mía.

- ¡Estoy aquí! -Levanté mi mano y resaltaba entre la gente ya que era muy raro ver un cabello color blanco.

Noté unos brazos rodearme y al fijarme en su portador comprobé que era mi hermano. Lo apreté a mí mientras sollozaba en su pecho hundiéndome en él.

- ¿Qué has visto?

-Todo... Yo... Luego ese hombre... Los coches... La gente cayendo muerta... Luego un avión provocó una explosión que me llevó por delante... Ese señor diciendo que es un vampiro... -Mi hermano me apretó más sin querer soltarme.

- ¿Te ha hecho algo? -Preguntó enfadado.

-No. Solo me quería llevar contigo pero hui y acabé aquí- Sabía que si me hacía algo y se lo contaba mi hermano lo mataría. Aunque creo que no saldría vivo de esta.

Nos separaron bruscamente y nos durmieron como a todos los presentes.

Desperté al oír gritos.

- ¡Suelta a mi hermana, cabrón!

 ¿Nii-chan?

¿Qué me suelten?

Nii-chan, estoy bien.

Noté una mano en mi cuello y me acordé del señor que me intentó matar antes. Antes de que pasará esto.

Abrí los ojos y me encontré con otro señor con ojos rojos y cabello del mismo color.

- ¿Q-quién eres? ¡Suéltame! -.Me intenté zafar pero solo conseguí que me apretará más. ¿Qué tiene el mundo contra mía? - ¡Aah! D-duele...

-Deberías respetarnos, ganado asqueroso-.Dijo y sonrió. Gracias a ello pude notar que tenía colmillos muy afilados.

Al igual que un vampiro.

¿Esto estaba pasando de verdad?

Me acordé de que aún tenía conmigo la navaja por lo que la cogí sin que se diera cuenta, lo distraje con una patada mal hecha y lo apunté con mi arma al cuello sonriéndole.

-Vaya, para ser una mocosa estúpida eres buena en combate-.Dijo con asco.

Mucho más asco daban ellos que necesitabas beber sangre de gente inocente sin importancia alguna.

-Llevo peleando desde los cinco, es normal-.Dije sonriendo cínicamente.

-Entonces no te vamos a necesitar-.Dicho esto me apretó más, asfixiándome.

No podía hablar solo soltar gemidos roncos de dolor. Me cuesta respirar. Mii corazón comenzaba a ir a mil.

Me soltaron bruscamente y me fijé en que mi hermano le había pegado un puñetazo al vampiro y se puso delante mía con un brazo estirado y en la otra tenía el bisturí que le dio mamá antes de morir para que me protegiera.

- ¿Nii-chan?

-No dejaré que le toques un pelo a mi hermana, ¿¡me oyes!?

Estaba respirando fuerte. Por fin mi corazón se había relajado.

El vampiro que me tenía agarrada atravesó el pecho de mi hermano con su mano y al quitarla me llené de sangre mientras mis ojos estaban abiertos, horrorizados por lo que acababa de presenciar. Los demás niños miraban la escena con miedo.

Nada más supe lo que había pasado realmente noté el odio hacia el vampiro recorrer todo mi cuerpo.

Nii-chan cayó al suelo, sin vida.

Como estaba lejos de él caminé hacia él tambaleándome.

Al llegar a su lado mis piernas no aguantaron mi peso y caí de rodillas. Mis lágrimas salieron al ver a mi hermano sin respirar y con los ojos cerrados. Tenía un hilo de sangre en su boca y su tronco estaba lleno de sangre con un agujero en el pecho.

-Nii-chan... Nii-chan, despierta... Nii-chan... ¡NII-CHAN! -.Grité y solloce tirándome encima de él.

El vampiro rio.

- ¡Que patético! -.Levanté mi furiosa mirada hacia el asesino de mi hermano y con mi navaja corté un poco su cara. Este abrió los ojos, sorprendido por haberle rozado si quiera. Por ello sonreí victoriosa.

-Nunca seré tu ganado-.Fue en ese momento en el que me di cuenta que mi vida había cambiado para siempre.

Vampira y humano (Yuuichirou Hyakuya)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora