-...~*Capítulo 1*~...-
Desde que era pequeña, o para ser más exactos, desde el accidente que había tenido con mi hermana Ana y decidí encerrarme en mi habitación con miedo de poder lastimar a alguien más, siempre me dijeron que no debía abrir mi corazón a nadie, es decir, no mostrar ningún sentimientos o afectos alguien; logrando así que siempre me mantuviera fría y cortante con todas las personas.
Digamos que con el pasar de los años, en vez de estar fingiendo ser de ese modo tan tétrico, esa actitud terminó por convertirse en la verdadera yo. Pero, hubo un tiempo en el que nada era así.
Habían pasado ya unos días después del accidente con Ana, cuando todavía trataba de acostumbrarme a tener para mi sola una habitación tan amplia y espaciosa. Me alegraba mucho que mi hermana estuviera bien, pero aún me sentía culpable de que nuestra separación forzada sea todo mi culpa, por lo que normalmente me la pasé llorando en el silencio de la gran habitación.
Cuando al fin logré calmarme, me dirigí hacia la ventana de mi habitación enamorándome de nuevo de lo hermoso que era el invierno. Todo pintado de un hermoso y pulcro blanco dando un toque de elegancia a todo el bosque. Con mis guante de por medio, toque el marco de la ventana con cautela, aún temerosa de que éste volviera a congelarse como la última vez. Me pegué un poco más al cristal sintiendo en mi piel el frío de ésta para poder ver un poco más cerca del suelo donde...Había un muchacho.
Me sorprendió mucho el verlo, estábamos dentro de las puertas del castillo, y absolutamente nadie podía entrar. Tenía en cabello blanco y vestía con una sudadera azul un poco desgastada con hermosos diseños que se asemejaban a copos de nieve en la sección de los hombros, unos pantalones marrones, y estaba descanso. Parecía tener unos 16 o 17 años, evidentemente casi 10 años mayor que yo. Me quedé observando detenidamente lo que hacía, él simplemente estaba ahí, sentado sobre una piedra observando el bosque. En su mano sostenía un vara muy larga, era como un bastón y lo primero que pensé fue ¿Para qué quiere un chico de su edad un bastón tan grande? No parecía estar mal de salud o algo por el estilo para usar esa cosa. Me dediqué en ver su rostro, tratando de adivinar si este chico me conocía o si yo lo conocía a él, pero él miraba sólo el bosque con una expresión triste, incluso al verlo tan decaído en mi rostro se había dibujado una expresión similar.
Repentinamente el chico había volteado curioso a donde yo estaba, avergonzada pues me había quedado viendo al chico por mucho tiempo, me escondí recostandome en la pequeña pared que estaba debajo de la ventana. Me quedé unos segundos ahí y luego asomé mi cabeza fuera de la ventana, ví hacia donde estaba el chico de antes pero él ya no estaba . Por alguna razón me quedé decepcionada de que él se haya ido.
Decidí olvidar el tema por ese día y seguir con mi vida aburrida en la habitación.
Los días seguían pasando y le pregunté a mis padres si habían dejado entrar a alguien al castillo, ellos alarmados me habían dicho que no. Yo les conté lo que ví y mamá me dijo que siempre en el invierno hay un espíritu que vaga por los bosques, pero que sólo era una leyenda y posiblemente lo que yo haya visto era parte del reflejo de las luz del sol en la nieve. Recordé que una vez ellos me habían contado esa historia cuando estaba mucho más joven, y sabía que definitivamente no era eso, pero decidí quedarme callada y guardarmelo para mi.
Cada día, en los momentos que estaba aburrida en mi habitación siempre me asomaba por la ventana para seguir viendo el bosque, con la esperanza de que ese chico volveria a aparecer cerca de mi ventana. Pero no.
El invierno terminó, un año nuevo comenzó, posiblemente el peor y el más largo de mi vida pues todo tenía que hacerlo dentro de lo habitación; clases dentro de lo habitación, comer dentro de mi habitación, jugar dentro de mi habitación, y lo peor de todo era, que estaba sola, sin una sola compañía.
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Cómo Te Conocí [Jelsa]
RomanceDespués del accidente con Ana, Elsa se encierra en su cuarto con la escusa de que de esa forma todos los demás estarán seguros y a salvo de sus poderes incontrolables. Un día, después de haber llorado de impotencia por la misma razón de siempre, se...