Cómo Te Conocí [Jelsa]

Te extraño.

.

.

.

.

La ida de Jack fue dolorosa, demasiado a decir verdad...

No quise hacer nada durante un tiempo. No comía, no dormía, ni siquiera me interesaba que lo había era casi inhabitable por la cantidad de hielo y nieve que estaba en ella.

Mis padres se preocuparon, pues pensaron que de nuevo mis poderes se habían salido de control, ya no venían a mi habitación pues prácticamente no se podía caminar ahí, sin embargo permanecían ignorantes ante la verdadera razón de mi estado de animo. El hombre al que amé ya no puede estar conmigo, no puedo verlo, no puedo volver a tocarlo o abrazarlo, simplemente tenía que permanece completamente sola de nuevo…

.

.

.

.

—Elsa, por favor, dinos que sucede ¿acaso hicimos algo malo?— mi madre estaba sumamente preocupada, papá en ese momento no estaba en el castillo, permaneceria fuera unos cuantos días por lo que ella tenía que llevar con eso— Aún estamos haciendo lo posible por curarte, pero nada funciona...

—Madre no sé si quiero dejar de tener poderes...— murmuré bajando la cabeza. Ya no quería ocultarlos, por muy peligrosos que sean quería controlarlos, pero si yo no los usaba ¿cómo lograría entrenarme? Jack era lo único que me alentaba a usarlos y aprender más de ellos.

—¿Qué dijiste Elsa?— ella abrió los ojos sorprendida, yo alcé la cabeza y la vida fijamente.

—Quiero conservarlos, no creo que sean malos— dije firmemente, aunque aún en mi rostro se podía ver la tristeza que llevaba por dentro, la ida de Jack estaba muy reciente para mi.

—Elsa tú...

—Alguien me dijo que...Que yo debía ser quien quisiera, que mis poderes no eran malos, eran maravillosos y sólo debía estar segura de que era así— mis ojos se vivieron cristalinos, pero no llore, no frente a mi madre, ella sólo se preocuparía más.

—¿Alguien más? Elsa, ¿Alguien más ha entrado en tu habitación?— ella parecía angustiada, comenzó a moverse nerviosa— Me dijiste que nadie había entrado aquí, cariño. Desobedeciste una orden.

—¡Estaba enamorada mamá! ¡él me ama como soy y no le importa que carga llevo encima!— apreté mis puños con fuerza, ahí estaba de nuevo, el crujir de los muros y mi pecho dió un vuelco, las lágrimas no pudieron ser detenidas más tiempo.

—¡Elsa!— dijo en reproche.

—Jack... Él...

—¿Jack? ¿Quién es Jack?— preguntó apresurada— Elsa aún eres una niña, eres joven, cualquier puede comprarte con palabras bonitas por que saben que estás delicada, pero por favor no le creas nada a ese hombre— se acercó un poco más a mi— Dime que ustedes no...— se quedó callada esperando mi respuesta, pero realmente no había entendido a que se refería.

—¿Nosotros qué, madre?

—¿Ustedes han hecho algo aquí dentro?— preguntó.

—Nosotros sólo...— una ligera sonrisa apareció en mi rostro sin saberlo— Jugábamos con la nieve, él me hacía reír y siempre hablabamos de tonterías... Al verlo entrar por la ventana siempre me sentía feliz, y cuando se iba yo... Sólo podía pensar en que quería que de nuevo fuera de noche, para poder verlo de nuevo...

—Elsa, necesito que me digas donde está ese chico, quiero... Conocerlo, hablar con él ¿Podrias decirme?— el tono insistente no se hizo esperar, noté sus intensiónes de inmediato, no soy tan tonta.