En la parte de atras del instituto

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Cuando Kevin le mostró su escondite secreto, Libra tuvo el impulso de decirle que ese lugar no era tan secreto. De que ella había ido un par de veces a ese lugar cuando quería estar sola, pero, algo en la mirada del chico, le impidió decir palabra alguna.

-Aquí todo es tan tranquilo y casi ni viene gente- dijo el rubio con una sonrisa en los labios. Sus ojos azules brillaban,lo cual le pareció algo muy extraño a Libra. El pertenecía al grupo de los chicos malos, de los que vestían siempre de negro, aun así, no se parecía mucho a ellos. El era...

-Eres un ángel entre demonios- dijo Libra sin pensar. No tenia ni la mínima intensión de decirlo, pero no estaba acostumbrada a que haya otra persona a su lado. Un poco más y hasta olvidaba como sonaba su voz.

-¿Me haz llamado ángel? -preguntó el con un dejo de sorpresa en la voz. Al fin había logrado sorprenderlo, pero no de la mejor manera. -¿Y quienes serían los demonios?.

-Tu cabello negro que te llega a los hombros, tus ojos azules, la chispa de diversión en tus ojos, tu sonrisa traviesa....¿No te parece que podrías ser popular si lo deseas?-susurro ella sin saber muy bien que decir. Una vez que le hacían una pregunta, ella era incapaz de no responder.

Kevin se tomó su tiempo para responder. Luego de mirar a la chica inofensiva que tenía en frente, en lo débil que el la veía, sonrió y le guiño un ojo. Su sonrojo fue suficiente recompeza para el.

-Puede ser, aunque ser el chico malo también esta genial. Eres libre.

-Nadie es libre.- y algún día Libra iba a aprender a cerrar su boca. La mirada que le hecho su "amigo", no la pudo interpretar, aunque sabía que solo había despertado la curiosidad del chico aun más. Y le iba a costar caro.

-Ven, sientate.

Ella lo miró con la duda invadiendo su expresión. Ya en serio ¿Y si el era adicto a las drogas?. Si, tal vez, tenía pinta de ángel, pero nadie sabe en este mundo cuales son los demonios de las personas.

-¿Somos amigos?- preguntó Libra de golpe. Kevin tuvo que procesar unos segundos esa pregunta, ante de responder con una voz fuerte y clara, como si no estuviera seguro si ella le creería o no. Y bien que lo hizo.

-Si, lo somos, pequeña estrella. Ahora, mueve tu culo y sientate con tu amigo.

Libra sonrió y se sentó junto a el. Alzó la mirada y se quedo viendo el cielo y las nueves que pasaban arriba suyo.
Tal vez, ella no se dio cuenta, pero Kevin le miró con una expresión de dulzura, cuando vio la sonrisa que aun se mantenía en su rostro, esa que apreció cuando el le confirmó que heran amigo, y que se perdió entre la alegria de ver un cielo tan bonito. O tal vez, ella si se dio cuenta y no dijo nada. Quien sabe.

Solo yo, una adolescenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora