Capítulo 4

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30 de septiembre de 2003, Baltimore, Maryland.

Terminó la clase de literatura y sonó el timbre de la salida.

Mientras esperaba el autobús con mi hermano, aparecieron Alex, Jack, Zack y Rian.

-Vamos a ir a tomar algo... vienen?

-Sí, a dónde? -dice Chris

-A una cafetería, está acá cerca...

-Chris, tenemos que ir a casa, mamá y papá se van a enojar.

-No seas aburrida, Kim, vamos.

-No, además no tengo plata...

-Yo pago, Kim, no te preocupes.

-Está bien. -acepté de mala gana.

Caminamos a la dichosa cafetería, mi hermano y los chicos caminaban adelante mío, hablando de estupideces y riéndose, mientras yo escuchaba música. En un momento, Alex se dio vuelta y me miró. Me saqué los auriculares, esperando que me hablara.

-Cómo era que te llamabas...?

-Kimberly.

-Ah, lindo nombre...

-Gracias.

-Qué escuchabas?

-New Found Glory, los conoces?

-Me encanta New Found Glory! De hecho tengo una banda. Hacemos covers de ellos.

-En serio?

-Si, cuando hagamos una práctica te aviso, así venís. -sonríe.

Cuando entramos a la cafetería eran las 17:07 según mi celular. Pedimos leche chocolatada con medialunas los seis. Hablamos de estupideces hasta que empezó a oscurecer. Miré la hora de nuevo, las 19:56.

-Chris, es tarde, deberíamos volver a casa, papá y mamá nos van a matar.

-Está bien Kim, en un rato nos vamos.

-No Chris, ahora.

-No quiero volver, te tendrás que ir sola.

-Pero... no sé como volver a casa...

-Yo te acompaño. -saltó Alex.

-No, si se quiere ir, que se vaya sola. -dijo Chris.

-No, yo la acompaño, yo también me tengo que ir.

-Estás seguro?

-Sí, vamos.

Salimos a la puerta de la cafetería.

-Dónde queda tu casa?

-Evergreen 146.

Empezamos a caminar y a hablar.

-Y... cuántos años tenes? -inicié la conversación.

-Quince, cumplo dieciséis a fin de año. Vos?

-Quince también, cumplí en agosto.

-Por qué te mudaste a Baltimore?

-Por el trabajo de mi papá...

A todo esto ya habíamos llegado a mi casa.

-Esta es la dirección que me dijiste, no?

-Sí, es acá. Gracias, me hubiera perdido si no me acompañabas.

-De nada, un gusto, Kim.

Me saludó con la mano y se fue.

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