Capítulo III

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- Llevar perros en el avión está prohibido.
Exclamó ofendida la azafata al ver a Deivid sacar al perro de la maleta.
No lo sabíamos- se disculpó Ronaldo - no volverá a ocurrir.
- ¡Claro que no volverá a suceder! - gritó la señora- pagarán una multa y abandonarán el avión en el próximo....
Fueron las palabras de Laura Agistini los que interrumpieron las de la azafata.
- ¡Fuego! ¡El avión se está incendiando!
Deivid miró a través de la ventana y comprobó que gran parte del ala estaba siendo conquistada por el fuego. Los pasajeros comenzaron a gritar ansiosamente y a correr por el aeroplano, avandonando sus asientos y dirigiéndose a las ventanas más cercanas al ala,para confirmar sus dudas.
- Cálmense todos, por favor. -intentó tranquilizar la azafata- realizaremos un aterrizaje forzoso en la ciudad más cercana.
- ¿Y dónde está? - cuestionó un adulto de 20 años de edad,estatura media, pelo rubio, ojos verdes y piel pálida. Vestía con un traje verde con manchas marrones y gruesas botas de cuero. Su voz era grave y segura.
La azafata comenzó a sudar nerviosa, luego confesó:
- La ciudad mas cercana se encuentra a media hora de aquí.
Los pasajeros comenzaron a escandalizarse y a gritar, pocas de las personas más sensibles ya se habían desmallado. Ronaldo,al igual que Laura,no podía despegar los ojos de la ventana.
Deivid aprovechó el momento de confusión para sacar de la maleta a Rex, que cada vez ladraba más fuerte, y Deivid no tardó en descubrir por qué.

El avión que nunca llegóDonde viven las historias. Descúbrelo ahora