Capitulo 188

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-Guarida-

Tacho y Jaz ya habían dejado a Alai con sus papás. Claro está, que sin verlos. Hubo lágrimas, de los tres, y súplicas de parte de Alai para que hicieran todo lo posible para que no los separasen. Después de esa despedida, volvieron a la guarida y Mar fue la que los recibió con un gran abrazo, ya que ella sabía con lujo de detalle lo que pasaba. Después de eso, comieron todos juntos y, aunque habían conversaciones y algunas risas, todavía estaba ese silencio por las palabras de Mar. La noche pasaba lenta para la mayoría, ya que algunos les costaba dormirse pensando en lo que ocurriría al día siguiente. Mar estaba abrazada a Thiago mirando el techo de la guarida, cuando su celular suena. Thiago había conseguido conciliar el sueño, pero al escuchar el celular se alarmó.

Thiago: ¿Qué pasó? ¿Quién es?-Mar lo besó.-

Mar: Dormí, Pela. Contesto rápido y vuelvo.-Mar le dio un corto beso en los labios y él volvió a dormirse en el colchón. Sin hacer ruido, Mar salió afuera de la guarida para poder hablar.-¿Dónde estás?-Preguntó preocupada por el teléfono. Al escuchar la respuesta de la persona tras el celular, miró la guarida.-Sí, voy ahora.-Cortó el teléfono y, después de quedarse mirando unos segundos la guarida y bufar, salió corriendo de ahí, hasta que recibió otro llamado.-¿Quién es?-Preguntó en un susurro mientras caminaba hacia la urbe.-

X: Mar, soy el Profe.-Mar se quedó quieta en el lugar.-Simón se está apunto de volver a equivocar, apúrate, yo me encargo de Jay.-El Profe cortó la llamada y Mar empezó a correr.-

-X-

El Profesor caminaba por un sendero que llevaba a una casa. Al llegar a la puerta de la casa, entró abriendo despacio la puerta.

X: ¿No te explicaron que es ilegal interrumpir en una casa ajena?-Preguntó dándole la espalda.-

Profe: No recuerdo mucho. Sólo recuerdo que vos no paras de equivocarte, Jay.-Jay apretó su mandíbula con odio y se sentó en un sillón.-

-Altillo-

Mar corrió hasta llegar al altillo para que nadie la viera, y al entrar, vio a Simón tocando el reloj.

Mar: Payaso, ya estoy acá.-Dijo un poco agitada por correr tanto y tan rápido.-

Simon: Marianella...-La piel se le puso de gallina a Mar al escuchar "Marianella" y no "Mar".-

Mar:-Interrumpió sus palabras.-¿Por qué me llamaste?-Le preguntó mirándolo.-

Simon: Quería hablarte del reloj.-Respondió rápido y con seguridad.-

Mar: ¿Del reloj? ¿Qué pasa con el reloj?-Preguntó extrañada.-

Simon: El reloj, cómo bien lo sabes, es un portal. Este portal, me devolvió a mi hermano por unos minutos.-Mar se quedó estática mirándolo.-

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El Profe, sin dudarlo y sin pedir permiso, se sentó en el sillón de al frente del de Jay.

Jay: ¿Qué haces acá?-Le preguntó enojado.-

Profe: Vengo a hablarte de tus viajes en el tiempo.-Respondió con seriedad.-

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Mar tosió una vez y Simon la miró, aunque en realidad, lo único que veía era negro.

Mar: ¿A qué te referís cuando decís que te devolvió a tu hermano?-Le preguntó con confusión y preocupación.-

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Jay se rió con malicia, pero el Profe interrumpió las futuras palabras de Jay.

Profe: No podes usar el dolor de Simon para que se convierta en Jay.-Dijo rápidamente.-

Jay: ¿No?-Preguntó con ironía.-Entonces, ¿por qué lo estoy haciendo?-El Profe bufó.-Saca al resto de la guerra. Sácalos y salí vos.-Le demandó.-

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Simón se acercó de nuevo al reloj.

Simon: El reloj me hizo volver a ver a mi hermano. Me dio una...-Mar lo interrumpió.-

Mar: ¿Estás diciendo que el reloj te absorbió?-Preguntó incrédula.-

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Profe: Yo nos lo metí en esta guerra. Vos sólo los metiste. En verdad...-Se rió levemente.-... la metiste a ella.-Jay gruñó por lo bajo.-

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Simon: Me lo trajo de vuelta, Marianella. Lo podía abrazar, y lo tenía en frente mío. Tuve la oportunidad de salvarlo de nuevo.-Mar negó con la cabeza para pensar en lo que Simon decía.-

Mar: Simon, es imposible que el reloj te haya absorbido.-Aseguró desde atrás de Simon y él se dio vuelta bruscamente.-

Simon: No es imposible, porque pasó.-La señaló con un dedo.-

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Profe: Deja esta guerra, Jay.-Le pidió.-

Jay: Andate de acá.-Lo quiso obligar.-Excepto que quieras que mate a uno de ellos, andate.-El Profe negó con la cabeza.-

Profe: Los necesitas vivos.-Aseguró mirándolo.-

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Mar: Simon...-Dijo agarrando sus brazos.-... ¿todo esto es por Octavio? ¿Quién te dijo que lo hicieras? ¿Fue Jay?-Simon se rió levemente.-

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Jay: A veces hay que sacrificar para ganar.-El Profe negó.-Me conoces, y sabes que voy a hacer todo lo que sea necesario para alcanzar mi objetivo.-Dijo entre dientes y el Profe negó con la cabeza.-

Profe: No, en todo caso, yo te conocía. Conocía a Simon, a mi amigo. Vos sos Jay, no Simon.-Se apuró para decir antes de que Jay siguiera hablando.-

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Simon: Esto lo hago por qué quiero. Lo hago, porque Octavio tiene que vivir y lo va a hacer. Voy a hacer todo lo que esté a mi alcance para salvarlo.-Mar negó con la cabeza.-

Mar: No podes hacerlo.-Susurró.-

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Profe: Por más viajes en el tiempo que hagas, ella no va a volver. Ese accidente va a pasar, va a volver a pasar y lo va a volver a hacer. Una y otra vez.-Jay dejó escapar unas lagrimas ante las repentinas palabras del Profe.-Déjala ir, Jay. Las cosas pasan por algo, no podemos cambiarlas.-Le dijo mirándolo llorar.-

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Mar: No fue tu culpa, Simon. No fue tu culpa que haya muerto. Las cosas se dieron así, porque se dieron así. Déjalo ir, Saimon. Deja ir a Octavio.-Simon había empezado a llorar y Mar se acercó.-Deja todo esto. Rompe el muro con nosotros. Rompe el muro, y deja ir a Octavio.-Lo abrazó, pero Simon no respondió el abrazo.-

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Profe: No conviertas a Simon en Jay.-Le pidió y Jay se limpió las lágrimas.-

Jay: Yo no puedo evitar cosas que ya pasaron.-El Profe miró por unos segundos a Jay, se paró y salió de la casa.-

¿Sin resistencia?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora