2・De vuelta al Infierno.

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—esto está mal, muy mal —su voz sonaba desesperada y caminó de un lado a otro, jugueteando con sus manos inconscientemente. No prestaba atención a su alrededor y lo único que hizo fue estar perdido en sus pensamientos—, ¡lo sabía, no debimos dejarlos ir! ¡Leí que la cárcel no es bonita y la gente mucho menos! —se detuvo un momento, mirando fijamente el suelo de metal—, ¿y si los atrapan? ¿Y si voy a salvarlos? ¡No me detengas, voy a ayudarles!

—tranquilízate, Cangrejo —habló un peli-naranja viéndose a sí mismo por el retrovisor de su camioneta, acomodando su cabello perfectamente. Al terminar, sonrió para ver al único signo de agua con el que estaba. Pudo ver por el retrovisor cómo el signo de agua lo observó nervioso con esos ojos azules que le delataban su elemento—, esos idiotas nos dijeron que hacer, y es esperar. Ahora pásame la loción de mi mochila, no quisiera que se estropeara mi peinado que tardé en hacer.

El apodado Cangrejo hizo un muy leve puchero, intentando tranquilizar sus pensamientos que parecían ir más allá de la fantasía. Todo estará bien, no habrá correccional.
Él quería ir con sus hermanos y poder ser de ayuda pero Escorpio se negó rotundamente y no pudo hacer nada en su defensa, puesto que era la primera vez que miraba a su hermano así de sobre protector. No lo entendía, ¿acaso no confiaban en él? ¿Enserio lo miran lo suficientemente débil cómo para dejarlo de lado, con un egocéntrico que no despegaba su vista de su propio reflejo? No lo entendía para nada, y eso le frustraba. Ayuda, él quería ayudar de verdad.
Hizo puño sus manos, manteniendo la vista baja.

El peli-naranja lo miró disimuladamente desde el asiento del piloto con sus ojos dorados, intentando descifrar las acciones del azabache. Compasión  era algo que pasó por su mente. Debería decir algo, aunque reconfortar a alguien no se le hacía muy fácil, no era Piscis para hacerlo.

Frunció el ceño para abrir su boca, pensando si decirlo o no.

Cáncer —el nombrado levantó la mirada, cruzándola con su compañero que suspiró—, si crees que te dejaron a mi cargo porque eras inútil, no es verdad. Nosotros tenemos la tarea de esperar a que salgan y sacarlos de aquí a toda prisa. Tenemos cámaras y podemos ver lo que pasa —miró de reojo unas computadoras que reflejaban a dos amigos que parecían empezar a contactarse con los otros—, si no estuviéramos aquí, no podrían huir.

Vergüenza fue lo que podría describir su rostro teñido de rojo, no se le daba confortar a alguien. Apenado, dirigió la mirada al frente cuando Cáncer sonrió alegre. Tan siquiera funcionó pensó.

—gracias, Leo —fue a su lado para ponerse de copiloto, mirando el tono carmín de las mejillas de su amigo que mantuvo la vista en la calle y en un oficial que parecía acercarse. No entendía eso más prefirió no preguntar—, tú también pensaste que no somos lo suficientemente capaces, ¿no?

Leo se sorprendió levemente cuando el azabache dio al clavo. Frunció sus labios en una fina línea mientras apretó sus nudillos al volante. No le gustaba Cáncer y no le gustaba que mirara más allá de él.

-_-_-_-_-Al mismo tiempo-_-_-_-_-

—¡la policía! ¡La policía está del otro lado, hermano! —rió divertido al auricular un signo de aire, sacando brillo de sus orbes plateadas.

Miró atentamente su celular, donde le reflejó la cámara implantada dentro del banco en una esquina y podía observar a su hermano discutir con Escorpio para ver quién era el que tomaría el mando. No lo entendía, puesto que claramente serían los dos mayores de tierra.

—¿qué rayos te divierte de esto? Podemos parar en la correccional —bufó su hermano elemento estando a su lado, pensando en cambiarse de familia.

Estúpidamente Buscados 『Zodiaco Gay』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora