Prólogo

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El cuchillo en la mano, observaba a la mujer frente a él. Las puntas de los dedos empezaron un hormigueo de emoción. Sus súplicas patéticas de piedad fueron escuchadas cuando el cuchillo se lo pasó. Su expresión cambió de puro terror, las mejillas y los labios húmedos de lágrimas y el moco mezclado, grita mientras ella se deja ir, a una de absoluto dolor y la agonía. Su grito espeluznante era como música para sus oídos. Él disfrutaba en el momento emocionante, una sensación delirante en sus venas cuando el cuchillo se hundió dentro y fuera de ella. La sangre caliente, pegajosa brotó y fluyó sobre él, empapando sus manos y la camisa. Pero no le importaba. Amaba cada segundo de ella.

Alzó la mirada hacia arriba, los dedos apretando alrededor de la cuchilla de la ira en el que acaba arruinado el momento perfecto, justo a tiempo para ver un destello de color azul. ¿Un uniforme escolar?

Sus labios se transformaron en una sonrisa mientras sus ojos brillaron oscuramente. Alguien lo había visto.

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Chan se derrumbó detrás de una pared pocos cientos de metros de distancia, jadeando. Justo cuando aquel hombre lo había visto, corrió tan rápido como pudo, sin saber a dónde iba, siempre y cuando este lejos de ese horrible lugar. Había corrido hasta que sus músculos se quedaron sin energía.

Sacudiendo la cabeza con fuerza, trató de deshacerse de las imágenes horripilantes. Cuanto más trataba de olvidar, más lo recordaba. Sangre por todas partes. El cuerpo de la dama. El asesino. ¿Qué estaba pensando ?! No debió haber visto esa escena. No debió haber ido a aquel lugar.

Bloody DreamsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora