Presas de la oscuridad.

Descendiente.

Era pasada la medianoche cuando Marlon abrió los ojos, parpadeó varias veces y miró todo a su alrededor, no sabía dónde estaba y probablemente tampoco recordaba lo que había pasado en las últimas horas. Levantó las manos frente a su rostro y vio el vendaje en su brazo, en ese momento recordó todo y quiso sentarse de golpe pero el dolor en la pierna lo hizo dar un gemido y se movió más lentamente.

-¡Qué bueno que te despertaste! – Habló Dreug que estaba de espaldas inclinado sobre algo – si no hubiese sido una verdadera lástima haberte dado la mitad de mi cena – Dijo volviéndose para mirarlo, dejó caer un bulto que tenía en las manos, pasó sobre él y se acercó más al chico que permanecía sentado inmóvil en la cama.

Marlon no terminaba de comprender la situación, estaban en una habitación alumbrada por una sola lámpara muy tenue en una esquina por lo que habían muchas sombras y no distinguía bien las figuras que las proyectaban, no había ventanas, simplemente una cama, una silla a su lado y dos bultos en el suelo... el que acababa de tirar el vampiro se movía. El terror fue creciendo gradualmente en el chico y se reflejó en su cara cuando comprendió que se trataba de una persona, un muchacho de tez morena un poco mayor que él tratando en vano de levantarse, le faltaba una pierna completa y había un charco de sangre debajo de él, casi no le quedaban fuerzas y se quejaba mucho con voz débil.

-Si no hubieras necesitado casi toda la sangre de aquel chico humano – Señaló el otro cuerpo inmóvil y completamente desangrado que yacía en el suelo – no habría tenido que buscar a este elemental de tierra, pero es algo bueno porque la sangre de estas criaturas es realmente deliciosa así que no te sientas culpable.

Marlon ahogó un grito y se arrastró hacia atrás tratando de estar fuera del alcance del vampiro, pero se cayó por el otro lado de la cama y se golpeó la cabeza, veía todo nublado, las sombras crecían y se movían, sintió un terror inmenso cuando se percató de que el demonio estaba justo a su lado, sonriendo retorcidamente, pálido como un espectro entre la oscuridad. Estaba a punto de soltar un grito cuando vio a Valentina parada en la puerta y su miedo se incrementó sin poder articular ningún sonido.

-¡Dreug! – La voz femenina inundó la habitación - ¿Qué diablos estás haciendo? ¡Lo matarás de miedo!

El vampiro dejó de sonreír, parecía decepcionado, se sentó en la cama y miró a Valentina.

-Solo trataba de ser amable con él.

-Te dije que no le hicieras ningún daño, eso incluye lo psicológico – ella no parecía molesta, pero tampoco estaba contenta, se acercó al chico que estaba sentado en el suelo contemplando la escena – Tengo planes para ti, cariño – le dio una sonrisa de suficiencia – serás el anzuelo para atraer a tu hermano.

-¿Q-q-qué es lo que quieres de mi hermano? – preguntó Marlon armándose de valor.

-Oh, hablas. Pero más te vale quedarte callado la mayoría del tiempo o me harás enojar y créeme, no te gustará – Lo miró por encima del hombro – Cassel Werfel... es un chico especial, necesito usar su poder para resolver problemas personales y apartar estorbos de mi camino, es todo.

-¡Mi hermano no tiene ningún poder! ¡Nuestra familia ya no existe. Sus días de gloria se terminaron! Por favor déjanos en paz – Sus lagrimas salieron silenciosamente mientras hablaba.

-Escucha pequeño – La vampira se puso en frente suyo mirándolo desde arriba – Se más de lo que crees, no soy estúpida. Tú no sabes ni la mitad de las cosas acerca de tu familia o de tu hermano, eres un niño al que nadie considera necesario decirle cosas de tal importancia, solo eres "el invisible hermano menor de Cassel" – Sonrió satisfecha, pero luego frunció el ceño y miró hacia el chico que seguía agonizando en el suelo - ¡Maldita sea, que ruidoso! ¡Mátalo de una vez! – Dijo dirigiéndose a Dreug que seguía sentado sin inmutarse.