Lo único que importa.

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        Daiske se sentó en la cama y con un leve gesto de dolor se arrancó ella misma el vendaje del brazo y se sacó cuidadosamente la aguja, la sangre empezó a brotar de la diminuta herida haciendo que la chica palideciera un poco pero enseguida la presionó con la otra mano y se puso de pie. Cassel la observaba preocupado.

     -No tienes que hacerlo, no fue tu culpa que se hayan llevado a Marlon – Se acercó a ella – Deberías quedarte descansando, yo puedo hacerlo solo.

     -Ya estoy bien y quiero ir contigo, deja de actuar como si fueses capaz de resolver todo por tu cuenta Cassel – Lo miró a los ojos – Hacemos un buen equipo cuando se trata de pelear, no sabes a lo que tendrás que enfrentarte.

     -Por eso es que no quiero que vengas – El muchacho apretó los puños y bajó la vista – No pude proteger a mi hermano y si te pasara algo a ti también no sería capaz de perdonármelo.

     -No me subestimes Cass, yo también puedo cuidarme sola – Le sonrió a su amigo – Vayámonos ahora que Dracko no está aquí y no te sientas responsable de mí, porque ignoraré tus advertencias e iré de todas maneras.

        Cassel suspiró viendo como la chica le pasaba por el frente caminando hacia la puerta. Así era ella, hacía caso omiso a los consejos que le daban y se arriesgaba por sus propias decisiones, tal vez por eso nunca obedecía a su hermano. Se detuvo en la puerta abierta y observó el pasillo en ambas direcciones, luego se volvió hacia el chico que aun seguía parado mirándola.

     -No hay nadie ahora, ¿Vienes o no?

        Caminaron rápidamente, Daiske todavía hacía presión en su brazo y lo mantenía en alto, bajaron una escalera que los llevaba al área de los departamentos que casi siempre estaba vacía y entraron al de las mujeres donde vivía la chica, se dirigió a un baúl al pie de una cama que Cassel supuso que era la suya y empezó a buscar armas, ya que la otra que era la que mas le gustaba se la había quitado su hermano, por suerte el departamento estaba vacío o eso pensaban.

     -¿Qué haces Daiske? Me dijeron que estabas en la enfermería - Era una bonita muchacha que estaba en la cama contigua detrás de una de las cortinas que daban un poco de privacidad a la hora de dormir, y no habían visto al entrar.

        Daiske levantó la vista y vio que la chica había corrido la cortina cuando escuchó ruido y la miraba sorprendida, estaba sentada con un pequeño cofre en el regazo y sus ojos dorados detrás de los lentes se veían llorosos, tenía el cabello castaño recogido en una cola que le caía por el hombro, estaba vestida con una franela naranja sin mangas que se veía holgada en su menudo cuerpo y un ajustado pantalón negro que marcaban unas delgadas piernas terminadas en unas botas también de color naranja.

     -Eso debería preguntártelo yo, ¿No se suponía que te sentías mal anoche? Por eso fuiste a la enfermería y faltaste al entrenamiento de esta mañana ¿No? - Daiske tenía en la mano un cuchillo de plata y en la otra un rifle, se guardo el cuchillo en su cinturón y se colgó el rifle de la espalda – Aunque ahora que lo pienso estuve en la enfermería hasta hace un momento y no recuerdo que estuvieras allí.

     -No soy muy fuerte físicamente y eso de los entrenamientos prácticos no es lo mío – La chica observaba con los ojos muy abiertos cómo la otra se asía con las armas – Pe... Pero... ¿Qué diablos haces?

     -Tengo que irme, por favor no le digas a nadie que me has visto, por el bien de ambas – Daiske se dio la vuelta y se dirigió a la puerta, Cassel la estaba esperando en silencio al lado de ésta entre las sombras, para asegurarse de que nadie se acercara.

     -¡Espera! ¿Saldrás a la superficie? - Se levantó y corrió tras ella, en ese momento Cassel salió de las sombras sobresaltándola por completo - ¿Ca...Cassel? - Éste se volvió al oír su nombre y se quedó mirándola, ella se sonrojó notablemente y desvió la vista hacia la otra chica - ¿Qué significa todo esto? Irán a buscar al hermano de Cassel ¿No es cierto? Escuché que lo secuestraron – Bajó la vista, que rápido se corrían las noticias – ¡Por favor, déjenme ir con ustedes! - Daiske abrió más los ojos y miró a Cassel.

Presas de la oscuridad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora